El PIB de China crece un 10,3% en el segundo trimestre
El Gobierno del país asiático consigue que la economía se desacelere moderademante
La economía china se ralentizó ligeramente en el segundo trimestre del año, pero, aún así, creció un 10,3% respecto al mismo periodo de 2009, según ha informado hoy la Oficina Nacional de Estadísticas. En el primer trimestre, subió un 11,9%.
La menor actividad (debida a las medidas adoptadas por el Gobierno para limitar la concesión de créditos) aleja los riesgos de sobrecalentamiento. La inflación se situó en el 2,9% en junio, frente al 3,1% alcanzado en mayo, el mayor valor en 19 meses.
China ha sido uno de los países que mejor ha vadeado la crisis global, gracias al plan de estímulo por valor de cuatro billones de yuanes (460.000 millones de euros) aprobado en noviembre de 2008 y al impulso a la concesión de préstamos. Pero el riesgo de una burbuja inmobiliaria y la posibilidad de un repunte de créditos no devueltos llevaron posteriormente al Gobierno a endurecer el acceso al dinero bancario. Pekín también echó el freno a la inversión.
El resultado es que los funámbulos financieros de Pekín -expertos en mantener el delicado equilibrio entre crecimiento sostenido, ausencia de sobrecalentamiento y contención de los precios- parecen encaminados a lograr su objetivo de un aumento del PIB (producto interior bruto) del 8% en 2010 y una inflación que no supere el 3%.
"La ralentización beneficiará a la economía para evitar el sobrecalentamiento y ayudará a la transformación del modelo económico", ha dicho Sheng Laiyun, portavoz del organismo estadístico, en la presentación de los datos. Según Sheng, favorecerá los esfuerzos de las autoridades para impulsar el consumo doméstico y reducir la fuerte dependencia de la inversión y las exportaciones. Las inversiones en activos fijos urbanos aumentaron un 25,5% en el primer semestre, cuando en el mismo periodo de 2009 subieron un 33,6%. Las ventas minoristas crecieron un 18,3% en junio frente a un año antes. Sheng, sin embargo, se mostró preocupado por la situación de la economía europea y sus planes de ajuste, que podrían pasar factura a los exportadores asiáticos.
La positiva evolución de la economía china ha convencido a muchos trabajadores de que es el momento de pedir un pedazo mayor de la tarta, lo que ha desembocado en los últimos meses en una ola de huelgas para revindicar subidas de sueldo. La protesta más reciente comenzó el lunes pasado en la provincia sureña de Guangdong en la compañía Atsumitec, que suministra palancas de cambio a las fábricas en China de la automovilística japonesa Honda.
Algunos analistas creen que el Gobierno está dejando que se produzcan las movilizaciones como forma de empujar al alza los salarios. Pekín se ha comprometido desde hace años a disminuir las tremendas diferencias sociales existentes en el país -entre las mayores del mundo-, hasta ahora con poco éxito. Teme que deriven en inestabilidad social y pongan en peligro la continuidad del Partido Comunista Chino. Además, considera la mejora de los ingresos de la población menos favorecida condición necesaria para incrementar el consumo interno, y, de esta forma, reducir la dependencia de los mercados exteriores.
Los datos a mitad de año vaticinan que China sustituirá este año a Japón como segunda economía del mundo en valor absoluto, detrás de Estados Unidos, aunque en renta per cápita esté aún muy lejos.
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