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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aviso a navegantes: mayor volatilidad

Este ha sido uno de los mensajes más claros que dio Mario Draghi en la rueda de prensa del pasado miércoles tras la reunión del BCE, que se suma así a los avisos que se vienen lanzando desde distintos ámbitos, ya sean otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense como el Banco de Pagos Internacional de Basilea. Los movimientos que se están observando en los mercados financieros están siendo particularmente bruscos y es muy probable que ésta continúe siendo la tónica en los próximos meses. El ejemplo más reciente ha sido la escalada de los tipos de interés en Europa en el último mes y medio, con fluctuaciones diarias que no se veían desde hace mucho tiempo. Pero este no es más que el último episodio de una larga saga que se ha venido observando en los dos últimos años, como el de bonos americanos, el de divisas emergentes o algunos índices bursátiles.

La volatilidad seguirá presente por motivos varios: la salida prevista de la Reserva Federal de un larguísimo periodo de tipos bajos, la escasa liquidez o profundidad de los mercados ante la desaparición de determinado tipo de inversores, que está amplificando los movimientos en los mercados, así como la propia incertidumbre sobre la recuperación o los riegos que planean sobre el escenario global (situación de Grecia y conflictos geopolíticos, por mencionar algunos). Así que el aviso está dado: acostúmbrense a una mayor volatilidad.

Las palabras de Draghi tranquilizan por el mantenimiento de la política del BCE, pero alertan sobre los inevitables vaivenes en los mercados

Aparte de este mensaje, hay otros elementos a destacar de la reunión del BCE y que deberían contribuir a tranquilizar a los agentes económicos y los mercados. Por un lado, las perspectivas de recuperación económica de la zona euro y el gradual ascenso de la inflación se mantienen inalterados. El buen comportamiento de la demanda interna, particularmente del consumo privado, apuntalan las buenas perspectivas económicas, aunque los riesgos siguen siendo a la baja. Igualmente, se confirma que la inflación ha tocado fondo y registra tasas positivas. De nuevo, no es particularmente novedoso, pero permite alejar cada vez más los miedos de escenarios deflacionistas que tanto preocupaban hace escasos meses.

Por otro lado, y quizá más importante, Draghi enfatizó el compromiso con la continuidad de las políticas, es decir, con el programa de compra de bonos que apenas si ha cumplido tres meses de vida. Este mensaje es particularmente relevante en la actual coyuntura, ya que algunos podrían defender que la buena marcha de los indicadores económicos hace inútil el mantenimiento de estas políticas. Pero, lejos de esto, Draghi no sólo dice que no se lo plantea, sino que recuerda que, caso de ser necesario, el BCE tomaría medidas adicionales.

Por último, Draghi no despejó ninguna interrogante sobre Grecia (lo contrario hubiera sido hasta imprudente dado el estado de las negociaciones), pero sí dejó muy claro lo importante de alcanzar un “acuerdo fuerte”. En los próximos días (semanas) veremos cómo se resuelve.

En definitiva, las palabras de Draghi tranquilizan por el mantenimiento de la política del BCE, pero alertan sobre los inevitables vaivenes en los mercados. Esto nos da una pista del limitado control que puede tener un banco central sobre los activos financieros y, en especial, sobre los tipos largos.

Sonsoles Castillo es economista jefe de Escenarios Financieros de BBVA Research

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