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Dime cuándo gastas y te diré cómo ahorras

La información detallada que proporcionan los nuevos contadores inteligentes permiten saber cómo usamos la electricidad para ayudar a reducir la factura

Isabel Valdés

En diciembre de 2018 todos tendremos uno. No ocupará más espacio, se parecerá al antiguo y estará en el mismo sitio de siempre -justo en la entrada, junto a la puerta o en el cuarto de contadores-, pero el cambio es radical. Los nuevos contadores no miden solo cuánto consumimos, sino cuándo consumimos, y, desde el punto de vista de quien paga la factura, supone unas cuantas -y nada desdeñables- ventajas.

Algunos de los nuevos contadores de las Centralizaciones de Contadores del LINTER.
Algunos de los nuevos contadores de las Centralizaciones de Contadores del LINTER.Linter

A este nuevo registro del consumo, llamado inteligente y obligatorio por ley —el Real Decreto 110/2007, de 24 de agosto, que obliga a las distribuidoras a sustituir el parque de contadores por unos nuevos que puedan tener discriminación horaria y ser gestionados de forma remota—, da información más exacta de cómo se usa la red: si encendemos la luz del salón 6 horas cada noche, si dejamos algún flexo iluminando un escritorio que no se está usando, si el halógeno de la cocina brilla cuando ya ha salido el sol o si las tres bombillas del pasillo por el que no cruza nadie lucen permanentemente… La información, en este caso, es poder, para ahorrar y para hacer un uso más eficiente de la electricidad.

El 31 de diciembre de 2018 todos los hogares en España deberán tener instalado el nuevo contador. Se calcula que superarán los 27 millones de aparatos

“Podemos elegir la tarifa horaria que mejor se adapte a nuestras rutinas, y esa es la ventaja principal, pero hay otras”, apunta Mariano Gaudó, director de Infraestructura Red Digital de Gas Natural Fenosa y responsable del primer laboratorio de España dedicado al desarrollo de las redes inteligentes, Linter. “Todas las operaciones se pueden hacer de forma remota, las altas, las bajas, modificar la potencia, las reconexiones… Se hace en menor tiempo y no se molesta al cliente”.

Después de dos décadas

Para que hoy esos contadores inteligentes puedan ser instalados en los 18,3 millones de hogares españoles, la investigación lleva más de dos décadas en marcha. “La inteligencia llegó hace 25 años a las subestaciones eléctricas”, explica Gaudó. Las líneas de baja tensión, las que llegan hasta los domicilios, son el último eslabón de una cadena que comienza en las grandes subestaciones eléctricas, hilvanadas por cables de media y alta tensión.

tuluz

Mariano Gaudó apunta a una app que han puesto a disposición de sus clientes. "Tuluz, que les permite consultar su consumo horario de energía, y ver en un mapa dónde hay trabajos de mantenimiento y averías eléctricas que puedan afectarles".

Aquí puedes descargar tuluz en la Apple Store, y aquí en Google Play.

“Ahí empezó todo, en el control permanente de la alta tensión, tanto aérea como subterránea, monitorizadas en tiempo real. Lo que se está haciendo en los últimos años es llevar esa inteligencia al punto final, que es el consumidor”. Gaudó da una cifra: “En nuestro caso, de esa alta tensión pasamos a unas 360 subestaciones eléctricas, y después, a 3,6 millones de clientes. El salto es abismal”.

Aunque las redes siguen siendo las mismas (alrededor de un millón de kilómetros repartidos en varios tipos: desde la redes de transporte de alta tensión para el transporte de energía a larga distancia hasta las redes de baja tensión que llegan a los hogares), se han ido mejorando y modificando para que “produzcan” información. “Nos dan la capacidad de adelantarnos a problemas que puedan surgir en la red y localizarlos con precisión. Antes conocíamos los problemas por las llamadas de los clientes, ahora podemos llegar antes incluso de que ocurran las incidencias”.

La utilidad digital

Según FutuRed (la plataforma tecnológica española de redes eléctricas), la evolución y los avances de las redes inteligentes en España se está acelerando en dos frentes: “La infraestructura inteligente y el análisis avanzado de la información”. Esta digitalización ha encontrado su evolución natural con esta cuarta revolución industrial en permanente desarrollo y tendente hacia el análisis de datos: “El aprovechamiento de la información que proviene de la red inteligente está permitiendo tomar decisiones que optimizan la gestión de los activos, mejoran la calidad del servicio y permiten un mejor conocimiento de las necesidades de los clientes para ofrecer productos y servicios de mayor valor añadido”. Por ejemplo, tarifas para los que viven solos, las familias numerosas o los que no están en casa en todo el día y solo le dan a los interruptores por la noche.

Datos: FutuRed.
Datos: FutuRed.Notegraphy

“Hay una complejidad creciente del uso energético, y es necesario integrar a estos clientes con necesidades diferentes a las del pasado”, argumentan desde la plataforma. “Además, hay que flexibilizar el sector para permitir una mayor integración de generación de renovables”.

Todos estos pasos hacia delante están dentro del concepto digital utility (utilidad digital, en su traducción al español): “Según análisis recientes, permitirá una mejora importante de los beneficios a lo largo de la cadena energética, siendo las piezas principales los contadores inteligentes, la red inteligente, las herramientas digitales de productividad para los empleados y la automatización de procesos, con una atención especial a la seguridad y privacidad de los consumidores”. En el desarrollo de estas piezas clave, la organización apunta a un liderazgo tecnológico de las entidades españolas: “Se puede ver en las primeras posiciones que ocupan en proyectos colaborativos del programa Horizonte 2020 (el programa europeo que financia proyectos de investigación e innovación) o en la internacionalización de nuestras compañías en un sector muy competitivo”.

Mariano Gaudó, el responsable del laboratorio LINTER.
Mariano Gaudó, el responsable del laboratorio LINTER.Linter

Linter, laboratorio de pruebas

Entre esas compañías está Gas Natural Fenosa que, desde 2012, tiene un laboratorio dedicado al desarrollo de las redes inteligentes, Linter. Mariano Gaudó, su principal responsable, explica cómo nació en 2012 derivado de esa obligación impuesta por el Gobierno de sustituir todos los contadores. “Necesitábamos un entorno real de prueba antes de despegar de forma masiva. Si no probábamos antes, podríamos tener errores en millones de equipos…”.

El laboratorio, al sur de Madrid, muy cerca de Matadero y junto al Manzanares, reúne todos los elementos que se pueden encontrar en una red de distribución, “incluida una subestación eléctrica, un centro de transformación, líneas con diferente tensión, microgeneración eólica, fotovoltaica, contadores… todo real”. Un centro que se usa tanto a nivel interno como por fabricantes y proveedores, además de ser lugar para proyectos de innovación internacional.

En 2016 las distribuidoras tenían que haber sustituido el 70% de los contadores. Compañías como Unión Fenosa Distribución alcanzaron el 75% de cambio, 2,7 millones 

Gaudó explica que una de las apuesta de la compañía era garantizar que todos los equipos nuevos que hubiese que instalar fuesen compatibles. “La tecnología que usamos es compleja. Utilizamos los mismos cables que llevan la energía a nuestras viviendas, para enviar la lectura de los nuevos contadores hasta los puntos de concentración ubicados en los centros de transformación de electricidad, y desde estos a través de operadores de telecomunicaciones públicos a nuestro sistema de gestión remoto”, apunta Gaudó.

Esta noticia, patrocinada por Gas Natural Fenosa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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