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Urkullu y el Gobierno vasco se enzarzan por la situación económica

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el Gobierno vasco evidenciaron ayer el abismo que separa a nacionalistas y socialistas en Euskadi. En esta ocasión, con motivo de la delicada situación económica de la Administración autónoma. El líder peneuvista compareció en Bilbao para alertar sobre el peligro de una "quiebra inminente" en las finanzas que gestiona el Ejecutivo vasco, lo que el lehendakari, Patxi López, negó con rotundidad al afirmar que la solvencia está "fuera de toda duda".

Urkullu aprovechó los últimos datos del paro, que en enero creció en Euskadi casi el doble que la media española, como excusa para ofrecer una rueda de prensa en la que alertó de que la situación de la comunidad autónoma es de "extrema gravedad". Según desveló, su déficit podría situarse en los 1.000 millones de euros, un desfase económico que "amenaza con colapsar su acción inmediata".

Tras sembrar la incertidumbre, el líder peneuvista desató también la polémica al asegurar que había recibido una llamada "desesperada" del Ejecutivo autónomo, a través de un consejero cuyo nombre no quiso desvelar, en la que se solicitaba la ayuda del PNV "para encontrar soluciones o nuevas vías de ingresos extraordinarios" con los que poder hacer frente a la falta de liquidez. Urkullu recalcó su predisposición a "arrimar el hombro", aunque exigió como requisito previo un conocimiento detallado de la situación. "Primero, transparencia. Las cuentas claras", advirtió.

"Hundir Euskadi"

La reacción del Gobierno vasco no tardó en llegar, y elevó al máximo su listón de respuesta, informa Isabel C. Martínez. A través de un comunicado, fue el propio lehendakari quien desmintió la supuesta llamada de auxilio al PNV y la teórica situación de emergencia de las cuentas públicas. Como prueba, aportó el aplazamiento de un pago de 370 millones de euros que ayer mismo se concedió a las Diputaciones territoriales. López acusó al líder nacionalista de "manipular y empañar la imagen de Euskadi".

Más contundente en su crítica se mostró el PP, socio preferente del Gobierno autónomo. El líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, consideró las declaraciones peneuvistas como "el colmo de la irresponsabilidad" y acusó a Urkullu de ser "capaz de hundir Euskadi".

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