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'Topografías de la memoria' reúne imágenes claves de los últimos 30 años

La Alhóndiga presenta más de 70 obras de la colección Ordóñez-Falcón

La memoria y la fotografía permiten al ser humano mantener intactos dos conceptos como el tiempo y el espacio. Partiendo de esa premisa, la Alhóndiga de Bilbao inauguró ayer la exposición Topografías de la memoria, un itinerario visual a través de 71 obras de 28 relevantes fotógrafos contemporáneos, la mayoría de ellas tomadas en las últimas tres décadas, cuyas tendencias y temáticas han marcado el devenir de la creación artística actual.

La muestra está comisariada por Carles Guerra, conservador jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), y configurada a partir de los fondos de la colección Ordóñez-Falcón, una de las más importantes de España en fotografía. También cuenta con la colaboración de Tenerife Espacio de las Artes.

La exposición, que podrá visitarse hasta el próximo 15 de abril, reúne "la mejor colección actual de fotografía en España" insistió Guerra. En la primera sala se expone la serie de Richard Prince Spiritual America, con imágenes que "refotografían" la realidad americana, retratando prototipos recurrentes de los anuncios de Marlboro. Enfrente, una muestra de Ken Luma retorna el lenguaje a las piezas con gran impacto visual.

En la sala central, más amplia, un vídeo rompe la distinción entre imágenes estáticas y en movimiento con una escena de calle que se reproduce una y otra vez en un bucle con juegos de espejos. Destaca la obra de Gabriele Basilico, experto en conjurar realidades muy distantes y generar una nueva con sentido. Es el caso de las dos imágenes expuestas, un Beirut en guerra y el Bilbao industrial de los años noventa. En esta sala también destaca la obra de Beat Streuli, que muestra microsegundos urbanos y transeúntes ensimismados, y la serie Domingos marginales de Xabier Ribas. Este fotógrafo, uno de los más consistentes del panorama español, refleja en sus imágenes el ocio cercano a las huellas de la industrialización en el extrarradio de Barcelona.

La tercera sala exhibe piezas clásicas, como That Solitary Man, de Dorothea Lange, una de las autoras que mejor reflejó el colapso social de la Gran Depresión. Las imágenes de August Sander, que retrató el periodo de entreguerras en Alemania, y de Roy Arden, que reflejó los cambios de ciclo desde la industrialización hacia el consumismo, completan el recorrido por la primera mitad del siglo XX. Por último, en la cuarta sala qeudan los 19 retratos de Thomas Ruff, cuyo formato recuerda a las fotos de carné, sin rastro de subjetividad. Ruff busca reflejar la sociedad burocrática y deshumanizada propia de los países desarrollados.

En su intervención final de ayer, Carles Guerra resumía así la esencia de Topografías de la memoria: "La fotografía ya no es un arte inocente. Refleja las contradicciones sociales, produce debates, remedia injusticias y trasciende el mero valor documental para convertirse en símbolo de una época".

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