ING devuelve al Estado holandés los últimos 1.025 millones del rescate
La ayuda ha reportado a las arcas públicas unos beneficios de 3.500 millones
ING ha conseguido devolver al Estado holandés, seis meses antes de lo estipulado por la Comisión Europea, el rescate de 10.000 millones de euros recibido en 2008. El último pago, por valor de 1.025 millones de euros, fue efectuado este viernes y deja al grupo bancario y asegurador convertido “en uno más pequeño y más saneado”. La dirección, que ha presentado así su actual rostro, ha recordado que las arcas públicas se han beneficiado de los 3.500 millones de euros adicionales abonados en concepto de intereses y primas. Ello ha supuesto unos intereses del 12,7% para el Estado. Además de poner al día sus cuentas, ING ha subrayado dos datos importantes para su clientela: este cuatrimestre ha ganado 928 millones de euros (gracias a los seguros de Nationale Nederlanden) y en 2015 podrá repartir dividendos.
“El Estado nos apoyó durante la crisis y ha contribuido a que hayamos salido reforzados. Le estamos agradecidos, igual que a nuestros clientes, que han seguido confiando en nosotros. Quisiera agradecer también su esfuerzo a nuestros empleados en todo el mundo. Juntos hemos conseguido que ING vuelva a ser un banco europeo fuerte y prominente”, dijo Ralph Hamers, presidente de la entidad, al anunciar el desembolso definitivo. Un tono bien distinto al escuchado hace seis años, cuando el Estado pasó a formar parte del capital del grupo, sin voto, pero con derecho a veto en las inversiones que superaran el 25% del capital de la empresa.
ING precisó la inyección monetaria ahora restituida dadas “las circunstancias excepcionales” derivadas de la crisis financiera. En su caso particular, sacó de los balances 1.400 millones por las hipotecas en Estados Unidos, gesto que la abocó al ahogo financiero. En cuanto empezaron a circular rumores sobre las ayudas, sus acciones cayeron hasta un 27%. La bajada era previsible, pero fue sonada porque era la primera vez que Holanda rescataba, en solitario, a una entidad de este calibre. Fortis, que fue nacionalizada y luego troceada en 2008, contó con la colaboración de Luxemburgo y Bélgica. La comisión parlamentaria holandesa que investigó ambos rescates concluyó “que se habían cometido graves errores durante la crisis”. Todos, incluido el ministerio de Finanzas, habían “calculado mal”, dijeron los diputados.
Para ING, el panorama es ahora distinto. El reembolso de las ayudas públicas no dañará su ratio de capitalización por su excedente de capital. Sin olvidar que acaba de superar holgadamente la prueba de resistencia realizada a la banca a finales de octubre por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el Banco Central Europeo (BCE). Al principio de la crisis crediticia, ING era uno de los mayores grupos europeos del ramo y se había arriesgado mucho en las últimas décadas. El fiasco de las hipotecas de EE UU lo dejó a la intemperie, y la holandesa Neelie Kroes (a la sazón comisaria europea de Competencia) criticó con dureza lo ocurrido. Ella contribuyó a que las condiciones de retorno del dinero impuestas por la Comisión Europea fueran estrictas.
En España, el banco que ha hecho famoso el color naranja de su emblemático león, sufrió en 2008 una caída de depósitos. Si hubo fuga de clientes, hecho negado por la dirección, su regreso ha sido sonado: de los 1,8 millones con que contaba entonces ha pasado a tres millones. Por otra parte, los fondos gestionados se han duplicado hasta sumar casi 40.000 millones de euros. “ING merece respeto y admiración por haber recuperado antes de lo previsto la estabilidad”, dijo Jeroen Dijsselbloem, actual titular holandés de Finanzas, al ser preguntado por las cuentas del grupo.
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