Irak se erige como actor clave en el mercado global del petróleo, según la AIE
La AIE, que evalúa periódicamente el mercado energético para sus 28 Estados miembros, asegura que el país árabe tiene recursos para duplicar su producción de aquí a 2020, hasta 6 millones de barriles diarios, y llegar hasta más de 8 millones de barriles diarios en 2035.
Esto le situaría como segundo exportador, por detrás de Arabia Saudí, y le convertiría en pieza "clave" para los mercados globales, ya que garantizaría el suministro y aportaría estabilidad frente al riesgo de escasez de crudo y alza de los precios, indicó la agencia al presentar un informe en Londres.
En este documento, la AIE -fundada tras la crisis de 1973 para garantizar la seguridad energética a sus miembros, todos países desarrollados, entre ellos España- estima que, en condiciones óptimas, Irak representará el 45 % del incremento de la producción mundial para 2035, por delante del conjunto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
En las próximas décadas, Irak, que actualmente es el tercer exportador del mundo, se convertirá en el proveedor principal de Asia, sobre todo de China, adonde, dentro de unos 25 años, podría enviar unos 2 millones de barriles de crudo diarios.
Según el economista jefe de la AIE, Fatih Birol, es de interés global que el país árabe pueda alcanzar su potencial de producción de crudo, ya que, de lo contrario, con la subida de los precios y la disminución de áreas explorables, "los mercados se encontrarán en áreas turbulentas" en los próximos años.
Es necesario que Irak aumente progresivamente el ritmo de inversión en infraestructuras, provisión de agua y educación, de los escasos 9.000 millones de dólares anuales hasta un total estimado en los próximos 25 años de 530.000 millones de dólares.
Otro reto que afronta el Gobierno de Bagdad -apuntó Birol- es mejorar el suministro eléctrico nacional, aún muy pobre, lo que le permitiría concentrarse en desarrollar la industria petrolera.
En el mejor de los casos, apunta el economista, el país podría llegar en el periodo estudiado, hasta 2035, a unos ingresos anuales medios por petróleo de 200.000 millones de dólares, que compensarían con creces la inversión necesaria.
Birol señaló que, con esos ingresos, Irak podría diversificar su economía, que actualmente depende de la venta de petróleo en una proporción del 72 % del producto interior bruto (PIB).
La AIE, que contó con la colaboración de las autoridades iraquíes para su informe, señaló que el país tiene también mucho por hacer en el campo del gas natural, aunque esa fuente de energía se debería utilizar primero internamente, para mejorar el suministro energético, y después ser exportada.
En su presentación en Londres, la Agencia, con sede en París, admitió que, al elaborar su estudio, no computó el posible efecto del conflicto en Siria o de las tensiones con Irán en la evolución de Irak, al considerar que esos eventos son impredecibles y afectan a corto plazo.
Si las predicciones de la AIE se cumplen e Irak se convierte eventualmente en el segundo exportador mundial, ello tendría serias consecuencias geopolíticas, ya que pasaría a ser el segundo miembro más importante de la OPEP después de Arabia Saudí y por delante de Irán y Venezuela, según los expertos.
Aunque la guerra y los conflictos internos han dañado la industria petrolera en Irak, en los últimos años se ha experimentado una recuperación y Bagdad ha firmado contratos con multinacionales como Shell o BP para explotar su capacidad.
Las exportaciones de crudo de Irak, que se calcula que tiene el cuarto volumen de reservas del mundo, aumentaron hasta 2,6 millones de barriles diarios el pasado septiembre, la mayor cantidad en tres décadas.
No obstante, para poder cumplir las expectativas, es crucial que el Gobierno iraquí apruebe la ley de hidrocarburos, que regulará el sector y que se ha retrasado por discrepancias con el Kurdistán, subrayó la AIE.
Judith Mora
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