Pekín dice que vetó la condena para evitar más muertes
Moscú acusa a Occidente de no buscar consensos
China se ha revuelto contra las críticas de la comunidad internacional y ha asegurado que el veto de Pekín y Moscú el sábado a la resolución de la ONU contra Siria pretende evitar más "turbulencia y muertes" en el país de Oriente Próximo.
En un comentario publicado ayer, la agencia oficial Xinhua afirmó que el veto está "destinado a profundizar en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis crónica siria y evitar posibles soluciones drásticas y arriesgadas". Se trata de la segunda vez que ambos países bloquean una decisión de la ONU sobre Siria desde que comenzó la violencia hace un año, y que se ha cobrado ya unas 6.000 vidas, según los grupos de derechos humanos. "Rusia y China creen que hace falta dar más tiempo y tener más paciencia para lograr una solución política a la crisis siria, lo que evitaría más turbulencia y muertes", señala la agencia.
El embajador ruso asegura que la resolución quería "el cambio de régimen"
Pekín también afirma que son necesarias más consultas sobre el borrador de la resolución que ha sido rechazado. "Someter a votación [una resolución] cuando las partes están seriamente divididas sobre el asunto no ayudará a mantener la unidad y la autoridad del Consejo de Seguridad ni a resolver el problema", declaró Li Baodong, representante chino en el organismo, según Xinhua.
Un total de 13 países respaldaron la resolución presentada por Marruecos en nombre de la Liga Árabe, cuyo objetivo era poner fin a la represión y facilitar una salida a la crisis. El texto, que se había suavizado para recabar el apoyo de Moscú y Pekín, pedía el cese inmediato de la violencia y no imponía sanciones al régimen de Bachar el Asad ni autorizaba una intervención militar.
Pero China y Rusia -ambos, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y, por tanto, con derecho a veto- echaron abajo la iniciativa. Fueron los dos únicos países que votaron en contra. El embajador ruso en la ONU, Vitaly Churkin, justificó el rechazo diciendo que la propuesta no era equilibrada con ambas partes en conflicto en Siria y pretendía un "cambio de régimen", mientras que Li se quejó de que no recogiera las "razonables" modificaciones planteadas por Rusia. Siria es un importante aliado de Moscú en Oriente Próximo, gran comprador de armamento y alberga una base naval rusa.
La embajadora estadounidense en la ONU, Susan Rice, definió el bloqueo de "vergonzoso", dijo que muestra cómo Rusia y China "han vendido al pueblo sirio y han escudado a un tirano cobarde", y dijo que "cualquier baño de sangre que se produzca a partir de ahora estará en sus manos [de Moscú y Pekín]".
"Para impedir más baños de sangre y violencia es necesario poner en marcha inmediatamente en Siria un proceso político global, y es el pueblo sirio en lugar de las fuerzas exteriores quien debe decidir su destino", respondía ayer la agencia Xinhua.
China es tradicionalmente contraria a interferir en los asuntos internos de otros países, en gran parte porque no quiere sentar precedentes que un día pudieran afectarle directamente. Los levantamientos populares en el norte de África y los países árabes han provocado un gran nerviosismo en el Gobierno de Pekín, que desde hace un año tiene en marcha una dura campaña de represión contra activistas, abogados y disidentes, y ha incrementado la censura en Internet para evitar un posible contagio de las revueltas.
Rusia, por su parte, responsaºbilizó a los países occidentales del fracaso de la resolución del Consejo de Seguridad. "En Moscú lamentamos que los autores del proyecto de resolución sobre Siria no hayan querido hacer esfuerzos suplementarios y buscar un consenso", señaló el viceministro de Exteriores, Guennadi Gatilov. Rusia espera lograr algún avance con la visita mañana a Damasco del jefe de su diplomacia, Serguéi Lavrov.
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