Pemex salda gran parte de su deuda con proveedores
La caída en la producción continúa pero la nueva dirección ha logrado en lo que va de año rebajar costes operativos y ha reducido un 35% sus altos cargos
La situación límite que atraviesa Pemex ha obligado a la reciente dirección a arremangarse prácticamente desde el primer día. José Antonio González Anaya y su equipo tomaron los mandos de la petrolera estatal mexicana en febrero. Desde entonces, han logrado una moderada reducción de costes operativos, saldar buena parte de la deuda con proveedores y aligerar el peso de altos cargos.
El número de puestos ejecutivos ha menguado en lo que va de año un 27%, según ha informado la empresa en un comunicado. Las cifras contrastan con la información presentada en el proyecto de Presupuestos para el año que viene, donde se registra un aumento anual del 4% en puestos directivos. Pemex alega que este incremento se debe a que en los presupuestos del año anterior no se contemplaba los cambios en el esquema orgánico de la compañía.
El 82% de la deuda con proveedores ha sido ya pagado gracias en gran medida a la inyección de liquidez concedida por el Gobierno
La división de su estructura en dos nuevas compañías y cinco filiales provocó un aumento en los puestos directivos, que no llegaron a recogerse en el proyecto de presupuestos de 2016. “La creación y formalización de las siete EPS implicó la creación de direcciones generales, subdirecciones y gerencias para su operación”, indica la empresa. Este incremento se habría visto aminorado por los ajustes llevados a cabo antes de la aprobación del proyecto de presupuestos para el año que viene. “La reducción real en plazas de mandos superiores -que incluyen subgerentes, gerentes, subdirectores y directores- ha sido de 355 plazas, equivalente a 27%, al pasar de 1,312 a 957 plazas, al cierre de agosto de 2016”, añade.
El saldo de la pesada deuda con proveedores es otro de los tantos que se ha apuntado la nueva dirección. Los impagos llegaron a alcanzar los 7.500 millones de dólares a cierre del año pasado. El 82% ha sido ya pagado gracias en gran medida a la inyección de liquidez otorgada por el Gobierno de 5.500 millones a cambio de aplicar una severa dieta de adelgazamiento en sus presupuestos, cuya consecuencia más directa será la reducción de 9.000 empleos. La medida comprendería tanto cancelación de plazas de trabajadores jubilados como retiros anticipados y despidos de empleados fijos y temporales.
Ante la asfixiante situación financiera de la empresa, que cerró 2015 con unas pérdidas de 36.000 millones de dólares y con una bola de deuda sobre sus hombros de 160.000 millones, el Gobierno accedió también rebajar la presión fiscal, cercana al 70%, muy por encima del resto de competidores en el mercado. Los esfuerzos de Anaya y su equipo también están dando frutos en la reducción de costes operativos. Según el informe de resultados del segundo trimestre, cayeron en promedio anual un 54% los costes de ventas, un 17% los de distribución y un 2,5%, los financieros.
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