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TURISMO MARRUECOS

Meliá apuesta por el turismo de lujo en Marruecos con tres hoteles en la costa mediterránea

El consejero delegado del grupo Meliá. EFE/Archivo
El consejero delegado del grupo Meliá. EFE/ArchivoEFE

El grupo hotelero español Meliá firmó hoy en Rabat un contrato de gestión de tres futuros hoteles en la costa mediterránea marroquí, en una apuesta del grupo por el turismo de lujo en Marruecos, según explicó su vicepresidente y consejero delegado, Gabriel Escarrer.

En una entrevista con Efe, Escarrer señaló que Marruecos, un país que en 2013 superó los diez millones de visitantes, ha apostado históricamente por el turismo cultural, pero tiene "un gran potencial" para el turismo de sol y playa, que apenas ha sido desarrollado, salvo en la ciudad de Agadir, en la costa atlántica.

Por ello, Meliá firmó hoy con la Caja de Depósitos y Gestiones (CDG, empresa de inversiones públicas) sendos contratos para gestionar dos hoteles más un grupo de apartamentos, con una capacidad total de 736 habitaciones, en la estación de Saidia, extremo nororiental de Marruecos, junto a la frontera argelina.

Los hoteles se abrirán entre 2016 y 2017, y Meliá ha firmado contratos por una duración de quince años, tiempo considerado necesario para optimizar una inversión, aunque aquí la inversión ha corrido a cargo de CDG y Meliá aporta la marca, la imagen y el "savoir faire".

Saidia fue el escenario de uno de los fiascos inmobiliarios más sonados en el sector turístico marroquí, cuando la constructora española Fadesa, encargada de construir allí el mayor "resort" turístico del país (300.000 metros cuadrados) se declaró en 2008 en suspensión de pagos y dejó el destino convertido en una ciudad fantasma.

Sin embargo, fuentes de Meliá creen que después de haber "tocado fondo", el proyecto llamado Saidia-Med tiene futuro, y de hecho Escarrer alabó la calidad del plan rector que pilota CDG en el diseño de la nueva estación turística.

Como cualquier grupo turístico, Meliá busca destinos "con estabilidad política, económica y social", factores que Escarrer cree se dan en Marruecos gracias al trabajo "del rey y el Gobierno" en un contexto histórico de gran incertidumbre por la llamada primavera árabe.

Esta estabilidad, más el acompañamiento de "un buen socio que nos dé estabilidad jurídica" han animado a Meliá a apostar por Saidia, pues Escarrer considera que se han puesto las bases para apostar por la "oferta complementaria" que distinga a Marruecos de otros destinos de sol y playa baratos: campos de golf, salas de congresos, puertos deportivos o restaurantes que atraigan a un turismo de clase.

Escarrer no oculta que la presencia del grupo en Saidia la ven como un trampolín para penetrar en el mercado marroquí, y concretamente en las ciudades de Casablanca, Rabat y Marrakech, ciudades en la que el grupo ya se encuentra en conversaciones con potenciales socios locales, pues sería siempre en la fórmula de gestión, no de propiedad.

Este desarrollo permitiría al grupo superar el problema de la estacionalidad, pues los hoteles de Saidia -que se aspira a que puedan abrir nueve meses a partir del tercer año de explotación- se complementarían con los hoteles llamados "urbanos", permitiendo la fidelización de todo su personal mediante la movilidad laboral.

Escarrer cree que el prestigio y la experiencia de su empresa han animado al socio marroquí a confiar en ellos como los más capaces de atraer a la "masa crítica" de viajeros que permitan un desarrollo colateral de toda la oferta turística, incluida la necesaria llegada de vuelos al pequeño aeropuerto de Uxda, a 70 kilómetros de Saidia.

Marruecos se convierte así para el grupo español en una de las "excepciones africanas": en este momento, Meliá gestiona hoteles solo en Zanzíbar y Cabo Verde -islotes de estabilidad-, y mantiene su presencia en Egipto, concretamente en Charm el Cheij (mar Rojo), convencidos de que "Egipto es un gran país, y terminará recuperándose", dice Escarrer.

Por otro lado, el resto del mundo árabe no le es ajeno, pues el grupo está presente en dos hoteles de gran lujo en Dubái y tiene previsto expandirse por Doha y algunas ciudades saudíes.

"Como compañía española, y gracias a los 500 años de historia común, entendemos muy bien la mentalidad del mundo árabe; esta empatía, a efectos de flexibilidad, siempre es una ventaja competitiva con respecto a otros grupos europeos", concluye Escarrer.

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