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Steinbeck te enseña a ser jefe

Las escuelas de negocios utilizan obras clásicas y películas para formar directivos

Un fotograma de la película ‘Las uvas de la ira’
Un fotograma de la película ‘Las uvas de la ira’

Para promover el espíritu innovador en los empleados, para abrir la mente de los estudiantes a la globalización o para desarrollar su espíritu crítico. Novelas, tratados de teoría política, libros de historia, cómics o películas se cuelan en las escuelas de negocios. Los profesores utilizan estos textos para, aparte de para amueblar las cabezas de sus alumnos, enseñar ejemplos de liderazgo, estrategia empresarial, trabajo en equipo o diversidad cultural. Defienden que la literatura y las buenas historias, reales o inventadas, son la mejor inversión de tiempo para ayudar a entender los temas más complejos. La ficción aporta a menudo historias y personajes que sirven para conocer las situaciones y personas que los alumnos se van a encontrar en el mundo laboral o que relatan con solvencia decisiones que desembocaron en una crisis o en su resolución.

“Hay que hacer especial hincapié en que los alumnos deben ir más allá del libro técnico”, defiende Josep M. Sayeras, profesor de Economía de ESADE. “Es cierto que todos los libros que recomiendo tienen un trasfondo económico. Hay ejemplos muy diversos. Las uvas de la ira, de John Steinbeck, es todo un relato de la crisis de 1929; La caverna, de José Saramago, cuenta cómo se introduce un monopolio en un mercado pequeño, y La residencia de los dioses es una divertidísima historieta de Astérix, de Uderzo y Goscinny”, un alegato contra la especulación inmobiliaria. “En muchas novelas hay un trasfondo de análisis económico y hay libros, como el Discurso del método, de Descartes, que deberían recomendarse a todos los estudiantes de Económicas”, opina. “En mis clases, huyo de manuales que enseñan habilidades de economía, recomiendo un buen manual técnico o libros de excelencia literaria”, incide.

De cuidar a tu equipo a emprender tú solo

Aquellos libros a modo de fábulas que enseñaban a finales de los noventa cómo dar un giro a tu vida laboral y personal con optimismo y confianza han quedado atrás. La realidad se ha impuesto y con la crisis los textos van directamente al grano, a dar consejos prácticos, y están más dirigidos a la labor individual que a la colectiva. El ejemplo más conocido de los noventa es quizás ¿Quién se ha llevado mi queso?, de Spencer Johnson, un libro de motivación que estuvo casi cinco años entre los más vendidos. “Eran fábulas de otra época, cuando estábamos en la abundancia. Propuestas que hoy han pasado a un segundo término”, recuerda el director editorial de Aguilar, Pablo Álvarez. “Los libros que se publican ahora tienen más que ver con los emprendedores, son propuestas más individualistas, sugieren salir adelante por uno mismo, enseñar al lector las pautas para autogestionarse y en un marco muy global”, explica. Y cita tres ejemplos: Diario emprendedor, de Joshua A. Aguilar; How, de Dov Seidman, y Despierta el genio financiero de tus hijos, de Robert T. Kiyosaki.

El director editorial de Ariel, Francisco Martínez Soria, aunque resalta que sigue habiendo interés por los libros de crecimiento personal o profesional, hay más sobre temas concretos relacionados con el desempeño profesional, como es el Método TED para hablar en público, que ha tenido un gran éxito. “Ha tenido mucha aceptación en su formato físico, pero es el libro del que más ejemplares hemos vendido en digital. Quizás es un formato que encaja muy bien con esta clase de textos, porque te permite, por ejemplo, hacerte tus notas en el e-book”, explica el director de Ariel, que ha reeditado además obras clásicas, como El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián, o Manual de vida, de Epicteto.

Entre las sugerencias de este experto figura el duro testimonio de cómo era la Europa del siglo XX en El mundo de ayer: memorias de un europeo, una autobiografía del escritor judío austriaco Stefan Zweig, que se suicidó, junto a su mujer, exiliado en Brasil tras huir del nazismo. “También aconsejo buenas películas, por las historias que cuentan o por el mundo que muestran, como Una mente maravillosa, de Ron Howard, inspirada en la novela de Sylvia Nasar, que fue nominada al Premio Pulitzer; Moneyball, de Bennett Miller, sobre el mundo del béisbol, basada en el ensayo Moneyball: the art of winning an unfair game, de Michael Lewis, o Black mirror, una estupenda miniserie británica que analiza las consecuencias de la tecnología en la vida”.

