Merkel se erige en factor estabilizador, también ante la violencia radical
El euro es "algo más que una moneda" y la eurozona representa, "más allá de la crisis actual", una "comunidad de valores compartidos" en Europa, dijo la canciller, en una extensa comparecencia ante los medios en la que se abordaron todos los ámbitos de la política nacional, internacional y económica.
Alemania es en ese contexto de valores compartidos "un garante de estabilidad" frente a convulsiones "económicas o políticas", siguió Merkel, para recordar que la respuesta a una provocación, como el vídeo que caricaturiza a Mahoma, "nunca debe ser la violencia".
Merkel se comprometió a "evaluar" la posibilidad de impedir la exhibición en Alemania de esa cinta, como pretende llevar a cabo un partido residual ultraderechista, "Pro Deutschland", que durante semanas levantó las iras de la minoría salafista con la muestra de caricaturas del profeta junto a las mezquitas.
"La libertad de expresión también tiene sus límites", dijo la canciller, para quien, al margen de opiniones acerca del "repudiable" contenido de ese vídeo o sus intenciones, está el factor de la seguridad pública alemana.
"Me imagino que habrá buenas razones para hacerlo", indicó acerca de la posibilidad de que las autoridades competentes prohíban la exhibición del controvertido vídeo, detonante de la escalada de violencia en el mundo musulmán contra embajadas occidentales.
La representación diplomática alemana en la capital de Sudán resultó parcialmente incendiada el pasado viernes, tras tratar de irrumpir en el edificio miles de radicales musulmanes.
En medios de Berlín se afirma que desde hacía días los imanes sudaneses habían caldeado los ánimos antialemanes, con el argumento de que en ese país se exhibían impunemente caricaturas de Mahoma.
Las acusaciones de los imanes se remiten a la provocadora campaña de "Pro Deutschland", que durante semanas y en toda Alemania exhibió los dibujos del danés Kurt Westergaard, cuya difusión en 2005 por diarios de toda Europa desató las iras en el mundo musulmán
A la acción de "Pro Deutschland", con apenas 900 militantes y sin representación más que en algún consistorio del "Land" de Renania del Norte-Westfalia, respondió con violencia la minoría salafista (con unos 2.500 a 4.000 miembros, entre el colectivo de 3,5 millones de musulmanes del país).
Merkel respondió con evasivas a las insistentes preguntas de por qué no se prohibió entonces esa campaña ultraderechista o por qué, en su momento, justificó incluso la difusión de las caricaturas de Westergaard y ahora, en cambio, defiende impedir la del vídeo.
El Gobierno alemán ha condenado repetidamente en los últimos días los contenidos de ese vídeo, en el que se presenta a Mahoma como un violento mujeriego y hasta pederasta.
La canciller insistió en que la respuesta del mundo musulmán no puede ser la violencia, al tiempo que justificaba la prohibición de entrada en el país del predicador estadounidense Terry Jones, quien al parecer acudía como simpatizante de "Pro Deutschland".
La violencia musulmana y la provocación ultraderechista dominaron la comparecencia de Merkel, que tradicionalmente se realiza antes del verano, pero que esta vez se aplazó hasta después de la pausa estival, por citas sucesivas relacionadas con la crisis del euro.
Con ello se eclipsó el segundo gran tema, junto con la situación de la zona euro, a escala de política interna, de cara al otoño alemán, como son los comicios generales a celebrar en un año.
Merkel ratificó su doble objetivo de ser reelegida y de lograr una reedición de su actual alianza de gobierno entre la Unión Cristianodemócrata (CDU), su hermana la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP).
Los sondeos, a un año de los comicios, no lo dan como posible, dada la debilidad de los socios liberales, por lo que Merkel podría verse abocada a repetir la fórmula de la gran coalición con los socialdemócratas, la fórmula de su primera legislatura.
"No se puede descartar nada. Pero no voy a empezar a prepararme para que así sea", zanjó la canciller, en su comparecencia ante la prensa, de más de 90 minutos de duración.
Gemma Casadevall
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