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EE UU acelera la creación de empleo y baja el paro

El dato supera las previsiones pero sigue por debajo del potencial de la primera economía mundial

Wall Street suspira de alivio. La creación de empleo en Estados Unidos se aceleró en julio con 117.000 contratos netos firmados frente a los 46.000 del mes precedente. El paro, entre tanto, bajó una décima, hasta el 9,1%. En ambos casos, es mejor de lo que esperaba el parqué. Lo que está por ver ahora es si el indicador es capaz de empezar a espantar los miedos de una segunda recesión.

El consenso de mercado iba desde los 25.000 empleos netos de Wells Fargo hasta los 125.000 empleos que preveía Morgan Stanley, lo que mostraba lo perdidos que están en este momento en Wall Street con la situación económica actual. Así que la banda de referencia en el parqué se colocó entre los 50.000 y los 75.000 empleos. Para el paro, proyectaban un 9,2%.

Pero aunque el dato estuvo en la parte más alta de la horquilla, el ritmo de contratación sabe a poco en un país con una fuerza laboral de 153 millones de personas. Y la recesión sigue siendo una realidad para cerca de 14 millones de parados, el 44,4% de larga duración. A estos hay que sumar los obligados a trabajar a tiempo parcial y los que no buscan empleo, lo que eleva el subempleo al 16,1%.

El número fue calificado de decente, porque se queda aún a medio camino de lo que se necesita para que tenga un efecto real en el paro (la caída se debió a la reducción de la población activa). Y se ve como un ritmo más consistente con una economía que crece con moderación que como una en recesión. Para ello, los analistas se fijan en los 154.000 empleos en el sector privado. El público, en pleno recorte de gasto, destruyó 37.000 empleos.

La Reserva Federal se reúne el próximo martes. En su último encuentro decidió poner en pausa la máquina de hacer dinero a la espera de ver como marcha la economía. También definió los pasos que dará para abandonar eventualmente los estímulos. Pero ahora se le pide desde el mercado algún tipo de acción para dar un incentivo a los bancos a mover sus reservas.

Algunos en el parqué empiezan a ver además en Europa un paralelismo con la situación que se vivió en EE UU en el verano de 2008 con Lehman Brothers, que acabó desatando la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión. Otros prefieren no ir tan lejos, pero admiten que el margen de maniobra desde el punto de vista fiscal y monetario es ahora muy limitado.

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