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INFORME DE LOS INSPECTORES DEL BANCO DE ESPAÑA

“Durante años no se revisó la inversión de forma mínimamente eficaz”

Los funcionarios desvelan que se paralizaron inspecciones durante los procesos de fusión

Íñigo de Barrón
Fachada principal del Banco de España en Madrid.
Fachada principal del Banco de España en Madrid. Carlos Rosillo

A lo largo del informe de la Asociación de Inspectores, se recuerdan varias declaraciones de Aristóbulo de Juan, ex director general del Banco de España y actualmente consultor reputado. “Una regulación y una supervisión buenas pueden resultar ineficaces si no existen unos mecanismos para solucionar los casos de insolvencia. Esta situación puede conducir a la corrupción del supervisor”, apunta De Juan.

Los inspectores consideran que se han dejado de lado los métodos de Aristóbulo de Juan que resultaron exitosos para resolver crisis bancarias anteriores. También recuerdan que en 2005 ellos denunciaron problemas en los procesos de supervisión y que en mayo de 2006 hicieron llegar al entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, una carta que alertaba de la concentración de riesgos inmobiliarios de algunas entidades supervisados entonces por Jaime Caruana, predecesor de Miguel Fernández Ordóñez.

Pero esto no impide la autocrítica de los inspectores. “En parte también nosotros hemos fallado y este documento es una forma de dar cuentas a la opinión pública”, afirma uno de los máximos responsables de la asociación. Pero disparan hacia arriba: “El problema no ha estado en la falta de identificación de los riesgos como en la ausencia de acciones supervisoras tendentes a mitigarlos. Los problemas se conocían, simplemente ha habido una falta de actuación”.

Uno de los principios tradicionales del Banco de España que consideran que se ha quebrado y ha acelerado la crisis es el “ciclo supervisor”. “Todas las entidades sometidas a supervisión deben tener actuaciones directas (in situ), con una periodicidad mínima” dependiendo de la importancia sistémica que tenga. “En el caso de entidades o grupo sometidos a seguimiento continuado, no puede limitarse (como ocurre en buena parte) a resumir datos proporcionados por las entidades, sino que se debe revisar toda la actividad”.

El informe denuncia que hay demasiados inspectores en los dos grandes bancos y pocos en las antiguas cajas

Y siguen: “Hay áreas importantes que durante muchos años no se han visto, como ocurrió con algunas cajas que para no interferir en los procesos se suspendieron las actuaciones in situ y al alargarse los procesos” de fusión “resultó que durante tres a cinco años decisivos no se revisó la inversión de forma mínimamente eficaz”. Y concluyen que “algunas actuaciones inspectoras pudieron verse paralizadas”.

Los comentarios son una radiografía del sistema perverso que aceleró y agrandó la debacle financiera. La creencia de que la crisis económica era pasajera llevó a las autoridades y al Banco de España a fomentar las fusiones para tapar los excesos inmobiliarios de algunas entidades. Durante los años que duraron las integraciones —de finales de 2009 a 2011—, la inspección se contuvo para “no interferir” (es decir, para no incomodar a los gestores) y con la prolongación de la recesión, las manzanas podridas acabaron con todo el cesto.

Hay tantas normas de capital que nadie las entiende, se quejan los inspectores

Los inspectores no solo consideran que es un problema de método, también de asignación de recursos. En el punto 18, afirman: “El modelo de supervisión en los dos grandes bancos ha consumido en torno a un tercio de los recursos totales, en detrimento de los asignados al foco de entidades con problemas: cajas y bancos medianos”.

Otro tercio de los casi 400 inspectores se han dedicado, según denuncian en el punto 21, “casi en exclusiva a la participación en comités externos y grupos de trabajo” volcados en actividades de coordinación supervisora internacional y armonización de criterios, “sin que cuenten con conocimientos necesarios”.

Para algunos ejecutivos consultados es exagerado el cálculo del último tercio de inspectores, pero comentan que no ha habido “más remedio que atender a los organismos internacionales (Comisión Europea, EBA, FMI, BCE) porque estamos en el entorno del euro”. También apuntan que la unión bancaria conducirá a delegar funciones en Fráncfort en poco más de un año y cambiará toda la situación. Los inspectores admiten el nuevo escenario, pero recuerdan que afectará más a la toma de decisiones, “mientras que la supervisión sobre el terreno seguirá siendo española, por eso deben mejorarse los métodos”.

El tsunami normativo que ha sufrido la banca también es denunciado. “¿Alguien puede considerar razonable y dentro de la capacidad de comprensión humana que las necesidades de capital se determinen por seis normas diferentes? La comunidad financiera no lo entiende”.

Los inspectores creen que hay mucho que hacer para recuperar el prestigio perdido por la institución y piden que se conceda “la condición de agentes de la autoridad” a los inspectores con la máxima categoría como funcionarios de carrera. En resumen, una larga y polémica carta de Reyes Magos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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