Latinoamérica, encabezada por Brasil, hace frente común en el G20
Las economías emergentes de Latinoamérica, con Brasil a la cabeza como miembro de BRICS, se plantan en la cumbre de líderes del G20 que empieza este jueves en San Petesrburgo (Rusia) para reiterar a los países desarrollados que sus intereses deben ser tenidos en cuenta.
"El escenario internacional exige del G20 una mayor coordinación para recuperar el crecimiento económico y la creación de empleo no sólo en los países desarrollados, sino también en los países en desarrollo", dijo hoy a Efe un miembro de la delegación brasileña en la antigua capital imperial rusa.
Brasil, como una de las cinco economías más pujantes del mundo agrupadas en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), defenderá desde primera línea las demandas que comparte con México y Argentina, otras dos potencias emergentes de Latinoamérica.
El asunto de última hora más caliente, con permiso de Siria, que deberán afrontar los asistentes a la cumbre y que más preocupa en la actualidad a las economías emergentes será la posible reducción de los estímulos monetarios en Estados Unidos, concretamente la conclusión de la llamada flexibilización cuantitativa (QE).
La flexibilización cuantitativa es una medida de política monetaria que usan algunos bancos centrales, como es el caso de la Reserva Federal de EEUU, para inyectar dinero en la economía y estimular así su crecimiento.
Las economías en desarrollo, sobre todo los BRICS, temen que el fin de estos estímulos cause una fuerte fuga de capitales especulativos de sus países, que podrían ser agravados por un virtual encarecimiento del precio del dólar.
"Los países desarrollados deben tener en cuenta los efectos que pueden tener sus políticas monetarias sobre la creación de empleo y también sobre los países en desarrollo, sobre las monedas de esos países", dijo el delegado brasileño, quién destacó el gran consenso que existe en este sentido entre las economías emergentes del G20.
A su vez, y al igual que el país anfitrión, Brasil volverá a exigir la ratificación de la reforma del sistema de cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para incrementar las aportaciones y en consecuencia la capacidad de decisión de las economías pujantes.
"Brasil insiste en que las cuotas de los países en desarrollo en las cuotas del FMI deben reflejar su participación real en la economía mundial", recalcó la fuente brasileña.
Por otra parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, anfitrión de la cumbre como líder del país que ostenta este año la presidencia del G20, mantendrá reuniones cortas con todos los mandatarios latinoamericanos que acuden a la cita internacional, como la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
"Con Argentina tenemos un gran potencial de cooperación en energía hidroeléctrica y nuclear en el transcurso de las expediciones anuales a la Antártida", precisa la Administración del presidente ruso.
El Kremlin adelantó en un comunicado publicado en vísperas del evento que Moscú quiere consolidar "la dinámica de cooperación estratégica con Brasilia gracias a proyectos comunes en materia de energía e industria aeronáutica y aeroespacial".
La reunión entre Putin y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, será la primera entre estos dos mandatarios después de que el político mexicano devolviera el poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones celebradas en diciembre del año pasado.
México llega a la cumbre con una agenda propia que, además de alinearse con otras demandas de los emergentes, pone el dedo en la llaga de la pobreza y el hambre que padecen aún hoy, en pleno siglo XXI, amplias regiones del planeta.
El vicesecretario de Relaciones Exteriores mexicano, Carlos de Icaza, recordó en vísperas del evento que el grupo de las economías más desarrolladas y pujantes del mundo no sólo aglutina cerca del 80 por ciento del PIB mundial, sino también acoge en sus extensos territorios hasta el 60 por ciento de los pobres del planeta.
De Icaza manifestó que la seguridad alimentaria es un tema fundamental para el país norteamericano en la agenda de la cumbre, al igual que la lucha contra la pobreza y el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas.
"Esperamos que la producción de alimentos crezca entre un 50 y un 70 por ciento hasta 2050. (...) Hasta 870 millones pasan hambre en el mundo", dijo el viceministro mexicano.
Arturo Escarda
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