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“Puede que haya más bancos en la eurozona tras el ‘Brexit”

La presidenta asegura que existe incertidumbre con respecto a la salida de Reino Unido de la UE

Danièle Nouy, presidenta del Consejo de supervisión del BCE
Danièle Nouy, presidenta del Consejo de supervisión del BCEDANIEL ROLAND (AFP)

Danièle Nouy (Rennes, 1950) acaba de cumplir tres años al frente del organismo de supervisión del Banco Central Europeo (BCE).

Pregunta. ¿Cree que el hecho de que el marco normativo se esté volviendo más restrictivo está asfixiando a los bancos?

Respuesta. La normativa se ha endurecido, pero no olvidemos de dónde veníamos: de una situación en la que la normativa sobre la actividad bancaria no fue suficiente, y la supervisión, probablemente, no lo bastante estricta. Una de las cosas que hemos aprendido de la crisis es que tenemos que exigir capital de más y mejor calidad, y una mejor gestión del riesgo de liquidez. También tenemos herramientas para tomar decisiones que permitan hacer frente a situaciones de dificultad para los bancos. Por lo tanto, estamos mejor equipados que antes frente a posibles crisis. Por supuesto, la dureza de la normativa tiene sus límites, y creo que los estamos alcanzando.

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P. ¿Existe el riesgo de una supremacía estadounidense en la banca de inversión europea?

R. En Europa, las empresas obtienen entre el 70% y el 80% de su financiación de los bancos, y el resto, de los mercados. EE UU funciona a la inversa. Por lo tanto, no necesitamos forzosamente el mismo tipo de bancos de inversión. Necesitamos bancos sólidos y bien diversificados.

P. ¿Entonces no importa que los bancos europeos sean débiles en banca de inversión?

R. Hay varios bancos europeos totalmente capaces de prestar esos servicios. Pero están más diversificados; practican también la banca comercial y minorista. A decir verdad, creo que esto es un punto fuerte.

P. El Brexit “duro” anunciado por Theresa May ya está provocando que algunos bancos huyan a Europa. ¿Qué retos le va a plantear este hecho al organismo de supervisión bancaria europea?

R. Bueno, aún no sabemos cómo se va a desarrollar el Brexit. Sigue habiendo algo de incertidumbre. Es posible que haya más bancos en la eurozona que antes, y tendremos que tomar más decisiones en relación con la autorización de las actividades bancarias y los modelos internos de evaluación crediticia empleados por esos bancos. Esto puede suponer que se necesiten más recursos, también para los organismos de supervisión nacionales, pero nos ocuparemos del asunto cuando llegue el momento.

P. ¿No le parece que el mercado ya está saturado de bancos?

R. Efectivamente, en conjunto, no nos faltan servicios bancarios. Tenemos suficientes. Pero esto no tiene por qué querer decir que vaya a haber servicios adicionales, puesto que, hoy en día, algunos ya se están prestando desde Londres. Por lo tanto, es posible que se trate más bien de un desplazamiento a Fráncfort, París o Milán, por ejemplo.

P. El ministro italiano de Finanzas Padoan le acusó de “falta de transparencia” en relación con Monte dei Paschi di Siena (MPS) en particular, pero también con otros casos en los que han estado implicados bancos italianos. ¿Tenía razón?

R. La información referente a las instituciones concretas tiene que ser restringida. De hecho, tenemos el deber de la confidencialidad. Además, la información sobre cada banco en particular es propiedad del banco, y este necesita poder confiar en que nosotros mantendremos la confidencialidad de esa información. Con respecto a este caso específico, puedo decir que cualquiera que necesitase conocer los sucesos que afectaban al banco tuvo toda la información. A decir verdad, el caso fue ampliamente debatido en el Consejo de Supervisión, y el Banco de Italia está representado en él.

P. ¿Votaron los miembros italianos en contra de la propuesta del Consejo de Supervisión de exigir un capital cautelar de 8.800 millones de euros? ¿Cree que lo filtraron ellos?

R. Las votaciones que se celebran en el Consejo de Supervisión son confidenciales. Todos los miembros lo saben. En cuanto a las filtraciones, el Banco Central Europeo está llevando a cabo una investigación interna.

P. Pero hubo duras críticas que dijeron que la comunicación no había sido la adecuada. El Banco de Italia no ofreció detalles adicionales hasta más adelante. ¿No le parece que deberían haber facilitado información más detallada desde el primer momento?

R. Antes he mencionado que tenemos que ser muy prudentes con la información relativa a los bancos concretos. En muchos países, como por ejemplo en Francia, es ilegal filtrar o hacer pública información confidencial. En este caso, el Banco de Italia, que, por supuesto, forma parte de los organismos de supervisión bancaria europea, hizo público material explicativo. Lo encontramos correcto y parecía que había sido útil. Pero esa es información pública. En lo que se refiere a la comunicación con todas las partes implicadas, la información estuvo al alcance de cualquiera que la necesitase.

