Salgado descarta nuevas subidas de impuestos
Economía confirma que habrá 500 millones adicionales para obras en 2011
Ya no hacen falta más subidas de impuestos. La actual arquitectura fiscal es "suficiente" para que el Gobierno ejecute su plan de saneamiento de las cuentas públicas, según dijo ayer la vicepresidenta económica, Elena Salgado. "El año pasado hicimos las modificaciones necesarias para cumplir nuestros objetivos de déficit. Ahora estamos en un plan de austeridad que nos llevará a un 6% de déficit en 2011 y a un 3% en 2013. Y para cumplir ese objetivo entendemos que la estructura fiscal que tenemos es adecuada", aseguró Elena Salgado. Fuentes del Ministerio precisaron más tarde que ella se refería solo al próximo año, ya que no puede prever si el Gobierno tendrá que pedir nuevos esfuerzos a los contribuyentes para reducir los números rojos del Estado a un 3% del producto interior bruto (PIB) dentro de tres años.
Junto a ella, en una inusual rueda de prensa convocada a última hora del martes y en pleno verano, sonreía el ministro de Fomento y número dos del PSOE, José Blanco, que el pasado fin de semana había alertado de la necesidad de acercar la presión fiscal española a la del resto de países europeos. Blanco ya avisaba en esa entrevista del pasado domingo que no planteaba una subida de impuestos para los Presupuestos de 2011, sino una mera "reflexión personal". En eso se han quedado sus palabras: en reflexión personal, y no en programa de Gobierno.
Tras las acusaciones que recibió Blanco de suplantar el papel de Salgado, responsable de diseñar la política impositiva del Gobierno, comparecieron los dos en el Ministerio de Economía. La ministra negó la más mínima discordancia entre ambos, ya que, según dijo, Blanco se limitó a señalar que la presión fiscal española es inferior a la europea y exhibió los datos que muestran que esto es así: en torno a un 30% del PIB en España frente al 39% de la zona euro. Pero la vicepresidenta omitió algo que añadía Blanco: que era necesario buscar fórmulas para homologar los impuestos españoles a la media europea. Fuentes de Fomento también insisten en que no hay ninguna contradicción. "El ministro hacía una reflexión a largo plazo, sobre la necesidad del país de valorar el coste de las infraestructuras que tenemos; y la vicepresidenta está totalmente de acuerdo con esta visión", señalan.
Salgado, sin embargo, defiende que el sistema fiscal español ya es suficientemente progresivo, "aunque siempre se puede mejorar". "Pero a veces partimos del supuesto de que la progresividad se manifiesta en los impuestos, mientras que yo soy partidaria de hacer la redistribución por la vía del gasto, como se hace en los países más avanzados de Europa", añadió. Dicho en plata: que Salgado no está a favor tampoco a largo plazo de que aumenten los impuestos, sino de que la recaudación del Estado se utilice para reducir las diferencias a través del gasto social.
Salgado no solo matizó el discurso de Blanco. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció el pasado 26 de mayo que "en breves semanas" el Gobierno pondría en marcha un impuesto para "pedir un esfuerzo a los ciudadanos con una alta capacidad económica". Casi tres meses más tarde, no hay ni rastro de ese tributo a los ricos, y no es seguro que vaya a ir en los próximos Presupuestos Generales del Estado. La vicepresidenta dijo ayer que, si es "conveniente", se podría incluir "algún pequeño ajuste para favorecer la equidad, no con ánimo recaudatorio" en la Ley de Presupuestos.
Salgado añadió que en estos momentos aún no hay nada decidido. Si finalmente se aprueba, esta modificación consistirá en crear algún nuevo tramo con un tipo más alto en el IRPF, ya que la Ley de Presupuestos no tiene capacidad para fundar un nuevo impuesto de la nada. Además, Salgado negó que vaya a modificar el impuesto de sociedades. "En este momento no hay sobre la mesa ningún proyecto de revisarlo", zanjó.
Los dos dirigentes socialistas comparecieron tras una reunión en la que certificaron que el recorte inversor en infraestructuras para el próximo año podrá aliviarse. El Gobierno rescata ahora obras tumbadas por el plan de ahorro de 6.400 millones para este año y el próximo. El dinero destinado a estos proyectos indultados podrá ser "ligeramente, pero muy ligeramente, superior a los 500 millones de euros", según Salgado.
La vicepresidenta justificó que ahora tiene mayor margen de maniobra porque el pago de intereses de la deuda se va a reducir como consecuencia de la mejora de los mercados. Como ejemplo de la mayor confianza de los inversores, mencionó el éxito de la subasta de letras que el Tesoro celebró el martes. La responsable de la política económica gubernamental se esforzó por resaltar que esta mayor disponibilidad de dinero por parte de Fomento es compatible con el mantenimiento de los objetivos de déficit y con el respeto al límite de gasto aprobado por el Congreso de los Diputados.
Ni Blanco ni Salgado detallaron ayer las obras que se salvarán de la parálisis. Pero el titular de Fomento ya había señalado algunas de ellas la semana pasada. Se trata de dos tramos de 28 kilómetros de la Autovía del Cantábrico (Solares-La Encina y La Encina-Torrelavega); de la variante de Despeñaperros de la Autovía del Sur, la puerta de entrada a Andalucía; del segundo puente de Cádiz, conocido como La Pepa; y del tramo de la A-2 de Cataluña entre Mendinyà y Orriols. El listado definitivo se conocerá en septiembre, cuando se presenten los Presupuestos.
Blanco dijo que los recursos adicionales beneficiarán a 50 obras en avanzado estado de ejecución, y que afectan a la mayoría de comunidades autónomas. También anunció que Fomento empezará a licitar el Plan Extraordinario de Infraestructuras, que anunció el pasado mes de abril con un gasto de 17.000 millones de euros a partir de septiembre.
Fuentes del Ministerio señalan que el hecho de que Salgado destine estos fondos extra a las obras que de otra forma serían canceladas o ralentizadas demuestran la sintonía entre la vicepresidencia económica y Fomento. Además, apuntan que en muchos de estos casos era más rentable continuar los proyectos que cancelar unas obras ya iniciadas.
El lío de la cita con los constructores
El encuentro debería haberse producido ayer por la mañana. A él pensaban acudir el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro José Blanco, por un lado. Al otro, los máximos ejecutivos de los seis grandes grupos constructores del país. El tema: la preocupación del sector por el recorte en Fomento y el impago de los Ayuntamientos por su ruinosa situación. La filtración a la prensa de que políticos y empresarios se iban a ver en La Moncloa precipitó que se cancelara el lunes por la mañana. Ayer continuó el culebrón. "No hay previsión de una reunión", respondió a los periodistas Blanco. Mientras, fuentes gubernamentales siguen sosteniendo que la cita se mantiene, pero no dan la fecha. El Gobierno adujo como razón para anularla que los empresarios preferían no comparecer para no parecer "pedigüeños". Algunos de los aludidos se justificaron con problemas de agenda, otros aseguraban que era el presidente el que había cancelado la cita. Y algunos, que hasta última hora seguían manteniendo en sus agendas el encuentro. De hecho, al menos dos de estos ejecutivos han vuelto a Madrid estos días de vacaciones con la cabeza puesta en una reunión que ahora niega Blanco. Lo que en principio se planteó como un encuentro informal que no debía trascender lleva camino de convertirse en una opereta.
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