“El asesoramiento financiero en España es mejorable”
Josep Soler (Barcelona, 1956) es uno de los fundadores de la Asociación Española de Asesores Financieros (EFPA, por sus siglas en inglés) y preside la organización a nivel europeo desde septiembre de 2012. También es director general del Instituto de Estudios Financieros y ha sido director comercial de la Bolsa de Barcelona, auditor de la Comisión Europea y asesor comercial del Gobierno de EE UU.
Pregunta. ¿Qué es la EFPA? ¿A qué se dedica?
Respuesta. Su constitución tiene lugar en el año 2000 y su nacimiento en España está totalmente ligado a la creación de la European Financial Planning Association (EFPA). Como delegación de la asociación europea, EFPA España actúa como plataforma independiente de certificación profesional y como asociación que agrupa a los profesionales dedicados al asesoramiento y la planificación financiera en nuestro país, debidamente certificados. Por tanto, facilitamos unos estándares mínimos para ejercer la profesión y certificamos a las personas que los adquieren primero a través de unos exámenes y después van renovando el título cada año a través de la formación continua y el compromiso de mantenerse adscritos al código ético de conducta profesional.
P. Pocos años después de la creación de la EFPA se han sucedido los escándalos financieros. ¿Qué ha fallado? ¿Hacen autocrítica?
“Aquí ha fallado todo el mundo: la oferta y, también, la demanda, los clientes”
R. La EFPA es una organización relativamente joven que empezó a certificar en 2002. Como parte del sector financiero, tenemos parte de nuestra responsabilidad, pero precisamente somos el inicio de la solución que ha coincidido en el tiempo con unos desastres, sobre todo a nivel de distribución de productos, que debemos reconocer. Aquí ha fallado todo el mundo: la oferta y, también, la demanda. Es decir, debemos mejorar la responsabilidad y la profesionalidad de aquel que vende productos financieros, pero también hay que elevar la cultura financiera de los clientes para que se responsabilicen en mayor medida de sus finanzas personales participando más en la toma de decisiones que afectan a sus ahorros. En este sentido, en España vamos muy retrasados en asuntos de alfabetización financiera.
P. Me imagino entonces que comparte la idea de la CNMV y del Banco de España de incluir la educación financiera como asignatura del currículo escolar...
R. No solo la compartimos, sino que estamos colaborando intensamente como voluntarios, participando en proyectos en escuelas y creando una normativa interna para dar formación en el propio proceso de asesoramiento financiero.
P. En España, más del 90% de los productos se venden a través de las redes bancarias. ¿En qué nivel se encuentra el asesoramiento financiero en nuestro país?
“En España vamos muy retrasados en alfabetización financiera”
R. La gran transición de la banca será desde la comercialización de productos hacia un sector en el que sobre todo se le venda un servicio, el asesoramiento, al cliente. Evidentemente, al final de la cadena siempre habrá un producto, pero primero deberíamos conocer al cliente, trabajar con él su planificación financiera... Esto se puede hacer con mucha dignidad desde las oficinas bancarias.
P. ¿Y se hace realmente?
R. Digamos que no al cien por cien, pero hemos avanzado muchísimo. Es cierto que el asesoramiento convive también con objetivos demasiado vinculados a la colación de productos. Estamos en un mercado en transición, pero creo que después de la crisis habrá dos cambios: unas entidades mucho más fuertes y solventes, y unos bancos que van a pensar en cómo fidelizar al cliente a largo plazo, y para lograr ese objetivo no podrán vender cualquier cosa, deberán darle un servicio más personalizado.
P. Pero si tuviese que poner nota al asesoramiento en España, ¿cuál sería?
“Se están colocando productos que llevan a algún tipo de confusión”
R. Lo importante es que es mejor de lo que era hace unos años, pero sigue siendo manifiestamente mejorable. Hemos empezado tarde con estos temas, aunque estamos avanzando convenientemente.
P. En lo peor de la crisis, las entidades hicieron propósito de enmienda y prometieron diseñar productos más sencillos. Sin embargo, no es así, y se vuelven a vender productos complejos, incluso a la clientela minorista. ¿No se ha aprendido nada?
R. Cuesta mucho. Es verdad que se están colocando en el mercado productos que yo no calificaría como tóxicos, pero sí que pueden llevar a algún tipo de confusión. Esto no podemos verlo con buenos ojos. A diferencia de otros países, en España se ha prestado mucha atención para la salida de la crisis a la reestructuración de las entidades, al fortalecimiento de su balance, y no tanto a la microbanca, a la relación con el cliente minorista. Por tanto, no me extraña que, con las pocas iniciativas que ha habido desde el sector y las Administraciones para cambiar la forma de hacer banca, sigamos cayendo en algunos problemas del pasado.
P. Desde que el supervisor dio el visto bueno a las empresas de servicios de asesoramiento (Eafis), su número ha crecido bastante. En este sentido, ¿la cantidad viene avalada también por la calidad?
“No se puede decir que solo es asesoramiento el independiente”
R. Los números de entidades registradas y su cuota de mercado son todavía pequeños. En cuando a la calidad, la clave quizá esté en la autorregulación. En este tema debo decir algo: no porque tengan el apellido de Eafis se debe considerar que van a dar un asesoramiento mejor; deberán demostrarlo poniéndose estándares de calidad más elevados y niveles de cualificación más exigentes. Para la EFPA, el asesoramiento es horizontal, se realiza desde muchos lugares. Lo que no podemos es decir que lo único que existe es el asesoramiento independiente porque condenaríamos al 99% de los ahorradores sin capacidad de pagar a no tener asesoramiento.
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