El Sabadell reposta gasolina
La entidad amplía capital y se protege ante el futuro examen de solvencia del BCE
Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, ha decidido llenar los tanques de gasolina de la entidad. Tras una agresiva temporada de compras (ha adquirido siete bancos desde 2007) y conocer que el Banco Central Europeo prepara exámenes muy exigentes para analizar la solvencia del sector, Oliu ha decidido ampliar capital en 1.400 millones.
Esta semana el banco ya ha obtenido la mitad mediante una colocación privada de 275 millones del banquero colombiano Jaime Gilinski (Itos Holding) y otro tanto del mexicano David Martínez (Fintech Advisory). Cada uno se hará con el 5% del capital del banco. Ambos se sentarán en el consejo de administración del Sabadell. Además, un grupo de familias mexicanas de Monterrey ha suscrito otros 100 millones en acciones. Un total de 650 millones invertidos a 1,64 euros por acción. El viernes la acción cerró a 1,87 euros.
El segundo aumento de capital se hará a 1,10 euros por título y estará dirigido a los accionistas del Sabadell. La ampliación se cerrará el 27 de septiembre.
Como todos los refuerzos, esta entrada de capital afectará a los equilibrios de poder de la entidad. Con el 10%, los dos nuevos inversores casi igualarán al núcleo duro de accionistas del Sabadell —formado por Josep Oliu, su consejero delegado, Jaime Guardiola, Isak Andic (Mango), José Manuel Lara (Planeta), Héctor Colonqués (Porcelanosa), Sol Daurella (Coca-Cola Iberian Partners) y Joaquín Foch-Rusiñol (Titán), entre otros—, que tienen el 10,25%. Otros consejeros tienen un 4,75% más.
En la entidad no se teme que Gilinski (traído de la mano de Oliu) ni Martínez (captado por Guardiola) sean un contrapoder. También descartan que sean inversores oportunistas y confían en una permanencia de medio plazo. Han firmado un pacto de permanencia de tres meses.
En el Sabadell se espera que el refuerzo de capital les permita crecer más en créditos y mejorar la rentabilidad (ahora es del 2,8% sobre activos). La entidad, que ha multiplicado el balance por 2,3 veces en seis años, admite que se preparan para los exámenes del BCE y los que hará EBA, el supervisor europeo, en 2014. “El objetivo es alcanzar un core capital según Basilea III cercano al 11%, lo que nos situará entre los más solventes de España y Europa”, comentan en la entidad.
Sin embargo, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s (S&P) anunció este jueves que mantenía la calificación de la deuda del Sabadell en BB y B a largo y corto plazo, respectivamente. Valoró “positivamente” que “captara capital incluso en tiempos difíciles”, pero mantuvo la “perspectiva negativa” sobre la entidad por “la vinculación a España”. Comunicó que le bajará la calificación si se hace lo propio con la de España o si se deteriora el negocio bancario español o su posición de liquidez. Para S&P la ampliación de capital “reforzará la relativamente débil posición de capital del banco que sigue expuesto a los riesgos potenciales”.
Un banquero experto en reflotar entidades
Jaime Gilinski (55 años) es un habilidoso banquero colombiano de ascendencia lituana que desde muy joven ha aplicado la fórmula de comprar negocios con problemas que luego recompone y con los que se apalanca para nuevas aventuras en el mundo financiero. Este reconocido banquero, cuyo abuelo llegó de Lituania a Barranquilla en la década de los veinte, creció en Cali, donde su padre, Isaac, fundó varias empresas emblemáticas de Colombia, entre las que se cuenta una de fabricación de sillas plásticas.
El joven Gilinski fue enviado a estudiar a la universidad Georgia Tech, en EE UU, donde se graduó como ingeniero industrial. Luego estudió un máster en administración de empresas en Harvard. Regresó a Colombia en 1987 para asumir las riendas de los negocios familiares y en 1991 dio el gran salto al sector bancario de la mano de su padre. Juntos salvaron la filial colombiana del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), que bautizaron como el Banco Andino y que cuatro años más tarde vendieron por más del doble de la inversión.
Luego vendría otra de sus grandes jugadas. Con tan solo 36 años y en compañía de su padre, compró con otros 80 inversores el 75% de uno de los bancos más grandes del país en ese momento, el Banco de Colombia, por 375 millones de dólares (281 millones de euros). El banco creció y los Gilinski decidieron fusionarlo con el Banco Industrial Colombiano, propiedad del Grupo Empresarial Antioqueño, operación que terminó en un pleito que se prolongó durante más de siete años y obligó a las partes a pagarse sendas indemnizaciones.
Tras este negocio agridulce, la familia Gilinski se alejó de Colombia y regresó al país en 2003 con la empresa Gilex Holding, con la que iniciaron una serie de compras millonarias como el banco Sudameris, al que convirtieron en una de las entidades más sólidas del mercado financiero colombiano, y la red de cajeros automáticos Servibanca, que hoy es la tercera más grande del país.
El grupo GNB Sudameris incluye el banco, la fiduciaria Tequendama y la agencia de Bolsa Suma. Este grupo compró en 2012 las filiales del banco HSBC en Colombia, Perú, Uruguay y Paraguay, por un valor de 4.400 millones de dólares, una operación que está próxima a cerrarse.
Aparte de la banca, Gilinski tiene intereses en el mercado inmobiliario, es filántropo de uno de los centros médicos más importantes de Colombia, preside una organización en Harvard para estudiantes judíos y aporta fondos para becas del Centro Rockefeller.
En la última edición de la revista Forbes, el colombiano ocupó el puesto 613 de la lista de los hombres más ricos del planeta. Entró así en el selecto club de los multimillonarios colombianos que tienen fortunas superiores a los 1.000 millones de dólares. La de Gilinski asciende a 2.400 millones, y con ella ha comprado el 5% del capital del Banco Sabadell. Mantiene buena relación con Josep Oliu, presidente de la entidad catalana.
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