Blanco despedirá a toda la plantilla y cerrará en dos meses sus tiendas
La cadena de moda admite que no es viable y acumula una deuda de 133 millones
El fin de Blanco está muy cerca. En concurso de acreedores, con un pasivo de 133 millones, la cadena de moda despedirá a toda su plantilla, 835 trabajadores, e irá cerrando paulatinamente sus 88 tiendas. La medida fue comunicada a los sindicatos el miércoles y este viernes los representantes de la empresa presentarán ante el juzgado mercantil de Toledo la solicitud para extinguir "todos los contratos", según reconoce Rolando Cano, adjunto a la acción sindical de la federación de servicios de Comisiones Obreras.
La cadena, en manos del fondo de capital saudí AC Modus, no ha pagado la nómina del mes de noviembre y ha visto cómo sus locales, que en su día superaron los 120 establecimientos, han ido cerrando por el impago de alquileres. Su tienda online también ha cerrado. "Nos han dicho que no hay salida, el fin de la empresa está ahí", asegura el representante de Comisiones Obreras. Con esas perspectivas la firma se verá abocada a la liquidación. "Poco a poco irán cerrando, en uno o dos meses calculan. En líneas generales, su plan deja para el final el cierre de los servicios centrales. La gente está desesperada". La prioridad ahora para los sindicatos es que no se acumulen deudas salariales.
Rubén Ranz, responsable de Comercio en CCOO, cree que "forzosamente, el ERE será escalonado", porque centralizarán la liquidación de la ropa en los puntos de venta más atractivos y "necesitarán personal". Además, calcula que el cierre de las tiendas podría extenderse más allá de los dos meses "porque todavía hay stock de ropa de primavera". La administración concursal ha logrado desbloquear parte de la mercancía que se encontraba en un almacén alquilado de Madrid, para ponerla a la venta. Aún así, hay un notable desabastecimiento en la red comercial.
El desenlace de Blanco es la crónica de un proceso anunciado. La textil llevaba tiempo sumida en una crisis por una mezcla de mala gestión y planes fallidos que incluso hicieron que, a principios de esta temporada, el servicio de Aduanas retuviese cajas con mercancía por las deudas con sus proveedores.
El pasado 24 de noviembre presentaba el concurso de acreedores y, en un comunicado, aseguraba que la suspensión de pagos se realizaba con “la firme voluntad de salvaguardar los intereses de los trabajadores y acreedores”, y para “luchar por la continuidad de la actividad comercial bajo la protección de la normativa concursal”. Papel mojado ahora que los administradores concursales han tomado las riendas. Más allá de ese comunicado, la empresa no responde: sus números de atención al cliente remiten a la centralita de Madrid y ahí un contestador automático bloquea cualquier intento de contactar con los responsables.
Queda por determinar si la maniobra que realizó la firma este verano, un cambio de propiedad por el que se desligó de Alhokair, el grupo saudí propietario desde 2014, impactará en sus cuentas. Alhokair es un conglomerado de empresas que van desde constructoras a hoteles, con más de 2.100 tiendas repartidas por 17 países con 12.000 empleados. Tiene acuerdos con firmas españolas (como Inditex, Desigual o Mango) para operar sus marcas en países como Arabia Saudí o ex repúblicas soviéticas como Kazajistán o Georgia. Según la sospecha de los sindicatos, esa separación de negocios evitaría, eventualmente, que el concurso afectase a todo su grupo. “Estamos preocupados porque puede ser una maniobra para restar derechos a los trabajadores”, denunció hace dos semanas Santos Nogales, secretario de Acción Sindical de SMC-UGT.
La marca ya había ejecutado un gran número de despidos en los últimos tiempos. El primer ERE afectó, en 2014, a 711 personas y el segundo, del año pasado, se cerró con otras 189 salidas.
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