La tabaquera Altadis entra en la guerra de precios con Philip Morris
Altadis anuncia que rebaja sus marcas entre 50 y 65 céntimos y sitúa Fortuna a 1,85
El Ministerio de Hacienda no se va a quedar de brazos cruzados ante la respuesta de la multinacional estadounidense Philip Morris a su subida de los impuestos al tabaco. Después de que la tabacalera anunciara una sorprendente bajada de precios que dejó el precio de Marlboro por debajo del Fortuna, ha trascendido que el Gobierno planea una nueva subida de impuestos para que no se evaporen los 600 millones adicionales que esperaba recaudar y que han sido neutralizados en parte. La cosa no queda ahí. Hoy, Altadis ha imitado a su competidora y ha recortado el precio de sus principales marcas de cigarrillos entre 50 y 65 céntimos. Fortuna cuesta ya 1,85 euros.
El Boletín Oficial del Estado publica hoy que las cajetillas de Fortuna y Nobel bajan 65 céntimos y pasan a costar 1,85 euros frente a los 2,50 euros que costaban la semana pasada, mientras que Ducados negro baja 50 céntimos y queda en dos euros frente a los 2,50 euros que costaba hace unos días. El Ducados Rubio, la marca de mayor crecimiento del mercado español, no cambia de precio, manteniéndose en 1,75 euros.
Altadis ha explicado en un comunicado que esta bajada de los precios tiene como principal objetivo mantener la competitividad de la compañía en el mercado español.
Con estos recortes de lo precios, la última subida de impuestos del tabaco puede quedar anulada y generar menos recaudación. De ahí que el Ministerio de Hacienda se disponga a contraatacar con una nueva subida de impuestos.
La batalla que ha iniciado Philip Morris y Hacienda viene de lejos, y es la misma que ha dado en otros países europeos. En España, hoy se ha unido a la guerra Altadis.
Philip Morris pide un impuesto mínimo fijo
La multinacional ha solicitado un impuesto mínimo fijo, utilizado en algunos países de la UE, con el fin de gravar relativamente más las cajetillas baratas. Esta propuesta ha sido rechazada por Hacienda por considerar que la multinacional busca reducir la competencia y mantener su mercado de marcas caras.
El impuesto especial mínimo es defendido también por el resto de las empresas del mercado español. Con su aplicación, mantienen, se evita que una cajetilla cueste al público menos de dos euros, por muy poco margen que se quede la tabacalera.
El pulso de la multinacional se produce meses después de la irrupción en el mercado de las llamadas marcas baratas de tabaco. Éstas ya copan el 30% del mercado e inquietan al sector y al Gobierno. Las empresas y los estancos ganan menos; incitan a los jóvenes a fumar en plena campaña de lucha contra el tabaco y recorta los ingresos al Gobierno.
La decisión de Philip Morris también ha puesto en contra a la red de distribución de los 16.000 estancos. Ellos exigen una subida de los impuestos, temerosos de que el recorte de precios suponga también un recorte en sus márgenes de beneficio.
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