“Entiendo la economía como una ciencia humanística, hemos de estar atentos a todo lo que la rodea” usando la información y los testimonios que explican las repercusiones, resalta Sayeras. “A ello nos puede ayudar desde un capítulo de la biografía de Groucho Marx en el que explica cómo vivió el mundo del teatro la crisis de 1929 hasta la Breve historia de la euforia financiera, de John Kenneth Galbraith”, un repaso a las crisis más relevantes de la historia.

Joaquín Garralda, decano de Ordenación Académica de IE Business School, dice que “en las circunstancias actuales todas las empresas evitan el riesgo y prefieren trabajadores con la mente abierta a la innovación y a la búsqueda de soluciones y oportunidades”, para lo que hay que preparar a los estudiantes. Por eso recurre a textos literarios que aportan buenos ejemplos que se pueden trasladar a la estrategia empresarial.

“Hay un planteamiento de partida, la lectura debe estar asociada a cosas prácticas”, explica. “El príncipe, de Maquiavelo, es un clásico. Aunque no se esté de acuerdo con algunos aspectos del libro, sí enseña que El príncipe tiene que tener mucho cuidado con quién se alía. Otro que se usa mucho es El arte de la guerra, de Sun Tzu, un estratega militar chino. Enseña que la mejor batalla es la que no has tenido que librar y habla mucho de posicionamiento, del manejo de la información y de los espías”. También utiliza en sus clases Billy Budd, una novela de Herman Melville. “Un cuento corto que muestra el problema de aplicar de forma estricta las normas”, sigue Garralda.

“Consideramos muy importante la formación en humanidades. Hay profesores en nuestro centro que usan libros de historia y literatura, sobre todo para desarrollar el espíritu crítico de los estudiantes, para enseñarles las diversas formas de observar la realidad. En los MBA se usan igualmente textos sobre el islam o Asia que ayudan a entender las diferencias culturales que luego se encontrarán en el mundo laboral”, indica.

Pero ¿están interesados los alumnos en este tipo de libros? “Su nivel de interés es muy variado. Algunos que se quedan con dos conceptos básicos, pero hay bastantes estudiantes que descubren autores y despiertan mucho su interés”, responde Garralda. “La buena literatura, a veces, es lo que mejor enseña, es fundamental para su formación”.

Susana Domingo, profesora de estrategia de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra, cuenta que en su centro se facilitan libros de literatura a los estudiantes, “pero hoy en día a la mayoría de la gente le cuesta menos hacer clic y ver un trozo de película”. “El impacto de un tema que vas a trabajar en clase es mayor si han visto antes una película sobre él, o si han leído fragmentos de un libro”, dice.

Ella recomienda libros como El álgebra de la justicia infinita, de Arundhati Roy, un ensayo político sobre el mundo actual, y El hombre en busca de sentido, del psiquiatra austriaco Viktor Frankl, que narra la historia de un campo de concentración vivida desde dentro. “Las historias de superación personal, sean de una situación dura, una enfermedad o una adición les pueden servir, por ejemplo, a los emprendedores para reforzarse. Con estas lecturas se pueden explicar habilidades directivas, estrategia, gestión de recursos humanos o negociación”, continúa.

Los documentales pueden aportar mucho en el aprendizaje. “Inside job trata sobre la crisis financiera de 2008 y está basado en entrevistas en las que los personajes explican por qué tomaron las decisiones”, agrega Domingo. Esta cinta, dirigida por Charles Ferguson, recibió el Oscar al mejor documental en 2011. “Otra buena película es Margin call. Es la historia de ocho trabajadores de un banco de inversión en las horas previas a la crisis. Se ve cómo el líder, el dueño de la empresa, se encuentra en la disyuntiva entre decir la verdad y mentir”.

Domingo usa también YouTube, por ejemplo, un vídeo de 12 minutos en el que Jack Welch, director de General Electric, explica las claves del liderazgo.

La variedad de contenidos de la Red es muy amplia. Los vídeos TED (tecnología, entretenimiento y diseño), la ONG norteamericana dedicada a difundir ideas innovadoras, pueden consultarse en Internet. Allí exponen sus propuestas desde el expresidente Bill Clinton a emprendedores de éxito como los fundadores de Google.

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