Escasa participación en las movilizaciones contra el 'contrato basura' para jóvenes en Francia
Villepin asegura haber escuchado "a quienes se manifiestan, pero también a quienes no lo hacen"
Las más de 100 manifestaciones convocadas hoy en Francia por los sindicatos en contra de la flexibilización del mercado laboral y los "contratos basura" para jóvenes han tenido una débil respuesta. La participación total se ha situado entre 218.000 y 400.000 manifestantes en todo el territorio francés, según estimaciones provisionales. Una cifra nada desdeñable, pero poco elevada en comparación con el millón de personas que desfiló el pasado 4 de octubre en la anterior jornada de protesta sindical.
Parece ser que Dominique de Villepin ha superado lo que se ha considerado como el primer pulso del mandatario contra los sindicatos desde que llegó al poder el pasado junio. La manifestación más numerosa ha sido la de París, con 45.000 asistentes según los convocantes, y 13.000 según los cálculos de las autoridades. Por la capital gala desfilaron los líderes sindicales junto con representantes del Partido Socialista. Toulouse, Lyon, Burdeos o Grenoble han sido otras de las ciudades donde los manifestantes han salido a la calle, aunque sin superar los 15.000 participantes en ninguna de ellas.
El primer ministro francés no ha tardado en pronunciarse, y ha anunciado durante la mañana de hoy que ha escuchado "a los que se manifiestan, pero también a los que no se manifiestan", mientras decenas de miles de personas desfilaban por las calles de las principales ciudades del país. Villepin declaró en la sesión de control al Gobierno en la cámara de los diputados, que esta tarde debate el CPE, que "la seguridad en el empleo para todos los franceses pasa por los cambios". Unos cambios "justos, adaptados a las realidades del empleo de hoy, cambios que permiten responder concretamente a los problemas que los jóvenes afrontan todos los días", argumentó.
Descontento popular hacia el proyecto
A la izquierda y a los más afectados, los jóvenes, les ha desagradado especialmente su propuesta de "contrato de primer trabajo" (CPE), destinado a los menores de 26 años, en empresas de más de 20 trabajadores. En él se recoge la posibilidad de que la empresa pueda despedir al trabajador durante los dos primeros años de empleo, un periodo que el primer ministro, Dominique de Villepin, ha bautizado con el eufemismo de "consolidación en la empresa". Villepin considera que esta posibilidad de despido sin explicaciones ni indemnizaciones abre "una vía de acceso directo al contrato indefinido" a los jóvenes, entre los que el índice de paro ronda el 23%, frente al 9,5% para la población activa en general. La ley se discute estos días en la Asamblea Nacional.
La mayoría de los sondeos publicados por la prensa francesa estos días reflejan la poca simpatía que ha causado la propuesta de ley del primer ministro. El 67% de los franceses considera justificada la movilización convocada para hoy por los sindicatos, según un estudio del instituto BVA, encargado por el diario económico Les Echos. Éste también muestra que el 60% de los encuestados piensa que el llamado contrato de primera contratación (CPE) aumentará el número de jóvenes en situación de precariedad, una proporción que sube al 64% entre los más afectados, de entre 15 y 24 años de edad.
Otra encuesta publicada hoy en Libération asegura que el 52% de los franceses rechaza esta reforma, mientras que sólo el 40% la apoya.
Los jóvenes son quienes ven con peores ojos este cambio sustancial del mercado laboral de Villepin, que ya puso en marcha una iniciativa parecida con los contratos nuevo empleo (CNE), concebidos para las pequeñas y medianas empresas.
La impecable imagen de Villepin, afectada
Las tensiones con los sindicatos están provocando una erosión en la imagen pública del primer ministro, que ha triunfado en los sondeos desde su llegada al Palacio de Matignon, sede del Gobierno. La popularidad del jefe del Ejecutivo ha pasado, en un mes, del 49 al 44%, e iguala, prácticamente, a las opiniones negativas (43%).
La oposición socialista, comunista y verde considera que esta reforma conllevará una "precarización del trabajo" y anunció que presentará una "larga batalla" en la Asamblea para retrasar lo máximo posible, por vía de enmiendas, la aprobación del texto y desgastar al Ejecutivo. La centrista UDF también está en contra de la ley, pero no apoya las movilizaciones.
El Gobierno podría decidir aprobar la ley por decreto, para evitar el farragoso combate parlamentario, como no descartó, ayer, Dominique de Villepin. "Deseamos un debate en la Asamblea, pero si hay obstrucción, ya veremos".
Los alemanes no quieren trabajar 18 minutos más
Alemania también vive días de protestas laborales. Los empleados del sector público de Baden-Württemberg encaran hoy su segunda jornada de huelga, decididos a defender su reivindicación de mantener inalterada la semana laboral de 38,5 horas, si es necesario, con una lucha laboral prolongada.
La huelga fue convocada para protestar contra los planes de la patronal pública de ampliar la semana laboral a las cuarenta horas vigentes en el este de Alemania, lo que supondría ampliar la jornada en 18 minutos.
La huelga de Baden-Württemberg tiene carácter piloto para el resto de Alemania occidental, donde el sector público no había llevado a cabo una lucha laboral desde hace catorce años.
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