La presión sobre la deuda lusa se relaja hasta mínimos de hace dos años
La presión de los mercados sobre Portugal se alivió de forma notable en las últimas semanas, sobre todo en el caso de sus títulos con vencimiento a dos años, que registraron hoy su menor interés desde noviembre de 2010.
Las obligaciones portuguesas a dos años cotizaban hoy en torno al 3,77 % en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública-, un valor al que no habían caído desde prácticamente el inicio de la crisis económica.
La cifra refleja la extrema volatilidad del mercado de deuda lusa, ya que hace justo diez meses sobrepasaban el 21 % de interés, casi seis veces más.
En el caso de las obligaciones a diez años -utilizadas como referencia-, la penalización exigida por los inversores era hoy del 7,58 %, lejos del 17 % que alcanzaron a finales del mes de enero.
Por los títulos lusos a cinco años se pagaba hoy una rentabilidad del 6,12 %, cuando hace diez meses esta tasa de interés se elevaba hasta el 22 %.
La mayoría de analistas atribuye este alivio de la presión de los mercados al acuerdo alcanzado por la UE con Grecia esta semana, que recoge una flexibilización de las condiciones exigidas al país heleno a cambio de la ayuda comunitaria.
El aumento de la presión del mercado fue la razón que llevó a las autoridades lusas a solicitar el rescate financiero de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, en abril de 2011, para recibir un préstamo que les permitiera dejar de emitir deuda a largo plazo y, por tanto, evitar el pago de intereses tan elevados.
A pesar de que el rescate de Portugal -de 78.000 millones de euros- se prolonga hasta 2014, el país tiene previsto volver a emitir deuda a largo plazo durante el segundo semestre del próximo año.
Expertos y agencias de calificación tienen dudas de las posibilidades de que Portugal pueda colocar en esas fechas obligaciones a cambio de un interés razonable, pero el Gobierno luso mantiene su confianza en conseguirlo y rechaza la hipótesis de tener que solicitar un segundo rescate.
De momento la tendencia a la baja de los intereses de la deuda lusa contrasta con la desconfianza mostrada por los inversores hace apenas diez meses, cuando, pese al respaldo de los fondos del rescate, las obligaciones portuguesas alcanzaron los tipos más altos desde que existen registros.
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