Rajoy dice que hace lo único que se puede hacer, "no pregunto si me gusta"

Al concluir su discurso ante el pleno del Congreso, Rajoy ha pedido la colaboración de toda la sociedad: "o trabajamos unidos para lograr los mismos objetivos o nuestros esfuerzos serán estériles. O demostramos, de verdad, que somos una nación dispuesta a sacrificarse para conquistar un futuro mejor, o no merecerá la pena este esfuerzo".

En su intervención ha dejado claro que "no hay mucho para escoger": o se reduce el gasto, o se aumentan los ingresos, o se hacen ambas cosas, opción que ha elegido el Gobierno porque, ha dicho, lo impone la necesidad.

Según ha admitido, él es "el primero en estar haciendo algo que no le gusta".

Ha reconocido así que dijo que bajaría los impuestos y que los está subiendo, pero ha señalado que no renuncia a bajarlos en cuanto sea posible.

Está aplicando las medidas excepcionales que reclama un momento excepcional, ha añadido tras reiterar que, aunque el camino "no es fácil, ni corto, ni agradable", es el único que conduce a la recuperación.

Rajoy ha admitido que está dando pasos que "duelen", pero ha insistido en que los españoles no pueden elegir: "no tenemos esa libertad" porque rechazar los sacrificios actuales es renunciar a todo.

Se ha mostrado convencido de que no serán estériles y ha garantizado que no ocuparía el puesto de presidente del Gobierno no lo creyera así.

Para Rajoy, "España tiene solución" y tiene además el coraje y la determinación necesarios para mantener esta disciplina el tiempo suficiente.

El acicate del Gobierno, ha subrayado, son las colas del paro; los millones de desempleados dan legitimidad moral a las medidas anunciadas y dan sentido al esfuerzo que reclama el Ejecutivo.

"No vamos a encoger nuestra ambición como españoles", ha recalcado Rajoy, quien se ha comprometido a continuar trabajando "sin cambiar el rumbo, ni el ímpetu, ni la constancia".