P. Así que usted habría preferido restringir la información.

R. Como le he dicho, en lo que respecta a los bancos concretos, estamos condicionados por la confidencialidad. La publicación de información confidencial tiene que contar con el visto bueno de los bancos. Recuerde la evaluación global de 2014, por ejemplo: tuvimos que obtener el consentimiento de cada una de las entidades para hacer públicos los resultados. También se han dado algunos casos en los que los bancos han publicado detalles por propia iniciativa con el fin de informar al mercado y a los ciudadanos. Es su prerrogativa. En cuanto a nuestro papel, siempre estamos dispuestos a explicar activamente nuestra función como supervisores, nuestro mandato y los procedimientos en los casos concretos.

P. ¿Por qué no concedieron más tiempo para la recapitalización?

R. También en este caso prefiero no entrar en detalles, pero, básicamente, no nos pareció que retrasar un mes más el plazo tope fuese a mejorar la situación del banco, así que tuvimos que pasar a la siguiente fase: la recapitalización cautelar.

P. Así que, por su parte, la comunicación fue impecable.

R. No digo que nuestra comunicación sea perfecta, pero tiene que ser restringida. Reconocemos que somos una institución joven; empezamos a funcionar en plena crisis, y todo se puede mejorar.

P. Han sido un "supervisor duro en tiempos duros". ¿No es un riesgo que el organismo de supervisión actúe de manera procíclica, como ha hecho en algunos casos?

R. Sí, efectivamente. No queremos ser demasiado procíclicos, pero, por desgracia, muchas veces las cosas funcionan así. Antes de una crisis, se mire adonde se mire, brilla el sol, y es difícil explicar que tenemos que ser duros. Después de la crisis, todo el mundo —los propios bancos, porque su capital riesgo se ha deteriorado, y los organismos de supervisión que deben garantizar la solidez del sistema— se ve obligado a adoptar medidas que tienen una cierta dimensión procíclica, de eso no hay duda. A este respecto, también son importantes los diferentes amortiguadores, o exigencias de capital adicional, que han surgido a lo largo de los últimos años para animar a los bancos a tomar decisiones crediticias prudentes y frenar, en cierta medida, su tentación de prestar excesivamente en épocas de bonanza.

P. ¿No deberían adoptar una estrategia más macroprudencial?

R. En Europa hay muchos agentes que contribuyen a las políticas macroprudenciales: supervisores nacionales y bancos centrales, así como autoridades europeas entre las que se encuentra el Banco Central Europeo (BCE), sobre todo la Dirección General de este, encargada de la estabilidad financiera. Solo somos uno de esos agentes.

P. ¿Entonces no cree que los supervisores deban asumir más responsabilidad por las decisiones que toman, desde una perspectiva macroprudencial?

R. Sí, tenemos que tener en cuenta la situación general y, por ejemplo, llevar a cabo estudios de impacto de nuestras decisiones. Lo hacemos. Y en cuanto a los problemas ya existentes, como los préstamos fallidos, tenemos que ser realistas y ser conscientes de que el camino para resolverlos es largo y tardaremos algún tiempo en recorrerlo. Pero cuando se tiene un viaje largo por delante, es mejor salir temprano.

P. Pero, ¿por qué no puede la supervisión bancaria europea ser más flexible en cuanto al análisis de los bancos, y tener en cuenta el momento y las circunstancias? ¿O no prestan atención a eso?

R. Tenemos que ser fuertes y valientes en lo tocante a las exigencias de capital. Nuestra función consiste en preservar la solidez y la estabilidad del sistema bancario, pero también analizamos cada banco, de modo que el momento concreto también influye. No obstante, la experiencia también nos dice que, si no somos ambiciosos, nada cambia. En Italia, en lo referente a la resolución del problema de los préstamos fallidos, no se avanzó mucho durante los tres primeros años (el año de la evaluación general y los dos años de supervisión posteriores).

P. ¿No es cierto que muchos bancos han tomado medidas y se han vuelto más sólidos?

R. Muy pocos han tomado medidas para combatir la exposición dudosa. Algunos han hecho un buen trabajo, pero otros, no. Así que lo cierto es que tenemos que ser ambiciosos y realistas. No tenemos que ser tan estrictos que les generemos problemas, pero nuestra estrategia es la misma respecto a todos los bancos. No se puede ser estricto sin ser justo. Somos realistas porque nos damos cuenta de que, a veces, se necesita tiempo para resolver un problema.

