‘Apps’ que te harán la vida más fácil
Conseguir que alguien haga un recado por cinco euros o contactar con ciudadanos de siete países para hacer planes, entre las ofertas
Las tres nacieron en Barcelona. Pensadas para perezosos o para quienes valoran demasiado su tiempo libre. Son apps (aplicaciones de móvil) que sirven para hacer la vida más fácil o, al menos, esa es la filosofía de sus fundadores. “Soy el prototipo clásico de consumidor al que va dirigido mi producto”, explica Elisabeth Mas, emprendedora catalana de 30 años que lanzó el pasado abril la startup Washrocks, que ofrece servicios de lavandería y tintorería a domicilio. El tiempo entre la recogida y la entrega es de 24 horas y a diferencia de los establecimientos comerciales habituales, su cartel de abierto está colgado de siete de la mañana a once de la noche. “Nos adaptamos a las horas en las que los trabajadores suelen estar en casa”, añade.
Otro servicio diseñado bajo este pretexto es Glovo, una aplicación con la que se puede encargar cualquier recado por 5,50 euros. “Tienes una cena en casa de unos colegas, sales del trabajo tarde y no puedes llevar esos pasteles de chocolate de la tienda del centro. Hay alguien que va por ti y los lleva donde le digas”, cuenta Oscar Pierre, ingeniero aeronáutico de 22 años y cofundador de esta empresa de base tecnológica que ya suma más de 3.000 pedidos.
Inspirada en la plataforma estadounidense de hospedaje entre particulares Airbnb, Gloria Molins, de 32 años, quiso dar un paso más en esa línea de economía colaborativa y diseñó una aplicación en la que los viajeros pueden contactar con locales de siete países y contratar planes alternativos. “No se trata de conformarse con una guía, sino de conocer a la gente que vive en un lugar concreto y ver la ciudad con sus ojos, de su mano”, asegura. El proyecto se llama Trip4real y desde su lanzamiento en 2013 acumula más de 5.000 ofertas que van desde los 10 hasta los 500 euros.
Estas son las presentaciones de tres ideas transformadas en negocios.
Seguimiento de la colada en tiempo real
Para Elisabeth Mas hay un dato que refleja el éxito de Washrocks. La tasa de repetición de los usuarios es del 70%. El retrato robot de los 1.500 registrados es una persona en activo de entre 30 y 50 años, tanto hombre como mujer. La app, gratuita para iOS (Apple) y Android, ya cuenta con más de 1.500 descargas de residentes en Barcelona y el próximo octubre estará disponible para los que viven en Madrid. A diferencia de otras plataformas, ésta no permite escoger a la persona que se desplazará hasta el domicilio para recoger, lavar, planchar y devolver la ropa. Es la propia empresa la que elige los perfiles y los pone en contacto con el cliente.
Los precios van desde los tres euros por camisa a los 12 por traje o los 10 por cinco kilos de ropa. El usuario solo tiene que indicar los 60 minutos del día en los que estará en casa tanto para la recogida como para la entrega. Las direcciones pueden ser distintas. En 24 horas tendrá la colada lista y en todo momento podrá hacer seguimiento de la misma en tiempo real. “Para los que contratan el servicio de forma recurrente, ofrecemos bonos y tarifas planas que suponen un 20% de ahorro”, señala Mas. Hasta la fecha, en apenas cinco meses, han facturado 20.000 euros.
Recados en menos de una hora
Son estudiantes, parados o autónomos que se ofrecen a hacer la compra o llevar un papel al notario por 5,50 euros. En menos de 60 minutos se completará el encargo y por cada 15 minutos de más se pagarán 2,75 euros.
Tras finalizar la carrera en una universidad de Atlanta, Estados Unidos, Oscar Pierre empezó a pensar en revolucionar el mercado de la mensajería exprés urbana. "Me di cuenta de que era un sector tradicional en el que no se había innovado", cuenta el cofundador de Glovo, cuyo eslogan es lo que quieras en menos de 60 minutos. De vuelta a España se puso con ello. Lanzada el pasado febrero, la facturación ronda los 42.000 euros y el equipo está integrado por 12 profesionales. "Siempre se trabaja con un punto A y otro B, los encargos tienen una dirección de recogida y otra de entrega".
El 20% de los pedidos les llegan de establecimientos comerciales. El 75% de las ganancias son para el glover (recadero); el resto para la compañía. ¿Cómo puede el cliente saber que los mensajeros son de fiar? Para que su cuenta se active, deben superar una serie de filtros. De las más de 700 solicitudes que han recibido en Barcelona, solo han aceptado a 39 personas. También cuentan las valoraciones de los clientes, que van del uno al cinco. La app, gratuita para iOS y Android, funciona a través de un sistema de geolocalización, de forma que cuando el usuario hace la petición de un servicio, le aparecen los perfiles de todos los glovers que hay por la zona. Acaban de aterrizar en Madrid, donde ya hay 10 mensajeros. "Preveemos que surjan competidores de forma inmediata", adelanta Pierre.
Planes de la mano de lugareños
"Solo conoces un sitio cuando conoces su gente", dice Gloria Molins, fundadora de Trip4real. En su web se puede contratar por 65 euros una cena en un vagón de la línea Victoriana del metro de Londres que está fuera de servicio desde 1967. Con más de 5.000 planes en siete ciudades (Madrid, Londres, París, Roma, Lisboa, Dublín, Amsterdam y Edimburgo) que van desde los 10 hasta los 500 euros, esta plataforma permite a los diseñadores de planes ganar entre 100 y 1.000 euros al mes. Algunos son ex deportista de élite que ofrecen hacer running con ellos por lugares típicos y otros paseos en moto por rutas desconocidos.
El usuario puede filtrar por precio y acceder al perfil de los locales, residentes de las diferentes ciudades que proponen planes alternativos no disponibles en las guías. "Para asegurar que la calidad de las actividades que proponen se corresponde con el precio, mandamos a mistery shoppers para que las prueben in situ y aplicamos una serie de pautas que nos llevan entre 24 y 48 horas", explica Molins. Lanzada en febrero de 2013, la compañía todavía no es rentable, pero ha conseguido una inyección de 1,4 millones de euros, en préstamos (algunos a fondo perdido) de diferentes entidades como ENISA, dependiente del Ministerio de Industria.
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