Los chipriotas esperan con calma la reapertura bancaria, que dudan que sea mañana
Los chipriotas afrontan la reapertura de los bancos con calma dado que los movimientos de capital estarán sujetos a restricciones y muchos dudan además de que las entidades financieras estén en condiciones de operar ya el jueves.
"No, no voy a dejar que me sobrecoja el pánico. Si caemos en él, lo destruiremos todo. Voy a esperar pacientemente y no voy a correr tan pronto abran los bancos a ponerme a la cola y esperar horas y horas", resume a Efe el sentir general Maria Ioanidu, una maestra jubilada con cuenta en el banco que va a ser liquidado, el Banco Popular (Laiki).
En los últimos días los chipriotas han dado lecciones de paciencia y pese a que el límite de retirada de los cajeros automáticos ha bajado a 120 euros en el caso del Banco de Chipre y a 100 euros en el Popular, no se han producido grandes protestas ni alborotos.
Preguntando en la calle o en las tiendas a la gente si tiene pensado sacar sus ahorros de los bancos o ir enseguida mañana a la sucursal, la respuesta esta mañana más frecuente era "no, no pienso salir corriendo", "¿para qué?, si van a imponer límites a las transacciones", o ¿adónde iba yo a llevar el dinero".
El fatalismo se entremezcla con un sentir de deber patriótico y de fidelidad hacia el banco de toda la vida.
A modo de ejemplo puede servir la opinión de Pambos Antoniu, propietario de un tienda que tiene su cuenta en el Banco de Chipre -que será ampliamente reestructurado-: "no, no tengo intención de retirar mi ahorros. Aquí quedarán porque es el banco con el que colaboramos como actividad comercial", explica.
O Kipros Kiprianou, electricista y propietario de una pequeña empresa de dispositivos eléctricos, también con cuenta en el Banco de Chipre.
"¿Llevar el dinero adónde? Si todos empezaran a hacer esto, nos autodestruiríamos como país", dice.
Una visión muy similar a la de Andrula Antoniu, ama de casa de 58 años, que asegura que no piensa hacer nada cuando abran los bancos.
"No voy a hacer nada, ni tampoco voy a correr a los bancos cuando abran. Tenemos nuestros ahorros en el banco cooperativo (ha quedado fuera de las medidas de recorte). Y si cada uno de nosotros retira su dinero, daña a su país".
También los hay que a su calma añaden el escepticismo sobre la fecha de reapertura.
Rula Spiru, propietaria de una tienda de souvenirs, por ejemplo, no cree que los bancos vayan a poder abrir mañana ante la infinidad de preparativos que deben hacer para adaptarse a las restricciones previstas.
Lo mismo opina una jubilada británica que no quiere dar su nombre y que explica que cuando abran los bancos lo primero que hará es pagar las facturas pendientes, por ejemplo de la luz, e ingresar los cheques de la pensión.
"De todas formas, tengo el presentimiento de que mañana no abrirán y que estarán cerrados hasta el próximo martes, porque el lunes es festivo", dice esta mujer.
El gobernador del banco central, Panikos Dimitriadis, no ha arrojado luz sobre esta cuestión, y en una comparecencia ante la prensa ayer dijo que se estaban haciendo "enormes esfuerzos" por posibilitar la reapertura el jueves, sin dar la garantía definitiva.
Los ciudadanos tampoco conocen todavía cuáles serán las medidas restrictivas que se aplicarán para evitar la fuga de capitales, ni por cuánto tiempo.
Estas impresiones callejeras contrastan con la opinión de muchos expertos que ven riesgo de que se produzca una gran salida de capital de este país mediterráneo, al menos una vez eliminadas las restricciones.
Así, por ejemplo, en una entrevista con Efe el Premio Nobel de Economía y asesor del Gobierno de Nicosia, Christopher Pissaridis, se mostró convencido de que una vez se levanten las restricciones a los movimientos financieros, se producirá una retirada masiva de depósitos.
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