Los mercados centroeuropeos sufren las consecuencias de la crisis política en Hungría

Los mercados de Europa central caían con fuerza a media mañana de hoy, desde Varsovia a Budapest, arrastrados por las consecuencias del escándalo político y las posteriores revueltas populares que se están produciendo en Hungría, después de que los medios de comunicación aireasen el domingo una grabación en la que el primer ministro de ese país reconocía que él y su partido habían "mentido" para ganar las elecciones el pasado mes de abril.

Ante las revueltas, los inversores están huyendo de las divisas locales, y están deshaciendo posiciones en acciones y bonos en toda la zona. El forint (la moneda local) caía un 1% hasta 273.68 por euro, mientras que el mercado de Budapest perdía casi un 2%.

La tendencia se contagiaba de inmediato a los países de la región, con el zloty (divisa polaca) cayendo un 0.3%, hasta los 3.96 por euro, mientras que las coronas checa y eslovaca también se debilitaban significativamente. En cuanto a las bolsas de Varsovia (Polonia) y Praga (República Checa), caían en torno a un 1%.

El húngaro ya era el mercado con peores resultados en lo que va de año antes de desatarse el escándalo, debido a sus problemas fiscales y su abultado déficit. Un desequilibrio que el primer ministro al borde de la dimisión, Gyurcsany, ya había anunciado que combatiría con aumentos de impuestos y con severos recortes presupuestarios.

Más dudas para Europa central

Pese a ello, la mayor parte de los analistas consideraban que las reformas serían insuficientes, disparando la inflación y forzando al banco central húngaro a subir los tipos de interés aún más.

Mats Olausson, analista de SEB en Estocolmo, afirmaba así que "los rumores acerca de la dimisión del primer ministro aumentan aún más la prima del riesgo político, y permiten pronosticar una posición bajista en bonos y en la divisa".

Los recientes problemas políticos de Hungría son sólo las últimas sombras en una larga lista de problemas, y que están haciendo que muchos inversores duden seriamente de la capacidad y la decisión de los países de Europa central para emprender reformas y, en concreto, para cumplir los estrictos requisitos macroeconómicos para acceder a la moneda única europea.