Los días perdidos en huelgas caen al mínimo histórico en 2016
Sí que aumenta el número de paros convocados, de 615 a 641
La expresión máxima del conflicto laboral, la huelga, retrocede. En 2016 el número de días no trabajados por huelga cayó al nivel más bajo de la serie que elabora el Ministerio de Empleo. Fueron 388.912, casi 100.000 menos que el anterior mínimo, que se registró en 2011. Sí que subió el número de convocatorias y el de trabajadores participantes. Pero al ser menor la duración, la cifra acumuladas de jornadas bajó. Se mantiene una tendencia que, a pesar de repuntes coyunturales vinculados a la crisis, comenzó hace décadas y no es exclusivo de España, sino que se aprecia en toda Europa.
Pasado el repunte de los años más duros de la crisis, los días perdidos en huelgas regresaron al largo declive que mantienen desde hace tiempo. Cayeron en 2014. Volvieron a hacerlo en 2015. Y repitieron hasta esas casi 400.000 jornadas no trabajadas en 2016, según los datos provisionales del Ministerio de Empleo, que todavía no computan los paros en los call center. Sí que subieron las convocatorias de huelgas y los participantes en ellas, pero los conflictos duraron menos tiempo. Así que el número total de jornadas bajó. “Esto es un fenómeno general en Europa”, enmarca David Luque, sociólogo del Trabajo en la Universidad de Oviedo.
A pesar de esto, España sigue manteniendo un nivel de huelgas algo por encima de la media continental y eso que entre 2008 y 2015 es el país en que más habría caído esta forma de protesta laboral. En un boletín reciente divulgado por el Instituto de los Sindicatos Europeos (ETUI, por sus sindicatos europeos), se aprecia que de 2000 a 2007 España era el país con mayor conflictividad laboral, muy por delante del promedio continental; en cambio, en el periodo siguiente, entre 2008 y 2015, se produce pese a la crisis una reducción significativa y países como Chipre, Dinamarca, Francia o Bélgica están por delante en huelgas.
Para Ramón Górriz, secretario de Acción Sindical de CC OO, la reducción de las huelgas no implica necesariamente que no haya conflicto. Apunta que se han desarrollado otras vías para resolver las disputas laborales sin llegar a la situación límite del paro, como el Servicio de Mediación y Arbitraje, “que actuó en disputas que implicaban a 3,27 millones de trabajadores en 422 casos, que acabaron con acuerdo en un 24% de ocasiones”. En la misma dirección apunta su homólogo de UGT, Gonzalo Pino.
Desde CEOE, Jordi García Viña, en la reducción de los últimos años tiene importancia el menor número de despidos colectivos: “Es en estos conflictos donde se dan más huelgas, y en los últimos años han bajado”.
Más allá de lo sucedido en las coyunturas recientes, Luque apunta que “la huelga era el repertorio clásico de la era industrial”. Ahora, en cambio, hay otro tejido productivo, “con nuevas actividades que no tienen tradiciones obreras”.
“Ahora hay descontento, pero va a otras expresiones de resistencia civil. En 2012, lo que saltan son las manifestaciones. Eso se frena en 2015, el conflicto deja las calles y pasa a la política”, apunta Luque.
También abunda en esta reflexión Pere J. Beneyto, catedrático de Sociología del Trabajo de la Universidad de Valencia, en su último artículo sobre la huelga, en el que afirma que en “el último ciclo de protestas” —vinculadas a la crisis— “es la mayor frecuencia y participación en manifestaciones como expresión de descontento, resultante de la de la confluencia (no exenta de dificultades y contradicciones) entre sindicatos y movimientos sociales”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.