Líder sindical argentino sube la tensión antes del paro "contra la presidenta"

El líder sindical Hugo Moyano, exaliado del Gobierno argentino y ahora uno de sus más agresivos adversarios, subió hoy la tensión al señalar que el paro general del próximo lunes es "contra la presidenta" y advertirle que no permitirán que "se roben el salario de los trabajadores".

"La Presidenta dice que no va a aceptar extorsiones. Nosotros le decimos que los camioneros no vamos a aceptar más que se roben el salario de los trabajadores", señaló hoy Moyano en declaraciones a Radio Mitre.

"(Fernández) no tiene noción o no le interesa saber cuánto vale la mercadería para alimentar a la familia, cuáles son los precios de la canasta familiar", añadió Moyano, en referencia a los polémicos índices difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre inflación y el precio de la canasta básica, muy inferiores a los que publican consultoras privadas.

Según el Indec, la inflación argentina fue del 10,3 por ciento en los últimos 12 meses, cifra que asciende al 23,3 % a partir de datos de las consultoras privadas.

Moyano ratificó que se movilizarán a mediodía hacia la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, y en caso de que les nieguen el acceso, marcharán hacia el Ministerio de Trabajo.

La huelga convocada por el sindicato de camioneros, uno de los más poderosos del país, puede paralizar el transporte de carga, la retirada de basura, la distribución postal y de diarios e incluso el abastecimiento de combustible.

En junio del pasado año, Moyano protagonizó un paro que generó serios problemas de abastecimiento en todo el país y poco después movilizó a miles de sindicalistas contra el Gobierno en la primera jornada de huelga nacional convocada en más de una década en Argentina.

El distanciamiento entre Moyano, que fue uno de los más importantes aliados del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), y Cristina Fernández se agudizó en vísperas de las elecciones presidenciales de 2011 y se agravó el pasado año, con la fragmentación de la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera del país, entre "moyanistas" y "kirchneristas".