Los mercados también ven fútbol
Un informe del BCE estudia la caída de la actividad bursátil durante el Mundial de 2010
El balón se echa a rodar y el mundo se paraliza a su alrededor. La pelota, entregada sobre el césped a la destreza de 22 jugadores, concentra la atención de millones de ojos que forman parte de un juego global seguido con fervor: el fútbol. Los medidores de audiencia de televisión se disparan y la atención hacia el evento aumenta en la misma proporción en que los forofos abandonan su rutina diaria. El efecto no solo se produce en los trabajos más comunes sino también en los lugares más insospechados. Uno de ellos, los mercados financieros.
El Banco Central Europeo publicó esta semana un informe que estudia minuto a minuto la influencia de un partido de fútbol en la actividad bursátil. El estudio gira en torno a 21 partidos disputados durante el Mundial de Sudáfrica de 2010 y la consiguiente reducción de las transacciones y el volumen de movimiento de dinero por minuto en 15 parqués: nueve europeos, cuatro de América Latina, en Estados Unidos y en Sudáfrica. El descenso medio de la actividad alcanzaba un 23,7% en las transacciones por minuto y un 33% en el volumen de negocio cuando se celebraba un partido. La dispersión se acentuaba todavía más cuando la selección nacional saltaba al terreno de juego: las operaciones caían un 45% y el dinero negociado se reducía un 55%.
Las operaciones caían un 45% y el dinero negociado se reducía un 55% en la Bolsa de media cuando jugaba la selección nacional
Los mercados financieros, ese ente misterioso y abstracto, se vieron dominados durante más de noventa minutos por un espectáculo tan profano como el fútbol. La tentación es grande y tanto inversores como brokers cambiaron negocio por ocio. Los lances del partido también fueron relevantes. Si un equipo marcaba un gol, el número de transacciones bajaba un 5% mientras que el volumen de negocio se veía afectado un 3,3%. Durante el descanso, se producía una leve recuperación, aunque la estadística volvía a bajar en la segunda mitad. Nicolás López, analista de la agencia de valores M&G, quita hierro a la repentina falta de actividad. “Hay otros momentos puntuales en los que también baja, pero el día tiene muchas horas”, asegura. Ese descenso, sin embargo, sí obliga “a posponer algunas operaciones de inversión”.
La correlación entre los índices nacionales y el comportamiento de los mercados globales también sufrió modificaciones. Cuando Wall Street abre al alza, el resto de índices bursátiles (por ejemplo el español Íbex 35) imitan su progresión un día cualquiera. En cambio, la relación causa-efecto fue más tardía y se redujo hasta un 20% mientras un partido estaba en juego.
Si un equipo marcaba un gol, el número de transacciones bajaba un 5% mientras que el volumen de negocio se veía afectado un 3,3%
Pero este descenso de la actividad va más allá del mero encuentro. Cuando los jugadores saltan al campo, los especuladores ya han saltado del parqué para no perderse un ritual tan patriótico como la escucha de los himnos nacionales. La vuelta a la normalidad se produce entre media hora y 45 minutos tras la finalización, coincidiendo con el término de los resúmenes televisivos. En total, un parón de más de dos horas. “Hay momentos de mayor volumen de negociación, como es el caso de la apertura, y otros periodos más tranquilos; el descenso de actividad del especulador pequeño apenas tiene influencia”, explica Carlos Aguirre, analista de la agencia Euro Deal.
La publicación del BCE incluye un desglose geográfico del que España, que se proclamó campeona, sale beneficiada. A pesar de su fuerte tradición futbolística, la Bolsa madrileña es duodécima en el ránking de distracción de sus brokers. Chile encabeza la lista. Es el país donde los inversores más se desentienden de las fluctuaciones bursátiles cuando su selección entra a escena. Es relevante el descenso de la cantidad de dinero en movimiento, un 99%, pasando a ser casi imperceptible. Dinamarca se sitúa en el polo opuesto con un ligero aumento de los movimientos. En este análisis pormenorizado, sorprenden los datos de Alemania. Su fama de rectitud y seriedad profesional queda en entredicho al ser el país europeo con mayor caída de la actividad.
La Bolsa madrileña es duodécima en el ránking de distracción de sus brokers. Chile encabeza la lista
Cabe matizar que la medición no se establece de forma igualitaria. El BCE analiza un partido de España, Dinamarca, Alemania, Francia, Argentina, Reino Unido e Italia, dos de Sudáfrica, Suiza y Estados Unidos, y tres de Chile, México, Holanda, Portugal y Brasil. La importancia de un partido de cara al futuro de la selección en el Mundial también tiene mucho que ver. El partido de España que recoge el informe fue el primero de la fase de grupos (derrota contra Suiza por 0-1) y suscitó menos interés que los posteriores.
En el caso de Chile, cuya Bolsa fue la más damnificada por el entusiasmo deportivo, se especifican las variaciones en Bolsa durante tres encuentros: dos de la fase de grupos (victoria contra Suiza por 1-0 y derrota contra España –que no entró en los cálculos por disputarse cuando la actividad acabó en el parqué madrileño- por 1-2) y la derrota por 3-0 en octavos contra Brasil.
El informe del BCE humaniza una actividad de la que viven pendientes las mayores empresas de un país así como sus entidades financieras. El estudio se convierte en la más firme demostración de que hasta las actividades más vagas e indeterminadas necesitan un soplo de aire fresco, un acercamiento a la realidad menos racional.
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