La negociación entre la UE y el Mercosur deberá superar el ruido y la discordia
Las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur se acercan a su fase final con una firme voluntad política, pero deberán superar "algo de ruido" y nuevas discordias, según fuentes diplomáticas consultadas por Efe en Brasilia.
Las discusiones para un acuerdo comercial entre ambos bloques comenzaron formalmente en noviembre de 1999, pero desde entonces se arrastran sin éxito y han tenido reiteradas interrupciones, aunque finalmente fueron retomadas este año y se encaminaban hacia un intercambio de ofertas este mismo mes.
Sin embargo, ese trámite, fundamental para el proceso, ha quedado pendiente para el próximo enero a pedido de la UE.
Hace diez días, el canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, dijo a periodistas que la UE había pedido postergar el intercambio de ofertas porque aún no había podido concluir su propuesta.
"El Mercosur estaba listo para presentar su oferta antes de fin de año, como estaba acordado, pero ellos, infelizmente, no tendrían lista su oferta para entonces y pidieron que se postergue para fines de enero", dijo Figueiredo.
El canciller brasileño atribuyó esa información al comisario europeo de Comercio, el belga Karel de Gucht, quien luego negó que esa fuera la razón del pedido, que la UE admitió, pero justificó en la proximidad del parón navideño en las instituciones comunitarias.
Aunque no fue confirmado en forma oficial, fuentes diplomáticas dijeron a Efe que la UE le expresó a Brasil su "disgusto" por la declaración de Figueiredo y la "exposición pública de las razones".
Pese a que de uno y otro lado se ha ratificado la "voluntad política" para avanzar hacia un acuerdo, en las últimas semanas ha aparecido "algo de ruido" en las negociaciones, señaló a Efe un diplomático suramericano.
"Argentina no está conforme con el hecho de que la UE la culpe de las trabas en la negociación y a Brasil le molesta que se pongan en duda sus medidas fiscales", explicó.
En el primer caso, las barreras comerciales que Argentina impone en sus operaciones externas, criticadas incluso dentro del Mercosur, han sido consideradas un "obstáculo" por portavoces comunitarios, como el vicepresidente de la Comisión Europea (CE) y responsable de Industria, Antonio Tajani.
Brasil, por su parte, recibió con desagrado la noticia de que esta misma semana la UE ha pedido un proceso de consultas en la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre medidas fiscales que el país impone a productos importados y que el bloque de los 27 califica de "discriminatorias".
El proceso se refiere a exenciones o reducciones selectivas de impuestos aplicados a ciertos productos nacionales, sobre todo en el área automotriz, que el Gobierno brasileño determinó en el marco de sus medidas contra la crisis global y que, según la UE, "otorgan ventajas" a su industria y la "protegen de la competencia".
Para el bloque comunitario, esas medidas, que Brasil justifica en la necesidad de blindar a su industria y garantizar el empleo frente a "la crisis generada en los países desarrollados", repercuten de forma negativa en los exportadores de la UE, cuyos productos son gravados con impuestos más altos que sus competidores brasileños.
El canciller Figueiredo comentó la demanda europea y aseguró que Brasil tiene "argumentos sólidos para demostrar" que sus políticas fiscales "están acordes con las reglas internacionales".
El ministro declinó analizar la coincidencia entre la demanda de la UE y las negociaciones con el Mercosur y explicó que un proceso de consultas forma parte de las "reglas" de la OMC.
"No quiero hablar sobre posibles motivaciones", apuntó, aunque sin ocultar su malestar con la situación.
Más allá de ese "ruido puntual", un diplomático europeo explicó a Efe que "la realidad es que, en este momento, el Mercosur tiene más prisa que la UE en llegar a un acuerdo".
La razón es que Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, cuatro de los miembros del bloque que completa Paraguay, figuran en la lista de países que dejarán de beneficiarse de incentivos comerciales que otorga la UE a partir del año próximo.
Los cuatro miembros del Mercosur pasarán a ser considerados como países de renta media-alta y por tanto saldrán del sistema europeo de ventajas arancelarias, lo cual tendrá un "impacto mínimo, pero un impacto" en el comercio con Europa, explicó el representante de la UE. Eduardo Davis
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