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Querella por una plaza de investigador en la universidad

Un biólogo de alto nivel denuncia al tribunal que evaluó el proyecto con el que aspiraba a consolidar su puesto

El biólogo José Ramón Vidal no desiste en su empeño por demostrar que el tribunal que en 2009 lo calificó en un concurso para consolidar su plaza en la Universidade de Santiago no actuó con la distancia que debería. Este investigador, que se quedó en paro después de cinco años como contratado del prestigioso programa Ramón y Cajal y varias estancias en el extranjero, acaba de presentar una querella criminal por prevaricación contra los cinco miembros del tribunal que evaluó su proyecto -que recibió una nota de 1,7 sobre 10- y otra por falsificación de documento oficial contra una de las tres vocales, la actual decana de la Facultade de Bioloxía, María Luz González Caamaño. La plaza por la que competía, junto a dos personas más, fue declarada vacante porque, según afirmó en su día Ignacio Zarra, secretario del tribunal, los méritos de los tres aspirantes "no eran suficientes desde el punto de vista de la investigación y tampoco del docente".

Los evaluadores defienden que el proceso fue limpio y se ajustó a las normas

"Sigo luchando por la dignidad de la Universidade de Santiago", asegura Vidal. Desde que hizo público su caso a mediados del año pasado, dice haber sido objeto de una campaña destinada a desprestigiarlo. "El tribunal me rechazó por intereses personales o de otra índole. Soy un competidor para ellos, porque desde nuestro grupo captábamos más proyectos y muchos investigadores querían venir a nuestro grupo", explica el biólogo, que en los dos años anteriores al concurso dirigió cuatro investigaciones. En los cinco años que duró su contrato Ramón y Cajal, captó 600.000 euros en proyectos, 400.000 como investigador principal. En julio, Vidal empezó a consultar su caso con abogados y a reunir pruebas que, afirma, sustentan su acusación. Ha solicitado "dos informes externos e independientes" que valoran en 8 el proyecto al que el tribunal no le concedió más que un 1,7. Junto a la querella aporta el documento que, siempre según la versión del investigador, atestigua su incorporación a un proyecto anterior solicitado por la actual decana de Bioloxía, miembro del tribunal. "Me incluye en su grupo con una firma falsa. Yo no sé nada de ese proyecto. Me usó [González Caamaño] en su propio beneficio", acusa el investigador, ahora contratado con cargo a un proyecto para estudiar la función de los genes en la floración de la vid. Alaba el trato recibido por el anterior rector, Senén Barro y por el actual, Juan Casares Long, aunque reconoce que la situación económica en la universidad dejó su caso en un segundo plano.

El presidente del tribunal, el catedrático Jaime Gómez Márquez, desmiente la versión del investigador e insiste en que en todo momento se mantuvo la pureza del proceso. "Obramos siguiendo la normativa de la Universidade y nuestro criterio profesional. La decisión fue por unanimidad. Es la primera vez en mi vida que me encuentro en una situación de este calibre".

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