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Un banco central al servicio del partido comunista

El Banco Popular de China sigue las directrices del Gobierno en todos las decisiones relevantes pese a su etiqueta de independencia

Una mujer pasa frente a la sede del Banco Popular de China, en Pekín.
Una mujer pasa frente a la sede del Banco Popular de China, en Pekín. PETAR KUJUNDZIC (REUTERS)

Las reuniones ordinarias de los miembros del Banco Popular de China (PBOC) son cada tres meses. En ellas se discuten las prioridades de la política monetaria del gigante asiático y siempre terminan con el mismo compromiso, el de mantener un enfoque "prudente". Los movimientos de los últimos dos meses, sin embargo, distan mucho de lo anunciado. Entre la masiva inyección de liquidez para frenar la debacle bursátil en junio y julio y la más reciente devaluación sorpresa del yuan, el Banco Central chino ha hecho su mayor intervención en la economía china desde el estallido de la crisis financiera internacional.

La rebaja del valor de la moneda china frente al dólar ha ocurrido -según ha insistido la institución- en favor de un mayor protagonismo del mercado en la economía china. Sin embargo, la ingente cantidad de recursos gastados para el rescate de las Bolsas no coincide con esta premisa. "Todo es una gran contradicción. Parece que hay un deseo de apertura, pero entonces llega la reacción del Gobierno. Cuando cayeron las Bolsas, el mercado de valores dejó de ser un mercado después de la intervención. Ahora estamos viendo lo mismo: un intento de liberalización contrarrestado por interferencias políticas", sostiene Ole André Kjennerud, analista del banco noruego DNB.

El economista se refiere al extraño movimiento del pasado miércoles, cuando en pleno proceso de devaluación del yuan una intervención del Banco emisor -que nunca se reconoció de forma oficial- logró estabilizar el valor de la moneda, como si el regulador hubiera subestimado la reacción de los mercados. "Parece que alguien se sorprendió al ver la caída continua del yuan y decidió actuar. Todo esto te hace pensar cuánto control ejerce el Gobierno en un entorno donde el mercado ya debería estar jugando un papel determinante", dice.

Aunque así se presente en sus estatutos, el Banco Popular de China no es un organismo plenamente independiente. La institución actúa "bajo la guía del Consejo de Estado", es decir, del Gobierno. De hecho, su gobernador, Zhou Xiaochuan, tiene un asiento permanente en las reuniones del órgano ejecutivo chino, como si de un ministro más se tratara. Las decisiones que afectan a los tipos de interés, el valor de la moneda o las inyecciones de liquidez necesitan del visto bueno del Ejecutivo. Alicia García Herrero, economista jefe de la región Asia-Pacífico de Natixis, considera que los últimos movimientos no han puesto en entredicho la credibilidad del organismo, pero sí que se le está dando un uso excesivo: "el PBOC se ha convertido en el Deus ex machina de la economía china. No solamente controla la inflación y regula el ciclo económico, sino que es el principal gestor de la crisis bursátil y, más recientemente, el garante del proceso de reforma hacia la convertibilidad de la moneda".

Los analistas, sin embargo, destacan la profesionalidad de los miembros de la organización. El mismo Zhou, de 67 años, se ha erigido como una figura de consenso en el seno del Partido Comunista chino con un perfil de tecnócrata. Habla un inglés fluido y es un férreo defensor de la liberalización económica del país. Es, de hecho, el gobernador del banco central chino que ha permanecido más tiempo en el cargo (13 años) desde el establecimiento de la República Popular china. Prácticamente todos los vicegobernadores, más jóvenes, cuentan con educación superior en prestigiosas universidades estadounidenses, inglesas o canadienses. Pero todos ellos carecen de poder ante los cargos más políticos. "Como en muchos otros ámbitos, en el PBOC trabajan profesionales muy válidos e inteligentes, pero el sistema limita su capacidad de actuación y de influencia", asegura un diplomático con una dilatada trayectoria en China.

"El principal problema es la falta de transparencia. Si el PBOC quiere un mercado mejor, deberían comunicar con más claridad y dejar que las fuerzas del mercado desempeñen su papel. Los precios de las acciones o de las materias primas no bajaron por la caída del valor del yuan, sino por la incertidumbre acerca de cómo son realmente las cosas en China", señala Kjennerud.

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