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“Las normas laborales son clave en el libre comercio”

“La idea de que la solución pasa por la flexibilización total del trabajo es un error”

Alejandro Rebossio
Guy Ryder, durante su reciente visita a Buenos Aires.
Guy Ryder, durante su reciente visita a Buenos Aires. Ricardo Ceppi

Nacido en Liverpool en 1956, Guy Ryder estudió Ciencias Sociales y Políticas en la Universidad de Cambridge y Estudios sobre Latinoamérica en la Universidad de Liverpool. Domina el francés y español. Ryder comenzó a trabajar en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1998 y, tras varios puestos directivos dentro del organismo de Naciones Unidas, llegó al puesto de director general en octubre de 2012. Durante su reciente paso por Buenos Aires, donde se reunió con el flamante gobierno del presidente Mauricio Macri, y con empresarios y sindicalistas argentinos para analizar la situación laboral de toda América Latina y el resto del mundo.

Pregunta. La semana pasada la OIT advirtió sobre una subida del paro en Latinoamérica…

Respuesta. El desempleo sube después de un periodo de bajas importantes y la explicación no es difícil. Es el resultado de la desaceleración de la economía regional.

P. ¿Cuál es la solución?

R. Necesitamos volver a tasas de crecimiento económico más alto. A escala mundial la gente habla mucho de que el crecimiento no genera empleo, pero no es así.

P. ¿Cómo puede crecer Latinoamérica en una época de materias primas baratas, una financiación costosa y la desaceleración de la economía china?

R. Hay que trabajar sobre los dos lados del mercado de trabajo: oferta y demanda. La OIT siempre dice que hay un problema crónico de falta de demanda internacional. Eso no quiere decir que no haya que trabajar la oferta. Hay que mejorar la forma de empleabilidad, que pasa por cuestiones de formación y educación. Hay que buscar cómo hacer las reformas para activar la mano de obra, pero hay que trabajar la demanda y eso pasa por los salarios, políticas de salario mínimo y de negociación colectiva en el mundo del trabajo.

P. Hay organismos como la Comisión Europea que insisten en la flexibilización laboral…

R. A veces la gente tiene la memoria muy corta. En la crisis de 2008 tuvimos en muchos países situaciones de gran flexibilización y eso ha sido en parte la causa de la pérdida de empleo tan dramática en 2009 y 2010. La idea de que la solución pasa por la flexibilización a ultranza del mercado de trabajo es un error. No niego que hay reformas que tienen sentido. Hay que reconciliar las necesidades de adaptación en un mundo del trabajo que cambia radicalmente con la seguridad en el empleo, la identificación del trabajador con la empresa y el desarrollo de sus capacidades.

P. Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) critican las políticas de salario mínimo.

R. Las políticas de salario mínimo han vuelto a la actualidad en muchas regiones del mundo. En Asia: en Camboya, Bangladesh, Indonesia. En América Latina han tenido efectos muy positivos en la reducción de la inequidad y la pobreza. Es normal que haya este debate sobre cómo reconciliar las necesidades sociales con la competitividad y la rentabilidad de la empresa. En Europa hubo un ejemplo que hizo mucho ruido: Alemania por primera vez tiene un salario mínimo nacional. Alguna gente pensaba que eso iba a tener efectos muy negativos en la generación de empleo, y hasta ahora no ha sido así.

P. ¿Qué sectores económicos pueden crear empleo en Latinoamérica?

R. Los países deben interesarse por la diversificación de sus economías para evitar una dependencia exagerada de algunas materias primas. También se trata de aumentar el valor añadido. Eso puede pasar por políticas industriales y de servicios.

P. Argentina se suma ahora a los países latinoamericanos que devalúan sus monedas y se plantea el dilema de abaratar la mano de obra para crear empleo.

R. Es un dilema. Cuando se mira la experiencia española y otras de la zona euro, es evidente que la opción de la devaluación no existe y por eso han tenido que pasar por un proceso de devaluación interna de los costes de trabajo. En Argentina hay una necesidad de diálogo sobre las consecuencias sociales y laborales que van a resultar de una devaluación.

P. En Argentina y el resto de Latinoamérica también hay una tensión entre tendencias al libre comercio y al proteccionismo para crear o conservar el empleo. ¿Cuál es el mejor modelo?

R. Es interesante que en la reciente cumbre de la OMC [Organización Mundial de Comercio] en Kenia nadie habló del tema. La razón es que el mundo ya no ve como automáticos los beneficios de la liberalización del comercio. Hay procesos regionales e interregionales, como el TPP [siglas en inglés del Tratado Transpacífico de Libre Comercio]. Desde la OIT puedo decir que hay ventajas en economías abiertas, pero el gran debate es cómo asegurarse que el libre comercio dé resultados positivos en términos de empleo y protección de los trabajadores en contra de una carrera hacia abajo en materia de salarios y derechos humanos. Las disposiciones laborales son clave y deben formar parte de los acuerdos comerciales a nivel regional e interregional, como en las negociaciones entre Europa y EE UU.

P. ¿Cómo ve la situación laboral de España?

R. Los españoles siempre tienen vocación de diálogo social, desde la restauración de la democracia, y eso ha sido un elemento clave en el desarrollo de su economía. España ha tenido que pasar por unas reformas sociales controvertidas, no acordadas. La tasa de desempleo sigue siendo muy alta. Estuve hace dos semanas en Grecia y hay que decir que lo que Europa le pidió en términos de reformas laborales y lo que se ha hecho no han provocado hasta ahora un efecto positiva del empleo y el crecimiento económico.

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