Rosa Regàs dice que "España es hoy un país invadido"

Contundente siempre con sus opiniones comprometidas y críticas, la escritora Rosa Regàs asevera que nunca ha dejado de protestar, aunque considera que ahora se dedica más a "poner de manifiesto el desastre" en un lugar como España que "es hoy un país invadido, aunque la invasión no haya sido militar".

En plena presentación de su nueva novela "Música de cámara", con la que obtuvo en marzo el premio Biblioteca Breve, Regàs reflexiona, durante en una entrevista con Efe, sobre las medidas que nos impone la UE y lanza que los países del sur de Europa deberían unirse y, si llegan a un acuerdo, "deberían salir del euro".

En su opinión, los políticos de los Estados más afectados por la crisis "deberían ser más inteligentes y no obedecer sólo a (la canciller alemana) Angela Merkel", siendo conscientes de que "sólo a los más ricos les interesa estar en el euro".

"Me parece muy injusto que para mantener el euro amplio los más pobres deban seguir pagando lo que se ha hecho mal, las trampas, el dinero que se ha malgastado en tonterías, el que algunos se han quedado y no devolverán. Me pregunto cómo pueden dormir tranquilos estos políticos tan obedientes", exclama Regàs.

Sin dejar nunca indiferentes a sus interlocutores, la autora barcelonesa sostiene que no hay un solo político en España que tenga ideas para salir de la crisis. "Obedecen a Merkel y a callar", apostilla.

Por otra parte, se queja de que los "escraches" se hayan "convertido en delitos de los que protestan" y de que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, "solo esté preocupado por no perder las próximas elecciones".

Defensora de las ideologías y contraria a las creencias, su nueva novela, "Música de cámara", que acaba de publicar Seix Barral, narra la historia de un amor truncado entre una mujer de herencia republicana y un joven de clase alta en la posguerra barcelonesa.

Dedicada a una persona muy importante de su vida, como fue el editor Carlos Barral, Regàs dibuja a dos personajes protagonistas, Arcadia y Javier, con unas diferencias ideológicas muy marcadas, y relata cómo pueden influir en una historia de amor estas ideologías, las de una mujer criada en los valores de la Segunda República y los de un hombre perteneciente a una pudiente familia franquista.

Asimismo, en la última parte de la obra, que transcurre en 1984, aprovecha la autora para arremeter contra la Transición.

En una de las páginas, Arcadia mantiene que España no ha sabido deshacerse de lo que supuso la dictadura de Franco. "Y esto no cambiará, seremos más ricos o más pobres, más lúcidos o más esclavos, pero el lastre de la dictadura de la que no hemos sabido deshacernos ni cuando gobernaba el dictador ni a su muerte nos acompañará durante toda la vida, durante nuestra vida por lo menos y mucho, muchísimo más allá", escribe en una de las páginas.

Regàs, al igual que su personaje, defiende que "España es un país sin memoria, en el que Franco castigó a los perdedores a no tener futuro, pero como todo buen dictador, también castigó a los ganadores y los dejó sin pasado".

Esta herencia, lamenta, "comporta que el país no quiera ni la cultura ni la educación, que son fundamentales para el progreso de los pueblos, las familias, las personas". "Es siempre lo primero que se recorta, porque, además, en el caso de la cultura, nadie protesta porque se cree que es sólo entretenimiento".

Preguntada por si está trabajando en una nueva historia de ficción, esta escritora tardía, que se estrenó cuando ya pasaba de los cincuenta años, adelanta que ya está de nuevo en proceso de creación, pero advierte que es de las que no cuenta nada hasta que lo tiene todo bien dibujado. Irene Dalmases