China quita el salvavidas a sus empresas
Pekín permite que una empresa caiga en el impago a sus inversores dentro su plan de liberalización económica
El pasado noviembre, China puso en marcha el mayor plan de reformas económicas y sociales en décadas en el Tercer Pleno del 18 Comité Central del Partido Comunista Chino. Entre otros, decidió liberalizar más los mercados, otorgar un mayor papel a la empresa privada, impulsar la liberalización de los tipos de interés y mejorar los mecanismos de fijación de la tasa de cambio del yuan o renminbi. Los inversores del fabricante de paneles fotovoltaicos Chaori Solar han sido algunos de los primeros ciudadanos chinos en experimentar las consecuencias del plan para hacer la economía más productiva y que las fuerzas del mercado pesen más.
Pekín ha permitido este mes que Chaori Solar no pague a los inversores los intereses de una emisión de bonos realizada en 2012, que asciende a 89,8 millones de yuanes (10,5 millones de euros), debido a sus problemas financieros por el descenso del precio de las células de silicio y los paneles y la sobrecapacidad del sector. Es la primera vez que los inversores chinos sufren un impago en el mercado interno desde que en 1997 el banco central comenzó a regular la renta fija.
Chaori, radicada en Shanghái, ha pagado cuatro millones de yuanes, frente a los 89,8 millones de intereses que debía abonar. Ha habido accionistas que solo han cobrado el 3% de lo que les correspondía. La empresa lleva tres años sufriendo pérdidas millonarias, aunque hasta ahora había podido seguir pidiendo crédito. Ha asegurado que venderá activos para responder a los pagos. La decisión de Chaori pone también de manifiesto las tensiones crediticias que han surgido en China como consecuencia de los mayores controles y garantías adicionales de capital impuestos por los supervisores para evitar el sobreendeudamiento.
A pesar de que el mercado de los bonos mueve 4,2 billones de dólares (tres billones de euros) en China, los analistas consideran que está poco desarrollado y no valora de forma adecuada los riesgos. Hasta ahora, Pekín había rescatado a los prestatarios en apuros para mantener la confianza en un mercado del crédito aún poco experimentado. Pero los tiempos han cambiado y el Partido Comunista Chino (PCCh) ha decidido soltar lastre y retirar la red de seguridad a las empresas poco a poco, en su plan para construir un sistema financiero más orientado al mercado.
Otros bonos de riesgo
El caso de Chaori Solar no será el único en el que Pekín permita que una empresa no pague los intereses a sus bonistas, según los expertos. Creen que esta política afectará desde bonos de deuda a productos de gestión de patrimonio e incluso vehículos de financiación de los Gobiernos locales.
Dos de los bonos del fabricante de turbinas eólicas Sinovel Wind fueron incluidos el mes pasado en una lista de vigilancia de crédito por parte de la agencia de calificación China Lianhe. Otras compañías con bonos sin suficientes garantías y riesgo alto similar a Chaori son el fabricante de botellas de plástico PET y envases Zhuhai Zhongfu y la azucarera y papelera Nanning Sugar, según la firma de Shanghái Haitong Securities. Empresas inmobiliarias también corren peligro, como Zhejiang Xinrun, que se enfrenta a una posible quiebra con créditos por valor de 3.500 millones de dólares.
Esfuerzos anteriores para prevenir impagos con créditos de bancos estatales u otras ayudas habían generado críticas de que las autoridades malgastaban el dinero público y peticiones de que los accionistas compartieran las pérdidas. La garantía ofrecida por el Gobierno provocaba también que las tasas de interés de los bonos no reflejaran de forma precisa los riesgos de inversión.
El momento en el que se deja caer a Chaori es significativo: dos días después del discurso del primer ministro chino, Li Keqiang, el 5 de marzo en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular China (el Parlamento), en el cual dijo que los mercados jugarán en adelante “un papel decisivo” en la asignación de crédito y otros recursos. El PCCh intenta evitar decisiones sensibles durante acontecimientos importantes de la vida política china. La luz verde a este impago revela la voluntad de los dirigentes de dejar claro esto será ahora normal.
Los analistas ven con preocupación el creciente endeudamiento empresarial en un momento de ralentización económica y el Gobierno intenta enfriar el auge de los préstamos y la inversión.
Los pequeños inversores que quieren una rentabilidad superior a la que otorgan los bajos intereses que pagan los bancos chinos se han volcado en bonos empresariales y otras inversiones de alto riesgo, como acciones respaldadas con tarjetas de crédito.
Rescates públicos anteriores habían despertado fuertes críticas
Un sector de ellos puso sus ahorros en Chaori, pero la industria solar del país ha sufrido grandes pérdidas debido a la sobrecapacidad y la guerra de precios. El grupo chino Suntech Power, en su día el mayor fabricante mundial de equipos solares, fue forzado a la quiebra el año pasado.
Responsables del organismo regulador de la Bolsa china han afirmado que lo ocurrido a Chaori es “un acontecimiento típico debido al mercado”. Esperar que las compañías sean rescatadas “está claramente en contra de una economía de mercado madura, y es sencillamente insostenible”, ha dicho Ouyang Zehua, funcionario en este organismo, según la agencia Xinhua. Un aviso a navegantes cuando algunas empresas se enfrentan a la presión del Gobierno para reducir la capacidad de producción en sectores como el siderúrgico y el cementero; con unos excesos de capacidad que han desplomado los precios y han hecho quebrar algunas empresas.
Los analistas ven lo sucedido a Chaori como algo positivo a largo plazo, ya que lleva un soplo de realismo al sector de los equipos solares, eleva la concienciación de los riesgos que corren los inversores, que tendrán que ser más selectivos, y fomentará una mayor disciplina por parte de los prestatarios a la hora de fijar precios. “Creemos que este impago estimulará el desarrollo necesario en el mercado de bonos interno”, asegura la agencia de calificación Moody’s.
El Gobierno está dispuesto a aceptar incumplimientos con los inversores. Li Keqiang dijo la semana pasada que no le gustaría ver impagos en productos financieros, pero añadió: “Me temo que a veces algunos casos individuales de tales impagos son difíciles de evitar”. Xinhua se ha expresado de forma más directa: “Este episodio (el caso Chaori) debería ayudar a reducir el riesgo moral causado por la suposición extendida que un Gobierno todopoderoso rescatará siempre inversiones devaluadas con el dinero de los contribuyentes”.
Otra muestra de la intención del Gobierno de ligar la economía más a los mercados llegó el fin de semana pasado, con la decisión de duplicar la banda de fluctuación del yuan, aunque algunos expertos creen que la medida refleja la preocupación de las autoridades por la ralentización. La tasa de cambio podrá subir o bajar un 2% desde un punto medio fijado cada día por el banco central, en lugar de un 1%, como hasta ahora. Los líderes chinos han dicho que planean dejar flotar libremente el yuan algún día, pero se prevé que esto tarde muchos años. Pekín es reacio a permitir cambios repentinos en la tasa de cambio por miedo a la inestabilidad y el daño al sector exportador, que emplea a millones de personas.
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