Sara González, voz de la Nueva Trova
Pablo Milanés y Silvio Rodríguez la eligieron para poner música a Martí
Era mucho más que la principal voz femenina de la Nueva Trova Cubana. Por derecho propio, y junto a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Noel Nicola, Sara González, más conocida como La Gorda, o simplemente Sara, fue protagonista, cofundadora y hasta el último día de su vida una de las figuras emblemáticas del legendario movimiento musical que renovó las formas trovadorescas tradicionales en la isla e hizo de la poesía y el fuerte compromiso social y político con la causa revolucionaria su bandera estética y artística.
Sara González, fallecida el miércoles en La Habana a los 60 años de edad debido a un cáncer, era una firme defensora de la revolución de Fidel Castro. No por casualidad recibió de manos del exmandatario cubano y del actual presidente, su hermano Raúl, los más altos honores de la cultura de su país. Sin embargo, más allá de las medallas revolucionarias, González era una resistente; y al igual que en lo político dio la cara por las cosas en que creía, defendió su libertad personal y sexual -su "delirio de amar mujeres", que diría el trovador Pedro Luis Ferrer- y se hizo respetar en medio de las intolerancias más feroces. Ambas cosas, su fidelidad al fidelismo y a ella misma, son rasgos de su biografía.
González nació en Cayo Hueso, un barrio obrero de La Habana, cuna de santeros y también de ilustres rumberos. Su padre era tabaquero y su madre costurera, pero dejaron que desde pequeña la niña se rodeara de música y baile. Las primeras clases de guitarra las tomó siendo muy niña y en 1966 ingresó en el conservatorio Amadeo Roldán para estudiar viola durante cuatro años. Posteriormente se matriculó en la Escuela de Instructores de Arte, y durante más de un año fue alumna de Leopoldina Núñez, a quien siempre consideró una de sus grandes maestras.
A comienzos de los años setenta, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés le propusieron musicalizar los Versos sencillos de José Martí y de ahí su primera vinculación a la Nueva Trova. Como ellos, se sumó al Grupo de Experimentación Sonora, del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica, un verdadero refugio y centro de vanguardia donde recibió cursos de interpretación, composición e instrumentación, bajo la dirección de Leo Brouwer. Autora de temas como ¿Qué dice usted? y Amor de millones, su voz sobre todo está asociada a himnos revolucionarios como Girón: la victoria, sobre la derrota de la invasión de Bahía Cochinos, o Su nombre es pueblo, de Eduardo Ramos.
Compartió escenarios con figuras como Joan Manuel Serrat, Chico Buarque, Mercedes Sosa, Pete Seeger y Roy Brown, entre otros. Hasta que se agravó su enfermedad, Sara González mantuvo viva una peña en La Habana, El Jardín de la Gorda, que compartía con sus amigos y admiradores.
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