Grecia no necesita que nadie le apriete el cinturón

Desde comienzos de año, cualquiera de las medidas de índole económica anunciadas por el Ejecutivo griego son dolorosas y encuentran respuesta en los combativos sindicatos helénicos. Hoy el Gobierno socialista de Yorgos Papandreu ha rizado el rizo durante el Consejo de Ministros, en el que se ha pergeñado el anteproyecto de ley de los presupuestos generales para 2011: el año que viene reducirá el déficit hasta dejarlo en un 7%.

La decisión es tan draconiana como las anteriores. Solo que esta vez los organismos internacionales, el temible Fondo Monetario Internacional, la severa Unión Europea, no exigían tanto. Pedían a Atenas que recortase gastos, pero que su déficit quedase en el 7,6% del PIB. En 2009, cuando alcanzó su techo, se situó en el 14%. Pocas veces se había visto que un país recurre a más austeridad que la que le recetan afuera.

Y Atenas lo hace so riesgo de lastrar el crecimiento y perjudicar la creación de empleo, entre otros efectos. Quizás para contentar al FMI y a la UE, dos instituciones que han llegado a un acuerdo para otorgar a Grecia un préstamo excepcional que la rescate del naufragio.

Lo mismo para la deuda

La reducción de deuda pública sigue la misma tendencia. Según el anteproyecto presupuestario, ésta pasará a ocupar el 132,7% del PIB al término de este año, y el 142,2% el curso que viene. Las exigencias respecto a la deuda del FMI o de la UE eran ligeramente superiores.

"El camino por recorrer aún es difícil, pero tras años patinando, el estado de las finanzas se ha saneado por primera vez. Y esto es una condición para que podamos financiarnos sin problemas", ha subrayado el primer ministro, el socialista panhelénico Papandreu.