Luces para encender las ciudades
Iluminaciones Ximénez decora en fiestas las calles de grandes capitales
Corría la década de los cuarenta cuando el empresario Francisco Jiménez decidió iluminar por Navidad su calle en la localidad cordobesa de Puente Genil, la segunda en tener luz eléctrica en España. La iniciativa causó tal expectación que, al año siguiente, sus vecinos le pidieron que adornara el municipio. Y, después, toda la comarca. Hoy, tras más de 70 años, el grupo Iluminaciones Ximénez (a través de su empresa Ilméx) pone luz y color a estas fiestas en el 90% de las capitales españolas y en decenas de ciudades de todo el mundo como Nueva York, Tokio o Ginebra. “Trabajamos en un sector en el que está todo por hacer y eso es muy ilusionante. No le vemos fin”, dice el director general del grupo, Mariano Jiménez. Con más de 500 empleados, esta compañía familiar factura 32 millones de euros anualmente.
En los últimos 15 años, según apunta Jiménez, la iluminación decorativa ha experimentado uno de sus principales avances: la implantación de la tecnología led (diodos emisores de luz). “Ha revolucionado el sector por dos motivos. Primero, por el ahorro energético. Las bombillas incandescentes gastaban muchísimo y eran un verdadero problema, pero los led han reducido al 10% el consumo y, además, sin emitir prácticamente calor. Hoy, uno de esos árboles de Navidad de 15 o 20 metros que hay en muchas ciudades consume menos que un secador de pelo, se han roto todos los discursos de derroche. En segundo lugar, al ser microchips, nos permite diseñar infinidad de formatos e ir más allá de los típicos motivos para estas fiestas”, explica el responsable antes de señalar que ya no basta con que estas instalaciones iluminen, ahora también tienen que decorar. “Por el día también tienen que ser vistosas”, añade.
Cambio constante
Las exportaciones suponen el 20% del negocio de la empresa y su objetivo es llegar a una cuota del 50%
Y para lograr este objetivo, la clave está en no dejar de innovar. “Hace años, se pusieron de moda las figuras hechas con mimbre blanco y microbombillas incandescentes, fue una verdadera revolución, todos los alcaldes las querían, tuvimos que renovar completamente nuestro portafolio. Luego, tal como subieron, cayeron y se sustituyeron por los tapices”, rememora Jiménez, quien apunta que ahora se camina hacia materiales acrílicos como el metacrilato o las inserciones de madera o espejo. “Nuestro departamento de diseño no para de experimentar con nuevos materiales, de probar nuevas formas… Este es un mercado que necesita novedades constantemente, si no se aburre. O quizá somos nosotros los culpables por no dejar de crear”, asegura el responsable. “Ahora, hemos lanzado una colección de grabados con láser que retroiluminamos desde fuera para proyectar la imagen y que quede flotando en el espacio”, explica Jiménez antes de reconocer que ya ultiman el catálogo para el próximo año.
Presente desde hace décadas en las principales ciudades españolas, Ilméx se abrió al mundo hace menos de una década. “Ha sido y está siendo una carrera de fondo un poco dura”, asegura. Una carrera que ya da sus frutos. Las exportaciones suponen el 20% de la facturación y el objetivo es alcanzar el 50% en un par de años. Esta meta se afianza con acuerdos como el cerrado este año con una multinacional americana para iluminar durante estas fechas sus 10 sedes más importantes en todo el mundo, una de ellas en la Quinta Avenida de Nueva York. “Vemos muchas oportunidades en el extranjero. Hay que tener en cuenta que hay países que tienen más costumbre que España de iluminar sus ciudades para cualquier fiesta, para eventos, aniversarios…”, expone Jiménez antes de enumerar que están presentes en países como Dubái, Colombia, Taipéi o Senegal y de recordar que, además de la Navidad, también iluminan las ferias, los carnavales, las fallas… “En la vida no te puedes parar, siempre tienes que crecer”, asegura.
Fiel a esta filosofía, la compañía apostó hace cinco años por crear una división de iluminación decorativa para uso doméstico. “Hemos multiplicado por cuatro el volumen de negocio, pese a la dura competencia del mercado chino”, asegura Jiménez. Esta apuesta se hizo en plena crisis económica en la que la compañía notó “un pequeño bajón”. “En aquella época hubo muchas críticas por invertir en la iluminación navideña, pero con el paso del tiempo todo el mundo se ha dado cuenta de que esa inversión revierte en mayor medida”, afirma.
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