P. ¿Los instrumentos derivados no son activos tan peligrosos como los préstamos fallidos?

R. Nos los tomamos muy en serio. El riesgo de impago es tan importante como el riesgo de mercado. Hay que tener muy controlados los dos. Prestamos mucha atención a los famosos "activos de nivel 3", cuyo precio de mercado se desconoce; pero no hay mucho que averiguar por el momento, ya que el apetito de riesgo de mercado de los bancos se ha reducido considerablemente tras la crisis, lo cual es bueno. Los activos de nivel 3 se investigaron de forma exhaustiva durante la evaluación general de 2014. Hicimos algunos hallazgos, pero no muchos. Seguimos atentos y dispuestos a actuar en caso de que se olvide lo aprendido tras la crisis.

P. Muchos afirman, sobre todo en el norte de Europa, que ustedes y el BCE deberían estar completamente separados. ¿Qué respuesta les da?

R. Procedemos de 19 países con 19 culturas diferentes. En algunos, el supervisor y el banco central están separados. En muchos otros, forman parte del mismo organismo. En el plano europeo, las normas del mecanismo único de supervisión imponen el principio de separación, que en el BCE se aplica completa y correctamente. Es cierto que algunos países defendían una separación estricta; por otro lado, la mayoría de los Estados no veía ningún conflicto de interés. Creo que el legislador europeo cumplió bien con su labor al dar respuesta a las inquietudes de los países que preferían la separación, mientras seguían aprovechándose sinergias como los servicios de apoyo de los que disponen los bancos centrales. Creo que es el equilibrio adecuado.

P. Se le ha acusado de ser más blando con los bancos alemanes —por ejemplo, la famosa nota al pie de la prueba de resistencia del verano pasado— y, de forma más general, de no considerar que los instrumentos derivados sean lo suficientemente peligrosos. Al tiempo que los acontecimientos relacionados con el Monte dei Paschi di Siena se sucedían, se reducían las exigencias de capital al Deutsche Bank. ¿Cómo respondería a esto?

R. Tratamos a todo el mundo de la misma manera. Pero a aquellos que pasan por un momento difícil les puede, por supuesto, resultar difícil verse obligados a mejorar su situación. Cuando a uno se le presiona para que haga algo difícil, puede tener la sensación de que se le está pidiendo algo que no se les exige a los demás, pero no es así.

P. ¿Cómo pueden sobrevivir los bancos en una época de tipos de interés bajos?

R. Bueno, para empezar, los tipos de interés bajos han ejercido una influencia positiva sobre los bancos durante algún tiempo. Han generado un entorno económico más favorable, y también las condiciones necesarias para fomentar el crecimiento. El riesgo de impago ha disminuido. Los bancos han visto cómo los títulos de renta fija, la rentabilidad de los bonos y los costes de financiación han variado a su favor. Lo que causa algunos problemas es la larga duración de la etapa de tipos de interés bajos. Al cabo de cierto tiempo, esta situación pasa factura y los tipos de interés bajos dejan de ser atractivos. Entonces, la rentabilidad de los bancos se ve sometida a presión. Y, por supuesto, la competencia aumenta cuando otros actores, como la tecnología financiera, compiten en el mismo terreno. Pero no olvidemos que los bancos podrían ser más eficientes. La relación entre gastos e ingresos es bastante alta; los bancos podrían hacer mucho para mejorar su estructura de costes.

P. ¿Aumentarán los despidos en los bancos durante los próximos años?

R. No necesariamente. Por un lado, el cambio demográfico es favorable. Una numerosa generación de banqueros que empezó a trabajar durante la década de 1970 está llegando a la edad de jubilación, así que la transición podría ser más fácil de lo que lo sería en otras circunstancias. Por otro lado, también es cierto que la digitalización supone un reto para algunos bancos. Pero los bancos no tienen muchas alternativas; la generación más joven da por sentada la digitalización.

P. ¿Está usted a favor de que los bancos reserven más capital para cubrir su exposición al riesgo soberano?

R. Eso debe decidirse en el ámbito internacional, a fin de que las reglas sean iguales para todos, pero yo opino que debe hacerse, sí. No hay activos sin riesgo; eso lo hemos aprendido de la crisis. Se trata de otro asunto que llevará su tiempo, y no está claro cómo se resolverá exactamente. Y, en su mayoría, el riesgo soberano tiene una calidad razonablemente buena, por lo que los requisitos de capital serán bajos. Pero debería existir cierta diversificación, lo cual creo que sería importante.

P. ¿Cree que la unión bancaria se llegará a completar algún día, con un sistema europeo de garantía de depósitos, o se impondrá la oposición de Alemania?

R. La unión bancaria está constituida por tres pilares, y necesitamos el que falta. Pero es algo que también llevará su tiempo.

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