La reforma financiera obliga a Soros a reconfigurar su fondo especulativo
El especulador estadounidense devuelve el dinero de sus clientes para cerrar su firma y reconvertirla en una gestora familiar
Suena nueva música en Wall Street. Y los que no se animan a bailar al son que marcan los supervisores en Estados Unidos, empiezan a abandonar la pista. Es lo que acaba de hacer el especulador George Soros, que por carta anuncia a los clientes de su fondo de riesgo que les devuelve el dinero que le confiaron para dedicarse a gestionar la fortuna y activos de la familia.
Se pone así fin, casi de golpe, a una historia de cuatro décadas. El motivo es simple. Las reglas de la reforma financiera en EE UU obligan a los gestores de los fondos especulativos a registrar sus negocios ante el regulador del mercado de valores antes de marzo de 2012. Soros, de hecho, no es el primero decide transformar su fondo, para orientarlo hacia algo más privado.
Es conocido que los hedge funds hacen fortuna con el dinero que el confían sus clientes protegidos por la opacidad que domina en ese negocio, y sobre la que ahora se quiere arrojar luz. Soros, a punto de cumplir 81 años, se convierte así en víctima de la reforma financiera que lleva el apellido de los congresistas demócratas Christopher Dodd y Barney Frank, que acaba de cumplir su primer año.
Curiosamente, el inversor y filántropo fue de los que más apoyaron desde Wall Street la campaña electoral de los progresistas, especialmente la candidatura de John Kerry para tumbar la reelección de George Bush. Ahora cree que ese fondo funcionaría mejor como algo para gestionar el patrimonio familiar y procederá a devolver 1.000 millones a sus clientes.
La pregunta que corría ayer por el parqué es por qué alguien que apoya causas liberales se opone a seguir las reglas de la Securities and Exchange Commission. La explicación es que ese dinero es una pequeña porción del capital que gestiona el fondo, comparados con los 24.500 millones que se estima la fortuna maneja a través de fundaciones y activos bajos el paraguas su apellido.
Filántropo
El inversor dejó hace una década la gestión a sus hijos Jonathan y Robert. Desde entonces, el inmigrante húngaro trata de ofrecer al mundo una imagen más de filántropo. En la última lista de Forbes con las mayores fortunas del planeta, George Soros aparece en el puesto 46 con 14.200 millones. En EE UU está entre los 20 más ricos. Soros Fund Management fue el principal asesor del hedge fund Quantum, creado en 1969.
Pero a pesar de retirarse, se le sigue considerando una fuerza mayor entre los especuladores. Es fácil verlo participando en conferencias organizadas sobre la deuda europea y fue uno de los invitados al desayuno que ofreció el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, a los tiburones de Wall Street en pleno ataque especulativo contra la deuda española.
Soro es el paradigma del especulador. De hecho es conocido por el ataque que orquestó a inicios de la década de los años 1990 contra la libra esterlina, que puso en jaque al mismísimo banco de Inglaterra. Una jugada que le hizo ganar en un abrir y cerrar de ojos unos 1.000 millones de la época, a costa del contribuyente británico. Desde entonces, nadie quiere tenerle como enemigo.
También tuvo sus fracaso, como las pérdidas que sufrió con el colapso bursátil de 1987, en la crisis del rublo en 1998 y tras el estallido de la burbuja de las puntocom hace una década. Eso no evitó que los inversores más ricos acudieran a su legendario fondo buscando asesoramiento y dinero. A comienzos de año, su firma vendió en masa oro y plata.
El cambio en la misión del fondo va acompañado con la salida de Keith Anderson como consejero delegado. Llevaba tres año dirigiendo Soros Fund Management. George Soros seguirá de presidente, pero se mantendrá al margen de las operaciones diarias. Los dos anticiparon una escenario pesimista para el sistema financiero en 2007. Acertaron, no con el oro.
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