Afrontar la crisis sin dañar el gasto social, el reto del próximo Gobierno salvadoreño
El Gobierno que surja de las próximas elecciones en El Salvador heredará el bajo crecimiento económico y el alto déficit fiscal que el país arrastra desde hace varios años, pero con la necesidad de "blindar" el gasto social.
Los salvadoreños elegirán el 2 de febrero próximo al sustituto de su actual presidente, Mauricio Funes, para el período 2014-2019.
El propio Funes advirtió a los candidatos presidenciales de que el próximo año habrá "problemas fiscales", aunque argumentó que la situación es mejor que en 2009, cuando él recibió las finanzas públicas "en un estado deplorable".
A medida que se acerca el cambio de Gobierno "la preocupación número uno es que este país va a seguir creciendo poco", entre el 1,5 y el 2 % en 2014, dijo el economista sénior del no gubernamental Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Abelardo Medina.
Desde que aumentó el 3,8 % en 2007, el producto interior bruto (PIB) de El Salvador ha mostrado bajos índices de crecimiento (el más alto fue del 2,2 % en 2011) e incluso cayó un 3,1 % en 2009 por la crisis internacional que estalló en 2008, según un informe que el Icefi, con sede en Guatemala, presentó en San Salvador esta semana.
El Banco Central de Reserva de El Salvador prevé un crecimiento del 1,9 % del PIB para este año, similar al de 2012.
La situación refleja "un agotamiento del modelo económico", según el Icefi, cuyo director ejecutivo, Jonathan Menkos, matizó que eso "está pasando en todo el mundo", algo que la actual crisis "está demostrando", y en este contexto "El Salvador no es la excepción".
En su nuevo Informe de Desarrollo Humano, presentado el 19 de noviembre, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo instó a El Salvador a implantar un nuevo modelo de desarrollo para superar su retraso en educación y salud, entre otras áreas.
Medina apuntó que los tres principales problemas de las finanzas públicas salvadoreñas son unos ingresos que van "en alza, pero aún (son) insuficientes", un gasto público en el que hay "pocos recursos frente a grandes desafíos" y un endeudamiento que es "una tarjeta de crédito que ya llegó a su límite".
Según datos del Icefi, en 2012 el déficit fiscal fue del 3,4 % y la deuda pública llegó al 56,6 % del PIB.
Sin embargo, el economista destacó que El Salvador "sí muestra un cambio en el tratamiento al gasto social", que "es más inclusivo, más equitativo", especialmente en salud y educación.
Por esa razón, "es indispensable que se blinde el gasto social" en el próximo Gobierno y que afronte las dificultades financieras del Estado, subrayó Medina.
Menkos remarcó que "los recursos sociales hay que blindarlos" y que aquellos destinados "para niñez y adolescencia son todavía más importantes".
Funes presentó recientemente al Parlamento un proyecto de ley para hacer permanentes los programas sociales de su Gobierno.
Los principales retos del nuevo Gobierno serán "resolver la crisis financiera, y especialmente la de liquidez", así como "mejorar la transparencia fiscal" y "mejorar la calificación y la sostenibilidad de la deuda", señaló el Icefi.
Agregó que el nuevo Gobierno también tendrá que "convocar urgentemente un pacto fiscal" que, entre otras acciones, busque "mecanismos para mejorar la eficiencia de la administración tributaria y de los motores de crecimiento económico" del país.
Menkos advirtió de que "sin política fiscal sana es imposible cumplir (...) la más mínima de las metas" que se fije el nuevo Gobierno, que asumirá el 1 de junio de 2014.
Por su parte, Funes admitió en una entrevista con el Canal 5 de la televisión que su Gobierno entregará al próximo un déficit fiscal elevado, de alrededor del 3,4 %, pero argumentó que él lo recibió en 2009 aún más alto, del 6,3 %.
"Vamos a tener problemas fiscales el próximo año y, por lo tanto, eso debería llevar a los candidatos (presidenciales) a ser más responsables con sus propuestas" de campaña electoral, advirtió.
Funes señaló que una de las dificultades fiscales es que en El Salvador, aunque sí "tienen ingresos (...), las grandes empresas declaran pérdidas y no pagan impuestos".
Luis Alfredo Martínez
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