Petroleras que venden megavatios
El auge de la movilidad eléctrica transforma el negocio de las empresas del sector de los combustibles fósiles
La explotación industrial del petróleo empezó en 1859 en Estados Unidos. Los yacimientos más grandes se descubrieron en Oriente Próximo entre 1920 y 1970. Pero los tiempos cambian. Sobre todo en el mundo de los vehículos a motor. Solo algo más del 1% de los vehículos que circulan actualmente por Europa son completamente eléctricos. Dentro de 13 años, probablemente sea la quinta parte.
Por eso, quienes extraen y refinan el oro negro se suman a la moda actual. Cada vez más, dotan sus estaciones de servicio de terminales de recarga eléctrica. En este sentido, el grupo italiano Eni (Ente Nazionale Idrocarburi) ha sido pionero en el viejo continente. Por ejemplo, en noviembre de 2012, cuando instaló en la zona de la autopista de Lavaux (en el cantón suizo de Vaud) el equipo “Quick Charger One”, que proporciona una potencia de 44 kW de corriente continua.
Ahora, la angloholandesa Royal Dutch Shell y la francesa Total se lanzan también a la carrera. Sin embargo, estas empresas petroleras solamente ofrecerán este nuevo producto en la red de autopistas, donde todavía tiene poca presencia debido a la autonomía (en kilómetros) aún relativamente pequeña de la mayoría de los modelos eléctricos existentes.
Pero ya se prevé un rápido avance en este terreno. Por eso, las petroleras se preparan para sacar partido a la tendencia del momento, en estrecha colaboración con fabricantes de automóviles muy introducidos en el sector de los coches eléctricos, como Renault-Nissan, Volkswagen, Toyota, BMW y PSA.
Así, el director general de Total, Patrick Pouyanné, acaba de anunciar un plan según el cual se prevé instalar terminales de recarga cada 150 o 160 kilómetros en las autopistas de toda Francia, pero también de Alemania, Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
A principios de diciembre, la Asociación Francesa de Sociedades de Autopistas hablaba también de un objetivo muy ambicioso para 2017, según recogía el diario Le Monde: 200 terminales de recarga, separados por 80 kilómetros unos de otros.
“Este año la rentabilidad por dividendo será una parte importante de la ganancia total”
La oferta existente en la red suiza de autopistas sigue muy por debajo de esas cifras. De las 60 áreas de servicio existentes, legalmente destinadas, entre otras cosas, a albergar terminales de recarga, menos de 15 están dotadas de esta clase de equipos. Obviamente, la cifra también refleja el tamaño del país. No obstante, este tipo de medio de transporte podría generalizarse muy deprisa.
El parque móvil eléctrico suizo cuenta en la actualidad con unos 8.000 vehículos. Y, la mayoría de los años, esta cifra crece un 50%, según la Oficina federal de carreteras.
Y los suizos han aprobado dar aún más pasos adelante. El pasado día 12, un referéndum dio el visto bueno (con el 62% de los votos a favor de una participación de más del 45% del censo) a la creación de un fondo destinado a las carreteras nacionales y el tráfico de aglomeración (FORTA). En consecuencia, la recarga eléctrica no solo se ofrecerá en las áreas denominadas de servicio, dotadas de estaciones de servicio y restaurantes, sino, más adelante, también en las simples áreas de descanso.
Estos avances se ven favorecidos por la voluntad de las autoridades de la mayoría de los Estados, y de muchos ciudadanos con coche, de reducir las emisiones de carbono. Pero también por la fiebre descontrolada de los coches autónomos, es decir, provistos de un ordenador que controla total o parcialmente la conducción.
La inmensa mayoría de los vehículos autónomos que ahora existen en el mercado se mueven, de hecho, gracias a la fuerza electromotriz. Los pasajeros y los conductores de los coches eléctricos del futuro, todos perfectamente conectados, dispondrán además de consejos para la recarga, aunque no tanto para localizar los terminales de recarga como para evitar una demanda masiva de corriente en determinados momentos del día.
El contenido de esta información ha sido elaborado en virtud de la integración del diario EL PAÍS en LENA: Leading European Newspaper Alliance. Traducción de News Clips.
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