Grecia gana tiempo tras lograr vender más deuda de lo esperado
Atenas capta 1.650 millones en letras a tres meses a costa de elevar los intereses al 4,1%
Los intereses a los que los inversores están dispuestos a entrar en la deuda griega siguen disparados. Este es el precio que exigen a cambio de apostar por un país al que una mayoría de analistas da por avocado a la reestructuración, lo que representa que existe un alto porcentaje de perder parte de su dinero. Con estos malos augurios de telón de fondo, Grecia ha acudido hoy al mercado a vender letras a tres meses y, pese a las dudas, ha logrado colocar más dinero de lo previsto, aunque a costa de elevar los intereses.
Si en febrero el Gobierno de Atenas tuvo que comprometer una rentabilidad del 3,85% por sus títulos a tres meses, hoy ha elevado el tipo hasta el 4,1%, en línea con el precio que tiene que pagar por el crédito del FMI y la UE, que es del 4,2%. Además, aunque se ha reducido la demanda frente a la operación de hace dos meses, el Estado griego ha logrado colocar 1.650 millones de euros en lugar de los 1.250 millones que era el objetivo más alto de la subasta. Con los fondos, el país tiene cubiertos los vencimientos por 800 millones que le esperan a finales de abril sin tener que echar mano al dinero que le han dejado sus socios del euro y el FMI. Este esfuerzo extra pone de relieve el deseo del Ejecutivo griego de agotar todas las posibilidades que estén a su alcance para conseguir salir del bache sin tener que comprometer a sus acreedores, entre los que destaca la banca alemana y, en segundo lugar, la francesa. La emisión de hoy, según fuentes del mercado, ha sido cubierta en un 36% por inversores extranjeros.
El resultado de la subasta ha moderado la presión de los inversores contra sus títulos en el mercado secundario de deuda, aunque no hasta el punto de hacerlos retroceder frente a los niveles de ayer, cuando marcaron máximos. El interés de sus bonos a 10 años se mantenía en el 14,59% y en los títulos a cinco en el 16,5%. Más traumáticos son los tipos que exigen por sus letras a corto plazo, ya que es en este periodo donde se centran las preocupaciones sobre problemas de impago. A dos años, los inversores reclaman una rentabilidad del 20,4%, por encima del cierre de ayer y recórd desde que el país entró en el euro. También en los títulos a tres años ha marcado otra cota histórica en el 21,3%, niveles insostenibles para cualquiera. En total, el país tiene una deuda pública de 340.000 millones de euros.
La prima de riesgo del país, que equivale al sobreprecio reclamado a los bonos a 10 años griegos frente a los alemanes, no obstante, bajaba ligeramente gracias al repunte del bund, que está corrigiendo su fuerte descenso de ayer. A media mañana se situaba en 1.129 puntos básicos. En cualquier caso, niveles máximos desde la entrada del país en el euro.
A pesar del aluvión de desmentidos oficiales, el diario alemán Die Welt ha vuelto a cargar hoy las tintas sobre una eventual reestructuración citando a una fuente anónima del Gobierno de Grecia. Según las declaraciones de un ministro del actual gabinete de George Papandreou "la cuestión no es saber si habrá reestructuración, sino cuándo se producirá ésta". "Estaba claro desde el principio que necesitaríamos hacerlo", añade el ministro antes de desvelar que a comienzos de 2010 el Gobierno griego ya había advertido a la UE y al FMI de que "sería mejor vincular la asistencia financiera a una reestructuración de la deuda".
Sin embargo, recuerda que en aquel momento se impuso la tesis del resto de países de la UE, que advirtieron a Atenas de que "no sólo se trata de vosotros", sino que resultaba prioritario estabilizar primero el conjunto de la zona euro. De hecho, la renegociación de la deuda complicaría la situación de España, la siguiente en la lísta de los países bajo sospecha, por el efecto dominó que generaría en el resto de sus socios. En la misma línea, Juergen Stark, consejero del Banco Central Europeo, ha advertido en una entrevista al diario luso Publico de que una reestructuración "puede ser percibida por algunos políticos como una salida fácil, pero no resuelve el problema".
Grecia está bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Unión Europea (UE) tras recibir hace un año una gigantesca ayuda financiera trienal de 110.000 millones de sus socios de la zona del euro y del FMI. Pese a las duras medidas de ajuste que acompañan al rescate financiero, su deuda volverá a aumentar este año hasta el 150% de su PIB y no descarta que llegue al 160% en 2013. El déficit apenas bajará, del 10% al 8,5%, por encima del objetivo del 7,5% comprometido ante Bruselas.
Además, para completar el círculo, la economía volverá a caer a lo largo de este ejercicio, hasta un 4% en 2011, y entre un 2% y un 3% el próximo año. Con el PIB en recesión es muy complicado para el Gobierno mejorar los ingresos, un factor indispensable junto a los recortes de gasto para lograr devolver la sostenibilidad a sus cuentas públicas al mismo tiempo que paga intereses superiores a los dos dígitos para financiarse. Una difícil cuadratura del círculo en la que se basan las especulaciones sobre la reestructuración.
Los sindicatos convocan la segunda huelga del año contra los ajustes del Gobierno
El sindicato mayoritario del sector público griego se ha sumado a la convocatoria de huelga general para el próximo 11 de mayo que lanzó ayer la central GSEE para protestar contra las nuevas medidas de ajuste anunciadas por el Gobierno.
Atenas adelantó la semana pasada un nuevo plan por el que prevé ahorrar 26.000 millones de euros y otra campaña de privatizaciones con la que quiere recaudar hasta 50.000 millones de aquí hasta 2015 con el objetivo de reducir el déficit al 1% al final . El paro general será el segundo en lo que va de año.
La huelga servirá de calentamiento para la reunión en Atenas entre el 16 y el 19 de mayo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) bajo el lema Movilización para la Europa social. Las centrales quieren denunciar los planes de austeridad puestos en marcha en los países europeos para resistir la crisis de la deuda soberana de los periféricos.
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