_
_
_
_

El 'síndrome de Berlín'

El exministro Josep Piqué y el catedrático Antón Costas discuten sobre la crisis europea.- "Nos abocamos a la ruptura del euro si Alemania nos deja en manos de los mercados", dice Costas

Cada nuevo paso que da la crisis, cada elemento que se añade en la tormenta y cada vez que otro país acaba amenazado por los mercados, Europa mira hacia Alemania. Y Alemania, a su vez, se dirige a la periferia para ponerle deberes y exigirle mayores dosis de austeridad. Dos años después del estallido de la crisis griega, esta dinámica se ha vuelto tan común que los países de la periferia han desarrollado el síndrome de Berlín, un término que anoche acuñó el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona Antón Costas para evocar el conocido síndrome de Estocolmo, esa compleja relación emocional que una víctima puede desarrollar con su secuestrador. En este caso, Costas se refería a una dependencia de las "élites" de los estados periféricos con Alemania, por la que estas "miméticamente apoyan la visión alemana de las cosas". Una relación, a su juicio, errónea para Alemania, la zona euro y los países sobreendeudados.

Costas debatió ayer en la Pedrera durante alrededor de dos horas con el exministro de Asuntos Exteriores y actual presidente del Círculo de Economía, Josep Piqué, en un acto organizado por CatalunyaCaixa en la Pedrera de Barcelona. El encuentro trataba de confrontar la visión de la crisis de un economista liberal, Piqué, con otro socialdemócrata, Costas. En el centro del diálogo, Alemania, de la que Europa espere que, además de ser una potencia económica, tome también las riendas políticas de la unión en plena crisis. "Alemania debe entender que la Unión Monetaria solo es posible si los desequilibrios son digeribles", aseguró Piqué. El exministro, que vuelve a estar en las quinielas para ocupar alguna cartera en el futuro gobierno de Mariano Rajoy, recordó la "historia de éxito" de la Unión Europea que interrumpió el proyecto de Constitución Europea para dibujar una Europa con dos ritmos distintos. "No es posible un euro a dos velocidades. O hay euro o no hay euro. Pero sí es posible una Europa a dos velocidades, porque ya se da. Unos países tienen el euro y otros no, unos están en el área Schengen y otros no lo están", reflexionó. Es decir, Piqué trazó una Europa federal para unos países a los que se otros estados se unirían de forma confederal.

Sin embargo, hasta entonces Europa debe ir avanzando hacia algún lado. A poder ser, en dirección contraria a la crisis. Para ello, tanto Piqué como Costas plantearon varios recorridos, y todos pasaban por Berlín. "Es casi un reto intelectual intentar entender Alemania", bromeó el catedrático y vicepresidente del Círculo de Economía, que expuso dos motivos por los que Alemania "está tan obcecada". En su opinión, la crisis está favoreciendo a Alemania, cuyas empresas y administraciones pueden financiarse a largo plazo a un coste bajísimo. El segundo motivo pasa por una idea "equivocada" sobre cómo meter en cintura a los países periféricos. "Alemania considera que son países manirrotos, lo que no vale para Irlanda, e incurre en un error de cómo meter en vereda a los países sobreendeudados, que es dejándoselo a los mercados. Piensan que la única forma de que se hagan las reformas es dejarnos con la presión de los mercados. Y eso es un error garrafal", advirtió.

Dejar a los países periféricos al borde del abismo y a merced de los mercados, a su juicio, supone tanto como abocar a Europa a una "ruptura del euro". "Los mercados de ahora no son los de los años 80 y 90, que tenían cara y ojos y con los que se podía negociar. Hoy los mercados no tienen líder, suelen ser jóvenes con un ordenador... Y no están sometidos a disciplina externa. Creer en ese elemento de disciplina es vivir en otro mundo", remachó.

Tras escucharlo atentamente, Piqué respondió: "No creo que Alemania por definición tenga razón". Es más, el exministro recordó que su última victoria fue hace 140 años y que sus "decisiones históricas no siempre han sido acertadas". No obstante, consideró que el "problema de la deuda" consiste en que los prestamistas no confían en la capacidad de los estados de tener unas tasas de crecimiento real que sean superiores a los aumentos que experimentará la devolución de la deuda en los próximos años. "No hay alternativa al rigor y la consolidación fiscal, pero hay que dejar espacio al crecimiento", aseguró. Es decir, sí a los ajustes, pero combinándolos con estímulos y, en el caso de los países periféricos, reformas de los mercados laboral y financiero. "Yo sí tengo disposición a ahorrar, pero no a comulgar con ruedas de molino", replicó Costas, quien recordó que Alemania ha sido una habitual incumplidora de varios criterios del Tratado de Maastricht.

Costas puso sobre la mesa varias opciones, desde una italianización de la eurozona para que los países del norte financien a los del sur durante la crisis, hasta la ruptura del euro. Pero en su opinión la que tendría un menor coste pasa por combinar la política de austeridad y de mejora de la competitividad en la periferia con medidas de estímulo en el núcleo de la eurozona, con una actitud más agresiva del Banco Central Europeo (BCE), que debería llegar a monetizar deuda, y tratando de buscar una devaluación de la moneda. "Esta opción permitiría repartir pérdidas y la posibilidad de que algunos países efectúen un default parcial, como Grecia", agregó. Piqué asintió: el BCE debe modificar su papel más allá de garantizar la estabilidad de precios y convertirse, en última instancia, en prestamista, a la vez que se desarrollan instrumentos financieros para garantizar la solvencia de los países de la zona.

No obstante, la Europa de hoy, vaya a la velocidad que vaya, deberá digerir el empacho de austeridad que la aboca de nuevo hacia otra recesión. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, admitía ayer que los recortes que ha aplicado su gobierno están conduciendo al país a una recaída, y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios y del Euro, Ollin Rehn, ha advertido de que "el crecimiento en Europa se ha estancado y existe el riesgo de una nueva recesión". Otra vez, las miradas hacia Alemania. Costas apostó por un pronóstico esperanzador. "No dejará caer el euro, porque la carga moral que le caería encima por no haber desarrollado ese liderazgo sería equivalente a la de los dos conflictos bélicos del siglo pasado". Pero tras la de cal, viene la de arena. "Alemania no hará nada por estimular el crecimiento europeo", concluyó.

El exministro Josep Piqué y el catedrático Antón Costas discuten sobre la crisis europea.
El exministro Josep Piqué y el catedrático Antón Costas discuten sobre la crisis europea.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_