Francia pone fin a un lustro de estancamiento y desequilibrios
Los presupuestos de 2016 prevén un crecimiento del 1,5% frente al 0,3% de media de los últimos años
Francia está convencida de que ya ha superado la crisis que estos pasados años la convirtió en el enfermo de Europa. Su Gobierno considera ya encarrillada la recuperación económica y, por vez primera desde que comenzó la crisis en 2007, prevé un crecimiento del 1,5% para el año que viene tras cinco años de estancamiento. Además, y también por vez primera en una década, París cree que está en condiciones de poner fin al desequilibrio de sus cuentas públicas y se propone situar su déficit público en 2017 por debajo del 3%, el límite exigido por el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.
El ministro de Finanzas, Michel Sapin, quien probablemente ha presentado este miércoles sus últimos presupuestos dados los constantes comentarios sobre su posible salida del Gobierno en los próximos meses, ha asegurado que 2015 se ha convertido en el año “de la recuperación efectiva”. En este curso, Francia crecerá un 1%. Todavía por debajo de la median de la zona euro (1,5% previsto), pero suficiente para alejar el fantasma del estancamiento en que se había instalado el país, que ha visto aumentar su PIB un raquítico 0,3% de media en los últimos tres ejercicios.
El año pasado fue el más preocupante. Jamás, recuerda ahora Sapin, las empresas francesas habían perdido tanta cuota de mercado ante sus homólogas europeas, “especialmente las alemanas”. Y jamás había tenido Francia tantas dificultades para controlar sus cuentas públicas, con un déficit que superó el 7% en 2009. El año que viene quedará en el 3,3% y, doce meses después, en el 2,7%.
Junto a los factores externos –precio del petróleo y del euro, junto a tasas de interés en bajos límites históricos-, Francia ha basado su estrategia en dos pilares: inundar de ayudas a las empresas para mejorar su competitividad -41.000 millones en rebajas fiscales y de cotizaciones entre 2014 y 2017- y frenar el desbocado gasto público -50.000 millones por debajo de la tendencia prevista.
El país deja atrás la crisis sin haber aplicado apenas reformas de calado
Los presupuestos para 2016 insisten en la misma estrategia. A finales del año que viene, las empresas se habrán beneficiado ya de 33.000 millones en esas ventajas, además de otras facilidades de créditos. El gasto público, por su parte, aumentará el 1,3% en 2016, frente al 3,2% de media hasta 2012. El Estado tendrá que reducir su gasto previsto en 5.100 millones y la Seguridad Social, en 7.400.
Casi todos los ministerios rebajan sus presupuestos. Menos los considerados “prioritarios”, entre los que se incluyen Educación, Investigación y Cultura, cuyos gastos no han dejado de aumentar pese a la crisis. El departamento con un mayor salto presupuestario, no obstante, es Defensa. Con el país bajo la amenaza yihadista y la implicación militar francesa en África y Oriente Próximo, el presupuesto de ese ministerio pasa de 30.600 millones a 31.700.
La salida de la crisis no ha incluido apenas reformas estructurales de calado. Ni reforma laboral ni bajadas salariales. El poder adquisitivo de los franceses no ha dejado de aumentar estos años. Para el año que viene, incluso se prevé un aumento salarial medio del 2,8%. A la vez, el Gobierno insistirá en la bajada de impuestos iniciada ya este año. Beneficiará a 12 millones de hogares con un coste para el Estado de 8.000 millones en dos años.
Pese a todo, la mayor preocupación de los franceses apenas se ve aliviada. El paro, que roza el 10,5% y afecta a más de tres millones de ciudadanos, no desciende. Sapin cree que este año habrá 60.000 desempleados menos. Un ritmo muy bajo y acorde con el aún débil crecimiento de la economía. A la vista del aumento de las exportaciones (6% este año y 4,8% previsto el que viene), el Gobierno confía en mejorar la creación de empleo.
Pero también hay riesgos que pueden empeorar la situación. Sobre todo el procedente de los países emergentes, y concretamente China. Sapin, que ha visitado Pekín recientemente, cree que la nueva potencia económica asiste simplemente a un “bienvenido reequilibrio” bajo control de las autoridades.
El optimismo de Sapin recibió este mismo miércoles un jarro de agua fría del Ato Consejo de Finanzas Públicas, que considera que hay que ser prudente. La inflación, por ejemplo, explica, puede ser inferior a la que augura el Gobierno (1%). Para el ministro, sin embargo, ha llegado el momento de tener confianza en Francia porque cumple sus compromisos y, por tanto, es la hora de que ocupe “su lugar en Europa”, o sea, el que no ha cubierto en estos últimos años.
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