La Bolsa de Nueva York, la mayor del mundo, da el salto al parqué y empieza a cotizar hoy
El New York Stock Exchange (NYSE) acaba con sus 213 años de historia como una institución sin ánimo de lucro
El New York Stock Exchange (NYSE) acaba hoy con 213 años de historia como una institución sin ánimo de lucro. Recién fusionada con el mercado electrónico Archipelago, con el nombre de NYSE Group, hoy vive su bautismo en el parqué. Se calcula que la valoración bursátil del NYSE estará en torno a los 10.000 millones de dólares (8.394 millones de euros), lo que transforma al mercado en una de las grandes compañías estadounidenses, nada más salir a Bolsa.
Hasta ahora, el NYSE estaba considerado como un club exclusivo al que podían ingresar sólo los que tuvieran el dinero para comprar un puesto de negociación.
Según los términos del acuerdo de fusión con Archipiélago, que concluye hoy, los poseedores de puestos en la Bolsa neoyorquina recibirán un número determinado de acciones correspondiente al 70% de la nueva compañía que engloba al NYSE y Archipelago.
La gran mayoría, sin embargo, no podrá negociar sus títulos en un plazo que va desde los doce meses a los tres años. Por eso, la cantidad de acciones que se intercambien hoy cuando abra el mercado será más bien limitada, a la espera de una emisión adicional de títulos, que se llevará a cabo dentro de pocas semanas.
Posibles compras
Más allá del dinero que se pueda recaudar en la salida a Bolsa, lo más importante para los analistas es que, a partir de ese momento, el NYSE contará con una "moneda de cambio" para poder comprar otras empresas o bolsas.
Muchos especulan con que el Philadelphia Stock Exchange, el American Stock Exchange, el Chicago Board Options Exchange, el Chicago Mercantile Exchange, e incluso su máximo rival, el Nasdaq, podrían ser objeto de las intenciones de compra del NYSE.
La extensión del NYSE podría también llegar fuera de las fronteras de EEUU, donde los principales candidatos parecen ser el London Stock Exchange, Euronext y Eurex.
Este nuevo enfoque de negocios tiene como fin obtener ganancias, algo a lo que no estaba acostumbrado el NYSE que, en más de dos siglos, fue sólo un lugar donde comprar y vender acciones.
Los cambios de la nueva situación
Los cambios llevados a cabo por el presidente de la Bolsa, John Thain, no han estado exentos de problemas u opositores, entre ellos los que ven cómo sus privilegios de dueños del mercado se pierden ahora en el anonimato de una compañía, como cualquier otra que no depende más de sus socios, sino de sus accionistas.
En mayo, William Higgins, propietario de un puesto de negociación en el NYSE desde 1975, presentó una demanda que intentaba frenar la fusión, en la que alegaba que los términos del acuerdo eran perjudiciales para los miembros del NYSE y que la compañía Goldman Sachs, que asesoró tanto al mercado como a Archipelago, incurrió en un conflicto de intereses.
Sin embargo, tras algunos cambios en la propuesta inicial, quedó claro que se trataba de un buen negocio y, el pasado noviembre, se llegó a un acuerdo entre los demandantes y el mercado.
Pero los cambios en el NYSE no serán sólo de propiedad o de objetivos, sino también en la forma en que se lleva a cabo la negociación en el parqué. El NYSE ha perdido participación de mercado, en gran medida porque sus sistemas son más lentos que los de sus competidores electrónicos.
Gracias a la fusión con Archipelago, el NYSE podrá sacar ventaja al negociar acciones con sistemas informáticos, con los cuales una orden de compra-venta tarda en ejecutarse menos de un segundo, frente al mínimo de doce segundos que se demora en el parqué.
Otro camino que se espera siga el nuevo NYSE es ampliar el horario de operación, lo que debería traer más volumen de negocios; y permitir a empresas de menor tamaño negociar también en la mayor Bolsa del mundo.
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