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BANESTO INTERVENCIÓN

Veinte años de la intervención que truncó las aspiraciones de Mario Conde

Fotografía de archivo del exbanquero Mario Conde. EFE/Archivo
Fotografía de archivo del exbanquero Mario Conde. EFE/ArchivoEFE

La intervención del Banco de España de Banesto estremeció el 28 de diciembre de 1993 el sistema financiero español y truncó el ascenso meteórico de su entonces presidente, Mario Conde, un banquero atípico muy bien relacionado con políticos y periodistas del que se llegó a decir que aspiraba a la presidencia del Gobierno.

Veinte años después, y tras más de un siglo de vida, Banesto ha dejado de existir para integrarse definitivamente en el Banco Santander, en tanto que el sistema financiero español se ha visto sacudido por la mayor crisis financiera tras la II Guerra Mundial y el mapa de entidades apenas recuerda al de mediados de los noventa.

La intervención de Banesto, llevada a cabo el 28 de diciembre en pleno Día de los Inocentes -algunos pensaron que la noticia era eso, una inocentada-, supuso el momento más difícil vivido por el banco, con colas de clientes a las puertas de las sucursales intentando retirar sus ahorros presos por lo que pudiera pasar.

Además de poner fin a la ascensión de Conde, entonces considerado un advenedizo de la banca y que acabaría en la cárcel, la intervención del banco y la sustitución de todo su Consejo de Administración frenó la fuerte expansión de Banesto, que llegó a acumular una importante cartera industrial y estar entre los cinco grandes del sector financiero español.

Conde comenzó su aventura de Banesto en octubre de 1987, con una fuerte inversión que lo convirtió en uno de los mayores accionistas a título individual, con lo que consiguió inicialmente un puesto en el consejo de administración y, más tarde, la vicepresidencia y la presidencia de la entidad.

Comenzó entonces una nueva etapa en el banco, con grandes proyectos, algunos de ellos frustrados, como la salida a bolsa de la Corporación, que obligó a Conde a iniciar la venta de las llamadas "joyas de la corona", como el grupo cementero, Petromed y una importante participación en la Unión y el Fenix, entre otras.

A medida que las cuentas de Banesto empeoraban, Conde inició su desembarco en los medios de comunicación con la compra de importantes paquetes en Antena 3 TV, El Independiente, la revista Época o el diario El Mundo, además del frustrado intento de compra de La Vanguardia.

Pese a una ampliación de capital y de un plan de saneamiento, el Banco de España acometió su intervención, una vez detectadas las minusvalías que acumulaba el banco, sus escasas provisiones y la morosidad de sus créditos, lo que llevaba a un quebranto patrimonial superior al medio billón de pesetas (3.000 millones de euros).

Las inspecciones de Banesto, no obstante, comenzaron un año antes, en concreto en marzo de 1992, ante la sospecha de que la inversión crediticia tenía mayor morosidad que la que afloraba en los balances del banco.

La entidad trató de subsanar estos errores mediante una ampliación de capital de 130.000 millones dirigida por el banco estadounidense JP Morgan, pero no fue posible, por lo que continuaron los problemas de tesorería y empezaron a surgir otros de financiación en el mercado interbancario.

Es ante esta situación cuando se materializa la intervención, que recae en los hombros del gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, y del ministro de Economía, Pedro Solbes, que nombran posteriormente presidente de Banesto al hasta entonces vicepresidente del BBV -aún no era BBVA-, Alfredo Sáenz.

Mario Conde inicia así su periplo judicial. En 1994 ingresó por primera vez en prisión, de donde salió 34 días más tarde tras pagar una fianza de 2.000 millones de pesetas.

Tuvo que volver a Alcalá-Meco en febrero de 1998, prisión en la que estuvo recluido 17 meses en diferentes grados, tras ser condenado a cuatro años de prisión por el caso Argentia Trust -desaparición de 600 millones de pesetas de Banesto-.

En el año 2000, seis años y tres meses después de ser destituido como presidente de Banesto, Mario Conde fue condenado a diez años de prisión por su gestión al frente del banco, lo que convirtió en presidiario al hombre que a principios de los noventa fue considerado modelo de banquero y empresario y llegó a codearse con las grandes fortunas y con el Rey.

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