El expresidente de Pescanova dice que llevaba dos meses sin cobrar
En la carta de renuncia que leyó en el consejo recordó que, al no tener blindaje, no recibirá indemnización ni paro tras su salida de la multinacional gallega
Manuel Fernández de Sousa, el desde ayer expresidente de Pescanova, aprovechó el consejo de administración en el que dimitió para recordar que tras su salida no iba a recibir prestación por desempleo y que llevaba dos meses sin cobrar, desde que el juez le apartó de la gestión tras declararse el concurso de acreedores. "La administración concursal decidió dejar de abonarme mi sueldo como presidente ejecutivo de la Sociedad, que ya no percibo desde hace dos meses, no habiendo percibido tampoco indemnización alguna por resolución de contrato ni derecho a FOGASA, desempleo, etc., al no tener cláusula de blindaje de ningún tipo, después de 37 años al servicio laboral de Pescanova en varios cargos", dijo en su discurso de renuncia ante el resto del consejo.
Sousa apuntó además que, pese a no cobrar, ha seguido trabajando. "He seguido acudiendo regularmente a las oficinas de la compañía hasta hoy, para aportar mi ayuda en lo que fuera necesario para los nuevos administradores y colaborar con KPMG en la investigación forense". El expresidente, según se confirmó en una nota enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), dimitió ayer de su máximo cargo, pero no se refirió al puesto de consejero, por lo que de momento sigue ocupando ese asiento.
Lo último que hizo Fernández de Sousa el miércoles, antes de dejar de ser presidente de Pescanova, fue ofrecer a los consejeros su particular visión de la evolución del escándalo contable en la empresa. Sousa habló de todo el proceso de los últimos meses como si la crisis que estalló no hubiera estado nunca relacionada con su gestión. Y todo, a pesar de que el auditor KPMG determinó tras su investigación que en el seno de Pescanova se llevó a cabo durante años un plan para retocar la contabilidad en el que participó la dirección y el propio Sousa, el presidente explicó todos los pasos positivos que ha dado en los últimos meses. Según la versión de Sousa, fue él quien dio la voz de alarma, quien tomó la decisión de presentar el concurso y quien contrató a KPMG para que aclarara la contabilidad. "Firmé personalmente la aceptación de la carta de encargo de Servicios Profesionales relativa al análisis forensic presentada por KPMG. En esta carta de encargo ya se hacía referencia a una deuda mayor de la recogida en el balance previo, pero ya aflorada para entonces en un escrito de contestación a la CNMV, así como otras operaciones y aspectos contables que luego han sido objeto de investigación forense", relató.
Durante su discurso de dimisión también tuvo palabras precisamente para ese informe de KPMG. "Este Informe es el fruto de un ejercicio de transparencia que yo promoví y con el que todos los directivos de la compañía han venido colaborando durante los tres meses de trabajos de auditoría forense", apuntó. Y realizó una valoración del mismo: "Hay algunas de sus conclusiones que no son acertadas —como explicaré en el momento oportuno— pero otras describen una realidad que yo he contribuido ahora a poner de manifiesto y a cuantificar en beneficio del futuro de Pescanova", insiste.
Al expresidente, que tras desaparecer de la vida pública durante dos meses en plena crisis de la compañía se ha esforzado en las últimas semanas por cambiar de estrategia y explicar que todos sus actos fueron por el bien de la empresa, no le ha gustado la imagen que los medios están dando de su gestión ante las contundentes conclusiones de KPMG. "El Informe ha tenido una difusión pública sesgada, en la que se ha manipulado desde su génesis hasta sus resultados. Pero en cualquier caso supone el final de la etapa de clarificación de las cuentas de Pescanova que he venido promoviendo yo desde febrero, con la ayuda del equipo de dirección de la sociedad", determinó.
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