Cavaco arremete contra el directorio de Merkel y Sarkozy
El presidente portugués atribuye la crisis a la incompetencia e irresponsabilidad de Gobiernos e instituciones comunitarias
Anibal Cavaco Silva, presidente de Portugal y único superviviente en ejercicio de los líderes europeos que alumbraron en 1992 el Tratado de Maasticht, ha arremetido contra la deriva que está tomando el proyecto de construcción europea, pilotado por incompetentes e irresponsables que han permitido que sea secuestrado por un directorio -que no nombra, pero que componen la Alemania de Angela Merkel y su aliada, la Francia de Nicolas Sarkozy no reconocido ni con mandato de nadie.
El conservador Cavaco Silva ha acudido al Instituto Universitario Europeo de Florencia enfurecido ante la evolución de los acontecimientos en la UE y ansioso por dejar claro que "el euro no es la cusa de la crisis" sino que los padecimientos actuales se enraízan "en políticas erróneas, en particular presupuestarias y macroeconómicas, adoptada por algunos Estados" y en la "inadecuada supervisión de las instituciones europeas".
Maastricht creó una Unión Económica y Monetaria que si en lo monetario se basaba en una lógica federal reservaba la vertiente económica a la responsabilidad de los Estados, recuerda Cavaco. Para que el sistema aguantara se le dotó luego de las muletas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Lo que entonces no se esperaba es "la falta de responsabilidad en la gobernanza de los Estados y la falta de efectividad de las instituciones europeas", unidos unos y otras en una letal dejación de responsabilidades, encarnada en "el incompetente escrutinio de la evolución de las finanzas publicas de varios Estados miembros", referencia codifica a los egregios abusos tolerados a Grecia tanto por Euroestat, la agencia estadística de la Unión controlada por el Ejecutivo comunitario, como por los otros Gobiernos.
"La Comisión y el Consejo no cumplieron con sus obligaciones", constata el presidente luso, que recrimina al Consejo, la colegiación de los Gobiernos de la Unión, que dejara también campar por sus respetos las violaciones de los límites del déficit presupuestario en Alemania y Francia.
"Fue una mala señal para los mercados que la Unión Europea estuviera dispuesta a renunciar al rigor de sus criterios en nombre de intereses nacionales". De aquellos polvos vinieron estos lodos. "La crisis era evidente, pero la Unión tardó en reconocer su naturaleza y su dimensión y tardó en dar la respuesta adecuada", encelada como estaba en una cadena de despropósitos. "Enredada en una retórica política de recriminaciones mutuas, evitando reconocer la responsabilidad compartida, ignorando los evidentes riesgos de contagio, dudando sobre la solidaridad, incoherente con respecto a qué instrumentos utilizar, promocionando la deriva intergubernamental, la Unión Europea dio alas a la especulación sobre la zona del euro que generó las dudas sobre el propio futuro de la moneda única", dispara como una ametralladora Cavaco ante el selecto auditorio de Florencia.
"La situación requiere acción rápida. Los mercados no esperan el resultado de laberínticas e interminables discusiones", advierte un presidente que reconoce lo difícil de entender algunas cosas: "que las decisiones del Consejo Europeo del 21 de julio estén aún aprisionadas por obstáculos políticos y formales". Véase Eslovaquia. "Como es inadmisible la diaria cacofonía de discursos divergentes de los líderes europeos", agrega.
Cree Cavaco ver luz al final del túnel de estas crisis en la unificación de criterios en torno a la idea de que "no se puede permitir una quiebra descontrolada de un Estado de la zona euro en dificultades si se quiere evitar u efecto dominó". Para ello reclama el reforzamiento de Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y una mayor capacidad de actuar del Banco Central Europeo para que ambos acudan al socorro de Estados en dificultades, aunque a condición de que éstos sean sometidos a estrictas condiciones.
La capitalización de la banca es otra medida urgente como también serían deseable los eurobonos, pero como la cuestión de los eurobonos no es susceptible de urgencia propone que el asunto siga sobre la mesa hasta que sean una realidad.
El escrutinio de los Estados para hacerles cumplir las condiciones impuestas no debe suponer la aparición de nuevas estructuras, advierte Cavaco en un ataque preventivo, "basta con reforzar las existente, empezando por el papel central de la Comisión". Él ve con preocupación cómo en los últimos años se ha pervertido el método comunitario, el escudo de los Estados pequeños de la Unión frente a los embates de los poderosos, y cómo "en vez de buscar la convergencia y la responsabilidad estamos asistiendo a la emergencia de un Directorio no reconocido, sin mandato, que se solapa con las instituciones comunitarias y limita su margen de maniobra". Es decir, la entente exclusivista de Merkel y Sarkozy.
El líder luso aboga por restaurar el método comunitario, con la Comisión Europea en su centro, y recuerda que "las directrices políticas son responsabilidad del Consejo y no de un Directorio constituido por algunos países".
Como la crisis ha puesto en cuestión un Tratado de Lisboa, que ha habido que enmendar a las primeras de cambio, Cavaco se plantea la necesidad de su recambio. Los tiempos no están para hacer mudanza, pero dado que, según el presidente, la unión monetaria acabará por generar una auténtica Unión Económica y Financiera "habrá que considerar a medio y largo plazo una revisión de los tratados". A medio y largo plazo, precisa, porque la crisis no puede estar supeditada a la reformas del vigente ordenamiento institucional en la UE.
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