Nuevo empleado en la residencia oficial de Netanyahu denuncia maltrato
El responsable del servicio doméstico de la residencia oficial del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha denunciado a sus superiores por abuso y explotación de sus funciones durante su desempeño y exige compensaciones, informa hoy la prensa local.
De acuerdo al borrador de una querella que será interpuesta en un Tribunal Laboral contra la Residencia Oficial del jefe del Ejecutivo israelí, el demandante alega que soportaba largas horas de trabajo, al tiempo que era maltratado e injuriado pese a su dedicación.
"El demandante fue empleado bajo condiciones de explotación, inhumanas e injustas", afirmó su exabogada Amit Sabag, en un documento que publicó una cadena israelí y hoy difunden los medios israelíes.
El querellante trabajó como responsable del servicio en la residencia del primer ministro israelí hasta finales del anterior mandato de Netanyahu, que concluyó en enero de 2013.
La demanda incluye duras jornadas de trabajo que superaban el horario laboral de un día completo en el que apenas contaba con descansos de una hora, y su obligación a ofrecer plena disponibilidad en todo momento.
El empleado cita a su superior, Ezra Saydoff, que supuestamente le habría prometido un cargo permanente, aunque finalmente sólo pudo ofrecerle un contrato temporal.
En una grabación que se adjunta a la demanda, Saydoff asegura al demandante que hizo todo lo que pudo por conseguirle el ascenso, argumento en línea con la supuesta promesa que le hizo el responsable de sacar a concurso un cargo ficticio a su medida.
La Residencia del Primer Ministro negó al Canal 2 de la televisión israelí las acusaciones y señaló que "si el trabajador ha sufrido tanto, ¿porqué solicitó de forma repetida y durante más de dos años permanecer como trabajador permanente?".
No es la primera vez que el supuesto trato que dispensa la pareja Netanyahu termina en tribunales.
En 2010 una empleada de Sara Netanyahu, segunda esposa del primer ministro y con la que tiene dos hijos, la demandó por maltrato, trato despótico y humillante, así como por no pagarle el salario mínimo ni beneficios obligatorios como el finiquito y la paga de vacaciones, cuando sirvió en su residencia de Cesarea entre 2004 y 2009.
Sara se enfrentó a una polémica similar en los años noventa, cuando fue acusada de arrojarle una zapatilla a la niñera de sus hijos, demanda que ganó.
Los gustos lujosos de la pareja también han despertado la polémica en Israel al conocerse, por ejemplo, que las expensas de su Residencia Oficial en 2012 ascendieron a 2,97 millones de shékels (620.000 euros).
Se sumó un nuevo escándalo en 2013 por un viaje oficial a Londres para el que la pareja exigió una cama de matrimonio que costó al contribuyente 127.000 shékels (unos 27.400 euros o 36.000 dólares).
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